02/05/2024 00:08
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Javier A. Richard, Ingeniero Técnico Naval, es Caballero y Miembro del Excmo. Consejo Supremo de la Orden Hospitalaria de San Juan Bautista y Caballero de la Asociación de Amigos del Castillo de Calatrava la Nueva, entre otras muchas distinciones. En esta entrevista nos habla de su pasión por los castillos y su labor de divulgación a la que ha dedicado gran parte de su vida.

¿Cómo nació su afición por la historia medieval? Y, dentro de ella, ¿por qué le fascinó el mundo de los castillos?

Trataré de contestar las dos primeras preguntas juntas, pues difícilmente las puedo separar. Ya desde muy niño siempre que pasaba en coche o autobús desde mi ciudad, Ciudad Real, a Piedrabuena, villa donde mis padres tenían algunas propiedades, al pasar por un lugar donde existe una torre, antigua torre de defensa y aviso de la Orden de Calatrava, gritaba sin parar “¡mira, mira mamá, mi torre de Javier!”.

Pero como muchos pueblos de la Mancha y de toda España, en lo alto de pueblo de Piedrabuena, apenas reconocible por estar convertido hace muchos años en plaza de toros, se encuentra el Castillo de Mortara. Pero si de este castillo apenas me percataba, no me ocurría lo mismo con otro que también existe próximo a Piedrabuena; en lo alto de una de las montañas que rodean este bonito pueblo se asienta el castillo de Miraflores, primero de los árabes y después de la Orden de Calatrava, del que llegaría hacer una pequeña pero romántica novelita.

Con estos ejemplos y otros muchos que podría escribirle, fui “queriendo” a los castillos, hasta el punto de querer estudiar historia y/o arqueología, que no lo hice porque mi padre se opuso, pero mi afición no murió, estaba “dormida” y aparecería años después ¡y de qué forma!

Mi pasión por los castillos se desarrolla extraordinariamente cuando mi director espiritual, el Rvdo. Padre Miguel de Bernabé, nos habla un verano de la Orden de Calatrava, preparando un viaje que haríamos próximamente. ¡Qué sorpresa para mí, yo que había nacido en Ciudad Real donde dicha Orden había asentados sus reales desde el principio y desde allí se había desarrollado tan espléndidamente, y no sabía nada de ella!

Aunque de muchos castillos se conservan vestigios y otros aparecen muy austeros y parcos, ¿qué tesoros y misterios encierran en su interior?

Mi respuesta viene de la visita que realizamos al poco tiempo, en la ruta de Calatrava, al Sacro-Convento-Castillo de Calatrava la Nueva, en Aldea del Rey, que fue la segunda Casa Matriz de dicha Orden, que antes le mencionaba. El primer castillo de la Orden fue Calatrava la Vieja (en Carrión de Calatrava). El nombre de Calatrava deriva del árabe Qal’at Rabah.

Cuando el viajero contempla esta inmensa fortificación de Calatrava la Nueva en la cima del monte llamado “el Alacranejo”, queda sobrecogido por su majestuosidad y belleza; parece que es una imponente águila dispuesta a lanzarse al espacio infinito. Así es como vi por primera vez este castillo y ¡cómo no me iba a enamorar de él!

Pero esto es sólo el principio, pues, cuando comencé a investigar sobre él y la orden militar, tomar notas y visitarlo una y otra vez durante muchos años, al ir profundizando en sus piedras y sobre todo en las personas que vivieron entre estas paredes, me fui transformando.

Esto es lo importante que me pasó. Las piedras, siendo tan hermosas en su majestuosa grandeza, me hablaban de las personas que allí vivieron… Y me pregunté por qué se fueron allí, por qué tantos jóvenes nobles caballeros de 16 y 18 años emprendieron su subida a aquella fortaleza y entregaron TODO, sus armas, su escudo, hasta su apellido, y revestidos del nuevo caballero fueron capaces de dar hasta su vida por hacer un mundo mejor, la reconquista del resto de la península por y para su rey y Dios.

Generalmente todos los castillos tienen su belleza arquitectónica. Unos más bellos que otros, pero todos expresan su reciedumbre, su virilidad, eso que ahora está tan menospreciado por gran parte de la sociedad. Pero, a todo joven, también a menos jóvenes, dentro de nosotros nace la mima ansia de ser recio, fuerte y virtuoso (tanto en los hombres como en las mujeres).

España es tierra de castillos, de hecho, la etimología de Castilla e incluso la de Cataluña alude a estas grandes fortalezas.

Cuando pensamos en el origen de los castillos, es fácil asociarlos a la Edad Media, pero lo cierto es que estas edificaciones son mucho anteriores a esta época. Precisamente castillo proviene de “castellum, diminutivo de castrum” y eran los campamentos fortificados de los romanos.

Ya desde los tiempos más primitivos, el Neolítico, se construyeron estos castros en las colinas o montes para defenderse mejor, y los romanos perfeccionan su construcción.

Y así es como cuando llega la Edad Media, que eran momentos convulsos, de gran revuelta social y, por lo tanto, de gran inseguridad, el castillo prolifera su construcción.

La península Ibérica es invadida por los musulmanes de distintas razas y épocas, pero los cristianos, venciendo sus guerras personales y de banderas, divididos por distintos reinos, se van expandiendo hacia el sur, ganando terreno a los muslimes. Para ello van construyendo castillos en los que se defienden y apoyan a la población que baja a repoblar de nuevo las tierras cristianas. Castilla es un claro ejemplo de esta expansión y de este crecimiento de sus castillos, de ahí el nombre del gran reino de Castilla, y también de León.

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Castilla es conocida por tener un nombre que significa tierra de castillos. Durante la Edad Media, la zona fue frontera entre cristianos y musulmanes, y por tanto durante esta época fue el inicio de construcciones de sus castillos y fortalezas. Más adelante, la lucha entre diferentes familias nobles y reales, sería otro de los motivos para empezar a levantar nuevas fortificaciones e incluso palacios.

La lista de castillos en los reinos de Castilla y León es enorme y realmente de una belleza extraordinaria: Castillos de la Mota, de Ampudia, de Medina, de Peñafiel, de Iscar, de Coca, de Cuellar, de Arévalo, de Ponferrada, de Gozmar ….etc.

A raíz de Santa Teresa el castillo ha sido símbolo de fortaleza espiritual y de vida interior…

Quienes visiten el Castillo de Escalona quedarán admirados por su porte gótico exterior y mudéjar en su interior, famoso en su época por su suntuosidad, que fue construido por el famoso Condestable de Castilla Don Álvaro de Luna. Excelente oportunidad para conocer una fortaleza de uso militar y residencial, y con mucha historia. Inicialmente fue una fortaleza romana, después musulmana y al ser tomada por Don Alfonso VI de Castilla, fue fortalecida por este como defensa contra los ataques de almorávides y almohades en el siglo XII.

Pero la visita a este castillo, de por sí muy interesante, lo es muchísimo más si recordamos ante su capilla, sita en el centro del Gran Salón, que en este lugar Santa Teresa comenzó a escribir, o al menos se inspiró, “Las Moradas o Castillo Interior”, como cuenta la misma Santa “que ha tenido ocasión de verla de cerca, pues en ella pasó uno o dos días en 1568, invitada por la marquesa de Villena”.

En su relato nos cuenta lo que vivió: “La imagen del castillo y del espejo se han fundido y la adusta fortaleza de Escalona se ha poetizado convirtiéndose en un castillo de diamante o claro cristal, en cuyo centro se imagina la Santa la morada de Jesucristo”.

Como puedes comprender, querido amigo, recordar a nuestra gran Santa en Escalona hace que este castillo tome dimensiones casi míticas.

Igualmente usted se ha dedicado al estudio de las órdenes de caballería. ¿Qué importancia han tenido estas órdenes y cuál tienen en la actualidad?

Efectivamente por todo lo que le he ido diciendo todo lo referente a la historia medieval me ha entusiasmado y me ha hecho más y mejor cristiano. Sin darme casi cuenta escribía bastante sobre temas medievales y así he llegado a editar cinco libros (“Luces y Tinieblas. Historia de la Orden de Calatrava”, “La Historia del Castillo de Sancti Petri” sito en una isla de Cádiz, “Los Templarios. La verdad de los Templarios”, “Fernando III, Cruzado y Santo”, “Las Ordenes Militares y Hospitalarias más importantes europeas”), y estoy escribiendo otros libros (“Historia de la Orden Alcántara”, “Castillos y fortificaciones de Cádiz y su provincia”).

Así pues, es bien claro que he dedicado mucho de mi tiempo al estudio de la historia y en especial del medioevo y de las órdenes militares.

Para mí han tenido una gran importancia, casi vital, pues “viendo” como se comportaban aquellos jóvenes veía como tenía que hacerlo yo. Porque al igual que aquellos, yo también podía ver que el ser caballero de Cristo era igual que entonces. Que mi castillo, si no sería como aquellos, si lo era estando conviviendo con personas que eran mis próximas y tenían mis mismos ideales y luchaban por hacer, junto conmigo, un Mundo Ideal como entonces y como es una obligación como cristiano católico. Por tanto, sí que son actuales las órdenes, pues ningún cristiano puede serlo si no está incluido en algún grupo con quien desarrollar la misión que tenemos los cristianos.

¿Cómo nace la Asociación Española de Amigos de los Castillos y con qué fines?

Su nacimiento fue el fruto de la inquietud y activa labor de un grupo de personas preocupadas por la destrucción y desaparición sistemática de los castillos españoles. Joyas únicas en Europa que, por el tiempo, la desidia de los hombres o su utilización como cantera, iban borrándose rápidamente del perfil de nuestros paisajes, llevándose su figura clásica y gran parte de nuestra historia.

El grito de alarma de este primer grupo de amigos, aunque al principio fue recibido con cierto escepticismo, de ahí vino la fundación de nuestra asociación, que tuvo de inmediato eco y buena acogida en todas las capas de la sociedad.

Tenemos una gran deuda de gratitud con estas personas, entre las cuales cabe destacar al Marqués de Lozoya, primer Presidente de la A.E.A.C., don Casto Fernández-Shaw, don Valeriano Salas, Conde de Gamazo, don Jaime Masaveu, don José Fernando G. de Calderón, y el Marqués de Sales, que entre otros formaron la vanguardia en la lucha por los castillos.

Por lo dicho anteriormente, los fines de la asociación son contribuir a la conservación, revitalización y protección, moral y material, del patrimonio monumental fortificado español y estimular el estudio, conocimiento e interés por los castillos, poniendo de relieve y propagando su importancia artística, histórica y cultural, de modo que se fomente su conocimiento y se facilite con medios adecuados la labor investigadora.

Es natural que cuando conocí a la Asociación, precisamente por la lectura de su revista, pidiera al Marqués de Sales, en aquel entonces su Presidente, que me admitiera, y que este en breve me pidiera que reabriera la Delegación de Cádiz, desaparecida algunos años atrás. Cosa que hice y llevé su presidencia durante 19 años, que fueron de gran esfuerzo, pero de una extraordinaria satisfacción personal al ver sus resultados.

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¿Somos conscientes los españoles del riquísimo patrimonio que tenemos de castillos?

Sinceramente, en la mayoría de los españoles, NO. Tal vez, recientemente con el turismo interior se haya incrementado esta necesidad de visitar y conocer nuestra gran riqueza arquitectónica de los monumentos y castillos españoles. Pero por desgracia no es frecuente ver a jóvenes en estos lugares.

¿Por qué? Yo creo que a estas generaciones actuales no se les enseña a conocer y a amar su tierra. Los ideales, el sentido del honor, de la educación, del respeto a las mujeres y a los demás, a la Patria, y sobre todo el amor a Dios y nuestra Madre la Virgen María, se han deteriorado de una forma extraordinaria, y cada generación va a peor porque les falta un cristianismo de verdad, que es quien forma real y totalmente al hombre.

Usted se dedicó durante muchos años a impulsarla en Cádiz y difundir el riquísimo patrimonio de castillos de la provincia… ¿Cuál es el valor artístico de los castillos gaditanos?

Como antes he dicho, efectivamente he dedicado unos cuantos años, muy importantes, al fomento de la cultura y de la castellología en Cádiz y su provincia, con todos los medios e inteligencia que disponía. Pude conseguir que prácticamente la élite cultural de Cádiz me apoyara y secundara, y así tuvimos magníficas conferencias por los mejores historiadores y profesiones de la arquitectura militar, y todo ello apoyado con estupendas excursiones por Cádiz y su provincia, y de gran parte del territorio de nuestra querida España, en los que visitamos admirablemente nuestros castillos y fortificaciones.

Grandes recuerdos me traen a la memoria los muchos viajes por tierras de Extremadura, La Mancha, Castillos de las órdenes de Calatrava y de Santiago, tierras de los reinos de Castilla y León, del reino de Aragón (incluyendo a los condados de Cataluña, siempre fueron de la corana de Aragón) y del reino de Murcia.

A estos múltiples y bellísimos viajes por todos los reinos de España, debo añadir los viajes que hicimos por Europa (Portugal, Francia, Alemania y Rusia).

Finalmente ¿cuál es su importancia histórica?

¡Muchísima! Durante dos siglos los límites entre los reinos medievales de Castilla y Granada fueron muy estables o inestables por épocas. Esta situación llevó a que algunos pueblos de la provincia de Cádiz se les colocara una terminación o locución en su nombre relativo a esta circunstancia “La Frontera”.

Solo hay que ver que gran parte de sus pueblos tienen de segundo nombre “de la Frontera”: Jerez de la Frontera, Chiclana de la Frontera, Conil de la Frontera, Vejer de la Frontera, Jimena de la Frontera, Castellar de la Frontera… etc.

La frontera del reino de Granada con el reino de Castilla fue una tierra de nadie, peligrosa, llamado por algunos autores como la Banda morisca o “La Frontera”. Durante su duración, este territorio de frontera tuvo una gran importancia militar, política, económica, religiosa y cultural. Fueron más de dos siglos de luchas, rapiñas, raptos, intercambios culturales, comercio legal e ilegal que justifico cargos militares exclusivos para la zona como el Adelantado Mayor de la Frontera.

El ideal caballeresco se mantuvo a posterioridad, en la más avanzada Europa, por los contrapuestos espíritus de cruzada cristiana contra la yihad islámica, dado que era la frontera entre dos grandes religiones no solo de dos reinos. Bueno, he dicho dos religiones erróneamente, mejor deberíamos decir, una religión (la cristiana) y una secta (el islam).

Las plazas fuertes de la frontera del lado nazarí solo fueron cayendo con cuentagotas junto con pueblos como Tarifa y Gibraltar hasta que finalmente en los últimos años del siglo XV, con la unión de Fernando e Isabel la Católica, se creó un reino poderoso y cristiano. Reyes con el ansia de devolver para la cristiandad la totalidad de la península ibérica. Cádiz contribuyó eficazmente a este fin, por lo que creo que bien merece reconocer a la provincia de Cádiz este mérito en la reconquista del reino de España.

 

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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