20/09/2024 07:59
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A nadie le amarga un dulce y a todos nos agrada recibir un regalo. Tanto que, algunas veces,  cuando se olvidan de  hacerlo nos “autorregulamos” lo que esperábamos. Somos así los humanos. Pues bien,  hoy les propongo que se den un gusto al alcance de todos. Estoy convencido de que hay pocas cosas tan valiosas, y al mismo tiempo tan fáciles de lograr y que sin embargo son pocos los católicos que lo consideren un tesoro.

Estoy pensando en esa obra maestra que, según  el autor de la misma,  no se debió a su ciencia ni a su maestría, pues él, limitó  exclusivamente a dejar llevar su pluma de la mano de la Madre de Dios, de la Santísima Virgen María.

Así lo creyó siempre San Ignacio de Loyola. Me imagino que  mis  lectores  han adivinado ya  que estoy hablando de los Ejercicios espirituales ignacianos.

Les aseguro que, si de algo estoy convencido es de la vital  importancia  de los mismos para mantener viva la Fe y  por esa razón, a  lo largo de mi vida, me he encerrado en las Casas de Ejercicios,  más de sesenta veces,  durante al menos cinco días -aunque la mayoría han sido ocho-.  Mi propósito fue siempre hacerlos anualmente  pero no siempre fue posible. Con todo entre los quince y los noventa años he fallado pocas veces.

Créanme no conozco ningún “tesoro” mejor y es fácil de entender si damos por seguro que Dios nos creó para estar con Él disfrutando de una Eternidad feliz. Si no lo ven así, mi argumento carece de fuerza. Pero
Él nos lo ha dejado claro -y no engaña nunca- por lo tanto, usemos la lógica más simple: ¿Quién de ustedes se imagina que  puede pilotar un Jumbo o un avión de combate supersónico sin haberse preparado y sacado el título de piloto?  Solo un loco se pondría a los mandos de esos aparatos e intentaría tomar tierra en  un Aeropuerto. Me pregunto, pues: Si no es nada fácil aterrizar con un avión supersónico, ¿creen  ustedes que es mucho más fácil “aterrizar en la Eternidad” sin haber  hecho prácticas previamente y sin haber sacado el “título de piloto”? Sobre todo teniendo una oportunidad única de “tomar tierra” en la “Eternidad” sin estrellarnos.

Si tengo dos dedos de frente la consecuencia es evidente: He de encontrar el modo de “conseguir la capacitación imprescindible  para no fallar en la “toma de tierra” más importante de mi vida.

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¿Existe alguna escuela de pilotos? Mi respuesta es afirmativa. La fundó –si nos fiamos de San Ignacio—la propia Virgen María cuando le inspiró la redacción del libro de los Ejercicios Espirituales. Si los frecuentas acabarás siendo un experto en aterrizajes perfectos  cuando Dios te llame a su “Aeropuerto”…

Todos los papas, desde Pablo III que los aprobó en 1548,  han apoyado con sus enseñanzas y sus escritos y presentado su práctica como “el método más seguro de salvación y perfección  de las almas”.  Por eso me permito invitarte a que te regales la mayor joya que existe, y aproveches esta Cuaresma para hacer una tanda de Ejercicios Espirituales. Yo procuré –desde que me jubilé-  elegir los días de la Semana Santa para hacerlos y solía pasar  esos días sagrados encerrado en Caussade  -cerca de Montauban- donde los predicaba el Padre Marziac,  un director genial –¡lo humano también ayuda!—, ex misionero en Costa de marfil (Côte d’Ivoire). Él  los empleaba, incluso, para convertir a los paganos. (Tenía gracia cuando nos contaba la que se armaba, cuando al finalizar tenían que elegir, una entre sus varias esposas. A los ejercitantes  nos facilitaba  el sacarles mayor provecho.

Estoy seguro de que me agradecerán el consejo si se deciden a “encerrarse”. Pero donde se prediquen los auténticos  de San Ignacio. No es fácil,  porque ahora todo lo han “aguado”. Me fui a Francia a practicarlos  pues  en España me habían  decepcionado los “nuevos métodos” – fruto del postconcilio-. Unas buenos Ejercicios exigen una primera “Semana” dura, para limpiar el alma  y permitirte luego ver con claridad. Y,  eso,  supone enfrentarte con las “postrimerías”.

Recuerdo que en los años cincuenta nos contaba el director que,  predicándolos en Italia a unas alumnas de monjas, éstas le aconsejaron: “Sobre todo no las asuste…no les hable de la muerte y el infierno…que son muy sensibles…”

En los años ochenta me vino a la memoria ese recuerdo viendo que de los “nuevos Ejercicios”  habían suprimido lo que “hiere la sensibilidad”… y decidí irme a Francia donde seguían creyendo  en el “Principio u fundamento”  y en todo su entorno… ¡Qué error más nefasto dirigir la Iglesia con principios “sensibles” y blandengues,  en vez de principios “lógicos y sólidos” – mucho más fríos y duros, como los pide la virilidad— Desgraciadamente todo se ha “amariconado” con el feminismo y la sensiblería reinantes… a los que la Iglesia les abrió las puertas.

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Sin duda San Ignacio de Loyola fue un genio de la psicología antes de que se “inventaran” esa ciencia.  Todo lo han complicado, cuando Dios lo creo muy simple. A “tener sentido común” los  llaman ahora “dominar la psicología”… Uno de los grandes tesoros de la educación recibida en los maristas, fue enamorarme del “sentido común”. San Marcelino Champagnat es un gran santo  que ha influido en la educación de los mejores,  porque  brillo por su “sentido común”  y lo supo irradiar con su método de educación.

Para desgracia del Mundo futuro, la Sinagoga de Satanás ha conseguido que ya no sea posible a los santos crear congregaciones enseñantes. El mundo se educará según los dictados únicos y satánicos de los Gobiernos, Y la Sociedad lo deja hacer sin reaccionar. Desgraciadamente,  los “católicos de choque” se “fraguan” casi exclusivamente, en las tandas de Ejercicios Espirituales y éstos cada vez se practican menos…Yo lucharé hasta el fin para  evitarlo. Espero me entiendas si eres inteligente y aproveches la invitación.

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.