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Falsas denuncias: impresionante poro abierto (el diputado de Vox Carlos Fernández Roca, ejemplo a vuela teclado). Destrozo masculino. Desde la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protecció Integral contra la Violencia de Género hasta La Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como la ley del sólo sí es sí, que elimina la distinción entre abuso y agresión, donde todo coito – consentido o no – deviene violación. Los hombres – preferentemente blancos, heteros y «capacitados»- parias, escorias, mierdas. Y el globalismo cumpliendo sus satánicas agendas: hombres y mujeres, alejados, alejadísimos: familia definitiva implosión. Y los ineludibles artículos de mi buen amigo César Bakken Tristán sobre el tenebroso caso del chileno David Bros. Y Álvaro Romero, editor de este digital, desbrozando este arduo senderear nada más iniciarse.
Bienvenidos al desierto de lo real
La buscona que anhelaba triscarse a un futbolista famoso. Ya en horas bajas, la verdad. Daniel Alves da Silva, para escarmentar. «Ejemplarizando». Como La Manada sevillana/pamplonesa (o el mocerío futbolero de La Arandina). Ejemplarizar, fastuoso e hipnótico semantema. Por echar un polvo perfectamente consentido en el cuarto de baño de una sala VIP del antro discotequero barcelonés Sutton, Alves ha arruinado su vida. O tal vez haya abierto irremediablemente los ojos.
Eso sí, uno o dos años de talego preventivo no se lo quita nadie. Vidas desmoronadas, tantísimas. Que la realidad no te estropee un buen titular. Alves – y tantos hombres – acaba de toparse con la dolorosa realidad de la vida humana sobre la faz (poco amada) del planeta.
En Bozalistán, leyes descarnada e indisimuladamente anti-masculinas (y anti-biológicas). Y cuando sea declarado inocente, tal vez Alves se quite la vida. Quizá, lo ignoro. Al igual que han hecho miles y miles de hombres salvajemente perseguidos por el mismo feminismo que desguazó su vida.
Tú que callas eres culpable
El Estado, el mayor maltratador. Y la grupi – que no victima – cuenta con el todo el apoyo de una mendaz y mafiosa (In)Justicia indisimuladamente Criminal, prevaricadora y cruel.
Pero recuerda viajero que la culpa no es de Irene Montero, ni de los togados ni de los maderos, ni los perrodistas, ni los mangines, ni las femibolches/feminazis… ¡¡¡Quia!!!! La culpa es de los que, sabiendo toda esta perturbada y perturbadora aberración, CALLAN COMO RAMERAS. Todos, pareciera, acojonados por zorras y mangines.
En fin.
Autor

- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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A ver si te coge a tí Alves ( en el sentido argentino de la palabra), bien cogido.
A ver si te arruina la vida o te cura la esquizofrenia.