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Esta es la sexta parte del repaso al libro Pilar Primo de Rivera: Recuerdos de una vida. Las partes anteriores están aquí.
Capítulo XIV – Hispanoamérica
… nos afirmamos en la tesis de que nuestra proyección debía dirigirse al mundo hispanoamericano…
… así concebimos la idea de celebrar un congreso en Madrid, a donde concurrieran grupos de aquellos países y de Filipinas, para conocernos mutuamente y mantener unas vinculaciones con aquel mundo que nunca olvidan debido perderse.
… por fin, en 1951, se fijó la fecha para el Congreso, al que asistieron 18 naciones…
… a partir de aquel congreso se fundan en Hispanoamérica los círculos Isabel la Católica, a imagen de los nuestros…
… como continuación a esta labor con Hispanoamérica, se organizó, en 1948 el primer viaje de los Coros y Danzas, representación de la diversidad folclórica de España, a los países de aquel continente, ya que entendíamos que un acercamiento de la música popular de cada región a aquellas naciones podía ser una ocasión más de conocimiento, a la vez que un encuentro con los pueblos de nuestra estirpe y un contacto importante con los numerosos españoles que, por razón de residencia o de exilio a causa de la guerra, vivían allí.
… Como capellán, Fray Justo Pérez de Urbel. Iba como cronista el estupendo camarada Rafael García Serrano, quien escribió después un delicioso libro basado en el viaje en: «Bailando hasta la cruz del Sur», y junto con Wajda, el guion de la película Ronda española, que demuestran hasta qué punto fueron oportunos y políticamente importantes este y otros viajes que emprendió la Sección Femenina, siempre en función de España.
Después las actuaciones a teatro lleno, donde concurrían amigos del régimen de Franco y los que no eran tanto: exiliados de nuestra guerra y gentes distanciadas de España a veces desde generaciones atrás, aparte por supuesto, de los ciudadanos de aquellos países. Sobre todo entre los exiliados se producían escenas de verdadera emoción, al sentir viva una patria que ellos por los motivos que fueran, habían tenido que abandonar. Lloraban, se acercaban a las chicas, cada uno buscaba las de su región, las invitaban, y ellas, con verdadera cordialidad y cariño, confraternizaban con aquellos compatriotas. Hubo alguna casa regional que no había consentido en reconocer el régimen de Franco, ni a su embajador, ni en usar la bandera española en sus manifestaciones, y que para recibir a los grupos accedieron a hablar con nuestro embajador, y al llegar las chicas ondeaba sobre sus balcones la Bandera Nacional, en vez de la republicana o separatista que siempre tuvieron. Pero las representaciones no se limitaban al teatro; acudían a hospitales como asilos, centros de enseñanza… En uno de los hospitales, en donde murió un catalán, pidió por favor oír la sardana antes de partir de este mundo, y allí fue el grupo de Lérida a darle este último gusto… Sólo en México llevaron a cabo su agresión, sin consecuencias graves, pero, como siempre y, con un alarde de estoicismo por parte de los Coros y Danzas. Decidieron poner una bomba en el Teatro. Bailaba el grupo de Santander, con una danza muy rítmica, y, de pronto, el estallido; gritos, carreras, sustos.. acallado el ruido, sin haber perdido ni por un momento el compás, volvía a oírse imperturbable el ritmo de la danza de la “Baila de Ibio”, con la caracola.
Viajes a Hispanoamérica se hicieron varios. El segundo, en 1949… Por supuesto que en estos desplazamientos nadie cobraba nada, y lo que se recogía de las entradas iba a parar a obras benéficas de instituciones en esos países, especialmente españolas: asilos, hospitales, residencias de ancianos, casas de misericordia…
Este viaje [a Colombia] tenía como fin primordial preparar el Primer Congreso Internacional de la Mujer, que debía celebrarse en Madrid, el año 1970, y nos interesaba mucho una presencia numerosa de los países de Hispanoamérica. A la vista de la triste situación a que hemos llegado después de la muerte del Caudillo, ya para los medios oficiales Hispanoamérica no es Hispanoamérica sino Latinoamérica, en una indigna concesión a países que no tuvieron que ver con el Descubrimiento y colonización del Nuevo Mundo, que fue solo Ibero, Portugal incluido, aunque sobre todo hispano, pero así nos arrastramos un poco más ante nuestros seculares enemigos, haciendo concesión de esa cursilada de Latinoamérica al olvido de la verdad y de nuestra historia más gloriosa.
Capítulo XV – Relaciones Exteriores
Hicimos varios viajes a los países del Eje invitados por las organizaciones femeninas y por las juventudes de Italia y Alemania; en aquellos países vimos de todo, bueno y malo, pero la excesiva disciplina, sobre todo en Alemania, y algunos conceptos religiosos y políticos, no iban con nuestro.
En el primero de esos viajes a la Alemania de Hitler fui con Blanca Tetuán y Javier Conde, que dominaba el alemán, y nos hacía profundizar en las raíces de todo aquello tan diferente a lo que nosotros concebíamos…
En uno de estos viajes fue encargada por el Caudillo de entregar a Hitler en su nombre una espada de Toledo. En esta entrega de la espada es cuando vi a Hitler por primera y última vez; pero de ahí es de donde debió nacer el rumor de que me iba a casar con él, o a causa de que el historiador, y gran amigo mío, Giménez Caballero concibió esta idea, nada menos que para hacer la unidad de Europa, idea que incluso comunicó indirectamente al mismo Hitler a través de Edith Faupel y Magda Goebbels, y también al Caudillo y a mi tío Antón, para que me lo comunicara, según me he enterado hace poco por el propio Giménez Caballero… pero lo cierto es que yo no me enteré jamás de semejante proyecto, ni hubiera consentido en ello.
Volviendo a uno de nuestros viajes, en uno de ellos visitamos a Mussolini en su despacho de la Plaza de Venecia el grupo que íbamos… por cierto que en el hotel donde nos alojábamos se alojaba también el rey don Alfonso XIII, desterrado de España. En nuestras entradas y salidas del hotel no habíamos reparado en su presencia, y corrió la voz de que yo no había querido saludarle. Como esto no era así, ya que hubiera sido mezquino y descortés en lo hacerlo, nos acercamos a Él, que, lleno de cordialidad y nostalgia, comentó con nosotros los avatares de la guerra e hizo grandes elogios de la Sección Femenina.
Siguiendo esta toma de contacto con el extranjero, en el año 70 organizamos el Primer Congreso Internacional de la Mujer, que se celebró en el Palacio de Exposiciones de Madrid, cedido gratuitamente este fin a la sed a la Sección Femenina. asistieron al congreso mil cien mujeres, de ellas hispanoamericanas; pero vinieron también francesas, alemanas, danesas y muchos españoles y españolas que no pertenecían a la organización…
También, y como contactos con el exterior, los grupos de Coros y Danzas, además de por Hispanoamérica, viajaron Oriente Medio y a Europa: Alemania, Gran Bretaña, Portugal, Francia, Suiza, Italia, Bélgica… en todas partes tuvieron una acogida desbordante y no esperada, y en Bélgica fue tan grande que la gente se subía a las butacas aplaudiendo a rabiar al aparecer el grupo de Aragón, por su impresionante jota. Allí fueron, además, recibidas en palacio por los reyes Balduino y Fabiola.
La propuesta de Giménez Caballero, de quien hemos tratado en la reseña de su libro Manuel Azaña (profecías españolas) es desternillante.
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