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Entrevista a José Sánchez Toledo, analista y escritor de historia militar del mundo antiguo, especializado en Grecia y Roma. Recreador histórico y fundador del grupo Legio VII Clavdia Pia Fidelis.
¿Por qué esta afición por Roma?
Creo que la razón se debe a que de pequeño iba mucho a Mérida porque mis padres y yo somos de Extremadura. Pero la verdadera catarsis cultural fue toparme con los libros de Peter Connolly, un escritor e ilustrador del mundo antiguo. Así empecé a leerme todos los libros que había en español sobre el ejército romano y cuando cumplí los 18 fui varias veces a Londres a comprar libros sobre las legiones romanas que no teníamos en España, y de esa manera aprendí inglés. Me apasioné cada vez más por Roma y en 2004 tuve la oportunidad de publicar mi primer libro “Imperium Legionis” con la editorial Andrea Press, y posteriormente hice una colección de 40 fascículos para Planeta Agostini, “Soldados de plomo de la Antigua Roma”.
Además de su pasión por la historia militar romana dirige un grupo de recreación histórica. ¿Cómo llegó a ese mundo?
Lo cierto es que conocer y leer tanto sobre un tema te acaba llevando a querer experimentar cómo era vestir esa armadura, cómo combatían o cómo formaban, quería descubrir lo que no se aprende en los libros y eso me llevó al recreacionismo. Así empecé a conocer a los grupos de fuera de España, sobre todo por las fotos y videos del grupo Ermine Street Guard. Un buen día, la revista Todo Modelismo y su editor Rodrigo Hernández Cabos me pidieron que hiciera un reportaje sobre un evento de recreación histórica en el sur de Inglaterra y ese fue mi primer contacto real con el recreacionismo. Y luego, en 2004, cuando publique mi libro, me escribió Francisco Burillo, catedrático de historia antigua de la universidad de Zaragoza, para invitarme a unas jornadas de recreación histórica en la ciudad de Mara (antigua Segeda). Participé en el evento y allí conocí a un grupo de recreación griego ambientado en la Grecia clásica, Athenea Promakhos y a su fundador Eduardo Guillen, un gran tipo. Había dos “facciones” en el grupo, Atenienses y Espartanos, y me uní a los últimos, sobre todo porque con los espartanos se hacían simulaciones de combate, algo que me llamaba por mi afición a las artes marciales. Posteriormente, fuimos invitados a un evento en el que se recreaba una batalla de griegos contra romanos (la Legio VIIII Hispana que pertenecía al grupo Hispania Romana) y tras conocer a sus miembros entré a formar parte de dicho grupo. Hispania Romana abarcaba gente a la que le gustaban todos los aspectos de la vida romana, no solo el bélico, así que, años después, unos cuantos decidimos abandonar el grupo para centrarnos en el tema militar y creando la Legio VII Clavdia Pia Fidelis.
¿Por qué esa legión en particular?
Básicamente porque era una unidad de élite en las campañas Dacias de Trajano. Estaba acantonada a orillas del Danubio, en Viminacium (en la actual Kostolac, Serbia). Esa legión estuvo en las Guerras Dacias y en todas las sucesivas batallas que hubo en el escenario bélico del valle de Tapae, incluidas las dos de Domiciano. Básicamente, en cuanto a nivel de adiestramiento, calidad y capacidades, había dos tipos de legiones, las de frontera y las de provincias, y no tenían nada que ver unas con otras, cosa que queda muy patente en los enfrentamientos en las guerras civiles. Aparte, el numero 7 es el que siempre he llevado a la espalda en rugby y mi hija se llama Claudia, así que el nombre lo junta todo.
¿Qué clase de eventos realiza la Legio VII Clavdia Pia Fidelis?
Antes de la pandemia nos contrataban para ir a yacimientos arqueológicos, a museos o a sitios parecidos, y realizar conferencias, despliegues, etc. En Mérida, por ejemplo, se celebra un festival llamado “Emerita Lvdica” al que hemos sido invitados en muchas ocasiones y de donde proceden varios de los componentes del grupo.
Pasemos a la historia. Los romanos encuentran en Hispania a unos guerreros formidables.
Sí, cuando los romanos llegaron a la península ibérica Cartago usaba el territorio como una oficina de reclutamiento de mercenarios altamente cualificados. Había dos tipos de tribus, las de la cuenca mediterránea, ricas y muy desarrolladas gracias al comercio, y las del interior, que hacían continuas razias contra las ciudades de las tribus costeras. Esto dio lugar a una situación bélica en la que las tribus ricas contrataban mercenarios para poder defenderse de los saqueos y continuas incursiones. La península ibérica era por tanto un territorio en guerra y los cartagineses la encontraron idónea para reclutar mercenarios. Y eso fue lo que se encontraron los romanos a grandes rasgos. Además, hasta la llegada de los Escipiones, los primeros cónsules eran muy poco profesionales y lo pasaron muy mal en Hispania. Tras derrotar a Cartago, Roma vio que el territorio, Hispania, era muy rico en plata, en caballos, en guerreros y en metalurgia militar (los romanos adoptarían la gladius hispaniensis tras la segunda guerra púnica después de hacerse con los servicios de los artesanos locales). De ese modo comienzan a reclutar hispanos como tropas aliadas (socii), que posteriormente pasarían a denominarse auxiliares (auxilia).
Y de auxiliares pasan a convertirse en legionarios.
Los hispanos reclutados servían como auxiliares durante 25 años y, transcurrido ese tiempo, ellos y sus hijos se convertían en ciudadanos romanos. Los hijos, por tanto, ya podían convertirse en legionarios. Esa fue la génesis del hispano como soldado romano. Se empieza durante las guerras púnicas y en el periodo anterior al cónsul Mario, que fue el primer gran reformador del ejército romano y que reorganizó las legiones. En los tiempos de Augusto ya hay legionarios hispanos.
Augusto, el primer emperador, concluirá la conquista de Hispania con las guerras cántabras y será el segundo gran transformador del ejército romano. Los aliados, Socii, pasan a convertirse en Auxilia. Es un concepto militar muy inteligente porque recluta a los jóvenes de los pueblos recién conquistados y los envía a luchar por Roma en la otra punta del Imperio. Posteriormente ya encontramos hispanos en el centurionazgo, que pertenecían al ordo (orden) ecuestre o de los caballeros, y más avanzado el Imperio, con la bonanza económica en Hispania, al orden senatorial. Así es como pudieron llegar a generales (legados) y a emperadores como Trajano y Adriano.
Un ejemplo conocido es el de los astures enviados al muro de Adriano y la Dacia.
Sí, las guarniciones de frontera eran ocupadas por unidades auxiliares. En el muro de Adriano (norte de Inglaterra) había cohortes mixtas de infantería y caballería (cohors equitata) de astures, que eran muy adecuados para ese territorio porque el clima era muy parecido. Por ejemplo, la Cohors II Astvrvm Equitata, pero hubo muchas otras en distintas fronteras del Imperio. Otra unidad de astures es la Alae I Astvrvm, una unidad de caballería de elite, que participó con la VII Clavdia en el teatro de operaciones dacio, sirviendo con Trajano y luego con Domiciano. Otros ejemplos serían la Cohors I Celtiberorum Equitata civium romanorum o la Cohors I Lvcensivm Equitata.
¿Hubo alguna táctica militar de esas tribus hispanas adoptada por Roma?
Sí, hubo una táctica de caballería de los cántabros, el círculo cántabro, que fue adoptado por las unidades de caballería romanas. Básicamente hacían un círculo en torno a un objetivo y arrojaban jabalinas.
¿Qué opina de cómo se está enseñando el mundo clásico y la historia en general?
Es una pena cómo se está conociendo la historia hoy en día, no obstante, y como buen síntoma de cambio, en los últimos años hay un interés cada vez más creciente por conocer la historia, la de verdad, pero hasta hace muy poco la historia se había sustituido por la ciencia-ficción y la espada y brujería puramente cinematográficas. Las bibliotecas han sido postergadas y abandonadas por el cine, la ficción y las series. Los jóvenes no saben situar a un caballero gótico o a un hoplita griego, todo su imaginario es Juegos de Tronos o cualquier otra serie de ficción, incluido Tolkien que curiosamente se inspiró en las sagas nórdicas y el mundo clásico grecolatino. A eso tenemos que sumar que muchos profesores de Secundaria y Universidad actúan y operan como verdaderos comisarios políticos del marxismo cultural, ofreciendo una versión completamente distorsionada de la verdadera historia porque son unos auténticos fanáticos de la dictadura de lo políticamente correcto. Hay que conseguir que los jóvenes se vuelvan a ilusionar e imbuirlos de entusiasmo cultural para que se apasionen por la historia, la lectura y todos esos fascinantes mundos que aún tienen por descubrir.
Foto de Ana Nuñez
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