03/05/2024 04:46
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Repetimos, como las natillas: bajo cualquier falsario pretexto (terrorista, económico, sanitario, ucraniano, climático…) se esconde una realidad bien distinta. Grosso modo, transhumanismo, tecnotrónica tiranía y mermar la población planetaria. Mutaciones, incluso de la propia especie humana, diseñada en siniestros y masónicos olimpos (“filántropos” multimillonarios, militares de alto rango, académicos comprados, políticos corruptos, burócratas/burrócratas de organizaciones e instituciones supranacionales…).

No es cambio climático, es manipulación climática
Su joya de la corona: clima. Todo mentira (la única y genocida verdad: geoingeniería de los machos alfa –  la OTAN, top –  para devastar el planeta). Completa trola del calentón güebal. Los malos malosos de las malas pelis: SARS-CoV-2, Putin y el CO2, superior. Desde hace varios decenios anunciando plurales y contradictorios apocalipsis planetarios (en los 70, nueva edad de hielo; el ochentero ozono; los calentorros desde los 2000; postreramente, más asepsia semántica, «cambio climático»).

El cambio climático antropogénico, es decir, el supuestamente estimulado por el hombre, es una ridícula parodia pseudocientífica, disparatada y anticientífica elucubración: los leves cambios de temperatura no están provocados por la actividad humana ni mucho menos por el CO2 (¡en puridad, causalidad deliberadamente alterada: es la temperatura la que provoca el incremento del bendito dióxido de carbono). Además, como siempre, mucho parné de por medio: capitalismo verde. Fuck New Green Deal.  Un circo alrededor de todo ello. Y supercumbres de payasos, la última en Glasgow. Y Greta Majareta, la ovejita, aburriendo a las ovejas.

Tomadura de pelo planetaria

Para Klaus Hasselmann (meteorólogo premio Nobel de física) no se puede aceptar que haya cambio climático habiendo subido la temperatura media ¡¡¡solo un grado centígrado en unas cuantas décadas!!! En todo caso, y con moderación,  Hasselmann nos habla de «calentamiento global natural muy puntual».
El clima en nuestro planeta está mudando permanentemente. Solo en los últimos 600 millones de años ha habido innúmeros cambios climáticos sin que los que se dedican honestamente al asunto hayan encontrado vínculo alguno, mucho menos causalidad,  con las concentraciones de CO2 en la atmósfera.
La realidad

Más tiranía. Secuestros domiciliarios (el reciente G-7 lo acaba de poner negro sobre blanco) y más inmigración descontrolada  («confinamientos y refugiados climáticos».) Fin de la propiedad y ocio privado (acabar con los viajes en avión, los vehículos privados, el consumo de carne y la industria supuestamente contaminante, entre otras muchas cosas).
Si la calandraca pangolinera nos trajo el liberticida pasaporte sanitario, además de los transgénicos y venenosos matarratas bautizados como “vacunas”, la coartada de la pamema climática, otra intencionada y satánica herramienta de control social y mental, nos traerá el liberticida pasaporte personal de la huella de carbono, arbitrarios algoritmos de Inteligencia Artificial mediante: crédito social chino de «buenos» y «malos» ciudadanos, pues.

…¿Te mola esta basura de mundo que nos están preparando? Pues ya saben: desobediencia siempre y en todo lugar. Cuando llegue el próximo arresto domiciliario bajo pretexto “climático”, por ejemplo. Y recuerden: sin trabuco no hay paraíso. En fin. 

DOCUMENTO DEL G-7 SOBRE PRÓXIMOS “CONFINAMIENTOS CLIMATICOS”  

https://elcorreodeespana.com/politica/502824392/Payasos-en-Glasgow-no-hay-cambio-climatico-solo-satanica-manipulacion-del-clima-Por-Luys-Coleto.html

https://elcorreodeespana.com/salud/463617314/La-gran-estafa-del-cambio-climatico-Por-Luys-Coleto.html

 

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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