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Los palentinos, también tenemos nuestro “Cristo de Corcovado”. Desde que tengo uso de razón tengo grabado en mi retina el “Cristo Lotero” –así llaman, los labradores de mi tierra, al Cristo “del Otero”—de cuya protección nos aprovechamos cuantos hemos nacido en esa bendita tierra. Que Santa Teresa, consideró que abrigaba a la mejor gente que había conocido. Ahora bien, no siempre fuimos tan buenos, porque en el siglo VI, echamos de Palencia a pedradas, a Santo Toribio quien halló refugio, precisamente, en ese “otero” que tiene Palencia al norte de la ciudad. Cuenta la tradición, como el río Carrión les dio una lección a nuestros antepasados, inundando las calles de la capital y, para remediarlo, tuvieron que ir allí, a pedir perdón al Santo. Y con el tiempo, dio origen a la romería de Santo Toribio y a la “pedrea de pan y queso” por parte del Ayuntamiento.
“Nuestro Cristo del Otero” obra del escultor palentino Victorio Macho, se construyó tres años después de nacer yo y, desde entonces lo veo presidir la ciudad y cobijarla. Y nos libró de vivir el “terror rojo” de nuestros vecinos, los montañeses, y que yo, con ocho años, sufrí pues mi tío – y padre y madre a la vez— me envió a pasar las vacaciones en Santander…. (Esto me ha sugerido la idea de escribir un artículo sobre “los ‘niños de la guerra’ ”)
Es costumbre muy española, aprovechar los montes, los collados y los oteros del mundo entero, para colocar imágenes del Salvador, de su divina Madre y de los santos –en especial San Miguel— como testimonio del Reinado de Cristo sobre el mundo. El Caudillo — hombre de fe– decidió colocar el cerro de Cuelgamuros, una cruz, ¡única por sus dimensiones y por su significado! Proclamaría que Cristo reinaba en España, y que los españoles nos habíamos reconciliado a su sombra.
El mundo entero –el que visitó Madrid—quedó asombrado de esa maravilla de la arquitectura y de la Fe. Ahora bien, el Infierno, su Jefe y las huestes precipitadas por Dios en el eterno lugar de tormentos que por un misterio insondable pueden luchar contra el Hombre nunca han digerido esta audacia de Franco y, los “hijos de Satanás al servicio de Sinagoga tienen orden de volarla.
Me imagino que la Santísima Trinidad cuando echa su mirada sobre es maravillosa esfera que puso en el Universo con todo el cariño del mundo para alojar a su creatura preferida, debe disfrutar viendo el símbolo de la Redención a escala mastodóntica, protegiendo la capital de España y habrá decidido que nunca lo consentirá. Ya ha permitido demasiados ataques contra la nación que fue su segundo “Pueblo elegido” y ha dicho: ¡Basta! ¡Hasta aquí hemos llegado! Y ya habrá elegido a los nuevos “Trescientos de Gedeón”. Me permito pedir a mis lectores que para que el Señor afiance esa resolución, cuanto aun creemos en la Iglesia y en el Evangelio, recemos cada día por esa intención. Tomemos en serio, la defensa del Valle de los caídos y de su Cruz.
Como católico de a pie, no introducido en el funcionamientos de los Jerarcas de Roma. –ni siquiera en los de las diócesis ni en los de las órdenes religiosas que pesan más en el Gobierno de la Iglesia—me gustaría peguntar; ¿Por qué se conocen ciertas glorias de la Iglesia, —cuando no se deben a España– y es tan desconocido por el Mundo católico lo que el Catolicismo le debe a España?
Eso se ve en los “detalles”, que es la forma de enterarse siempre de cualquier realidad. Cuando daba consejos a mis alumnos siempre le enseñaba la técnica “para no ser engañados” con un ejemplo: Si quieres ver el “orden reinante en una casa” no juzgues por lo que ves en el recibidor o en el salón, –que siempre estarán limpios y ordenaditos– sino, arréglatelas para “mirar por las ventanas” más escondidas de la casa y podrá ver el resto…lo que “no es fachada”.
Los “detalles” son los que indican el menosprecio del mundo católico por cuanto ha hecho o tiene España. Veamos uno: cada tarde mi mujer y yo rezamos el Rosario sintonizándolo en la emisora católica “EWTN” (USA), ¿qué ves en los avances de la “presentación” del “Rosario desde Lourdes”)? , una imagen del “Cristo del Corcovado”; y, cada día me pregunto: “¿Por qué no aparece en su lugar la “Cruz del Valle de los Caídos”? No hay que ser un genio para tener la respuesta: —Pues porque todo el mundo católico conoce la imagen del Cristo que protege a Río de Janeiro, pero no ocurre lo mismo con la Cruz de Cuelgamuros.
A los obispos del mundo, España no les “dice nada”…– ¡salvo a los que más valen!; “esos” nos conocen y nos valoran, mejor que nosotros–. Solo nos faltaba un “papa hispanoamericano” que ignora o menosprecia, la herencia de España en el Mundo.
¿Hacen algo los obispos españoles –¿hacen valer su peso en el Vaticano?— para que “los católicos del mundo” conozcan lo que España ha hecho para agradecer a Dios su Fe?
Por supuesto, alguno sí, pero son tan pocos, que no cuentan, y ningún católico que no sea español o hispanoamericano, moverá un dedo para romper los morros de los cretinos emperrados en derribar la Cruza de Cuelga muros. Por supuesto es de ingenuos esperar que, quienes consintieran la Profanación de la Basílica del Valle, sin rechistar y dando todo tipo de facilidades con la bendición de Francisco, vayan a mover un dedo para impedir la destrucción del símbolo de nuestra Fe. ¡Pobre y despreciable Jerarquía! Y es una pena, porque son los sucesores de los Apósteles. (Por supuesto, este artículo, “ellos” ni lo leerán, ni acusarán recibo)
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.