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No es ninguna sorpresa que la llegada de Joe Biden a la presidencia de EEUU es una mala noticia para los patriotas de todo el mundo y de Europa en particular. Pero la victoria de los Demócratas es aún peor para países como Hungría y Polonia, cuyos gobiernos han defendido a ultranza su soberanía nacional frente al proyecto federalista y globalista de la Unión Europea y han considerado a Trump como un referente. Las relaciones de ambos países con los EEUU durante la administración Trump nunca habían sido mejores. El ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Petér Szijártó, señalaba en octubre que “el presidente de los EEUU y el primer ministro húngaro tienen puntos de vista similares con respecto a la inmigración ilegal, la protección de las fronteras, la seguridad, el apoyo a las familias y la protección de las comunidades cristianas”. En enero de 2020 Polonia y EEUU firmaban una declaración conjunta para avanzar en la colaboración militar de ambos países. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, manifestaba entonces: “Donald Trump se toma los intereses de seguridad nacional polacos muy en serio, y estamos muy satisfechos con eso en Varsovia”.
Toda esa empatía ha llegado a su fin y las declaraciones de los Demócratas apuntan claramente en esa dirección. En un evento televisado en octubre por el canal ABC, Biden criticó duramente la política internacional de Trump. A pesar de no haber declarado ninguna guerra y haber logrado importantes acuerdos de paz, Biden consideró que la política exterior de Trump fue fallida y carente de sentido. Respecto a Europa Oriental, el entonces candidato Demócrata dejo clara su postura: “Uno ve lo que ocurre desde Bielorrusia hasta Polonia y Hungría, y el ascenso de los regímenes totalitarios en el mundo. Este presidente se abraza con todos los matones de este mundo”. Es decir, para Biden, Polonia y Hungría son regímenes totalitarios comparables a Bielorrusia.
En noviembre, durante un panel de discusión del Foro Económico Mundial, el que fuera secretario de estado con Barack Obama y futuro delegado especial para combatir el cambio climático, John Kerry, señaló que era necesario un “Gran Reseteo” y que la crisis del coronavirus podría servir para detener lo que definió como “nacional populismo” en el mundo. En el foro, en el que también estuvo presente la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, Kerry señaló: “Y sí, el Gran Reseteo ocurrirá. Y creo que ocurrirá a una mayor velocidad e intensidad de lo que la mayoría de la gente podría imaginar. De hecho, los ciudadanos de los Estados Unidos acaban de hacer un Gran Reseteo. Hemos hecho un Gran Reseteo. Y fue un nivel récord de votación”. Estados Unidos vuelve a la senda globalista y lo hace pisando el acelerador. En palabras de Biden, “Estados Unidos está de vuelta y listo para liderar el mundo”.
Por último, no podemos olvidar al gran icono progresista, Barack Obama, que también ha señalado el carácter “antidemocrático” de Hungría. En un show emitido este pasado domingo, “Ocho preguntas para el presidente Obama”, el expresidente manifestó que “ese conflicto, esa batalla entre una visión democrática más inclusiva, y otra que va de arriba a abajo, de dominador a subordinado, es una contienda que está teniendo lugar en los Estados Unidos y en todo el mundo. No va a terminar solo porque las elecciones han acabado y Donald Trump fue derrotado, porque ves ejemplos de esto en las Filipinas y Hungría, en distintos países en África y Asia, y por tanto esa contienda va a continuar”. Petér Szijártó respondió a Obama en el canal de televisión RTL Klub: “No se debe olvidar que, en Hungría, el puesto de primer ministro no se gana en la lotería, sino después de haber ganado unas elecciones, lo que significa que la gente votó por él”. Pero para el premio Nobel de la Paz, que mantuvo a Estados Unidos en guerra durante sus ocho de años de mandato, no importa lo que vote la gente, lo que importa es que voten “bien”.
Ni Hungría ni Polonia pueden esperar nada bueno del nuevo ocupante de la Casa Blanca o de su más que posible sucesora, Kamala Harris. Desde Budapest, Orbán señalaba que esperaba que la política exterior de Biden fuese mejor que la del último, en referencia a Obama. En palabras de Ryszard Legutko, eurodiputado de Ley y Justicia, “el resultado de las elecciones estadounidenses es una mala noticia para el mundo occidental” porque Estados Unidos se asemejará a “la Europa de izquierda y liberal”. En septiembre, la embajadora de los EEUU en Polonia hizo unas lamentables declaraciones contra el gobierno polaco en apoyo de los “derechos” LGBT, sus amenazas pueden ser un ejemplo de lo que está por llegar. Vienen tiempos difíciles para Hungría y Polonia, solo cabe esperar que cuanto mayor sea la presión mayor sea la resistencia de los, hasta ahora, irreductibles húngaros y polacos.
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