Armando Robles
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Majestad, permítame que vuelva a insistir, actúe, nuestra Patria está en un grave peligro, decídase y haga algo, sea lo que sea para evitar que Pedro Sánchez y sus secuaces vuelvan a hacerse con el Gobierno de España, haga lo que esté en su mano para impedir que vuelvan a repetir… Permítame que le diga que tiene que decidirse ya, cuanto antes. ‘Échele huevos!
Con el mayor de los respetos, me voy a tomar la libertad de indicarle que, si Su Majestad actúa coherentemente y está a la altura de lo que le exige el compromiso que adquirió cuando asumió la Jefatura del Estado, a buen seguro que podrá dormir tranquilo… ¿No le incomoda, Majestad, imaginar lo que pueden ser otros cuatro años de mal-gobierno de socialistas, comunistas, etarras y separatistas, ¿después de la horrible experiencia de cinco años? ¿De veras, no le quitan el sueño?
Voy a dar un paso más ¿Se ha planteado Su Majestad que, si no interviene e impide que sea elegido nuevamente Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España, serán muchos los españoles que piensen que Su Majestad, que la Monarquía, es un fraude? Es posible que me diga que si ocurriera tal circunstancia sería debido a que los españoles se han creado de Su Majestad falsas expectativas… ¿Y cuáles son las expectativas que Su Majestad tiene de sí mismo? ¿No se merece Su Majestad dejar en la memoria de los españoles que es un rey valeroso, “profesional”, que está ahí cuando se le necesita, que no se queda atrás y que no está dispuesto a perder el tren de la Historia…? ¿Acaso no se siente suficientemente motivado ni preparado? Permítame que le añada, Majestad, que instalarse en la indecisión, dudar de las propias capacidades de uno mismo, darles vueltas y más vueltas a las cosas, en la mayoría de las ocasiones no es bueno.
Tampoco es bueno pensar, que el terrible problema al que se enfrentan España y los españoles, se acabará arreglando por sí sólo, por aquello de “el tiempo lo cura todo”; cuando sucede tal cosa es porque en realidad no existía problema alguno, o el problema no era tal sino “un problemilla” que apenas carecía de importancia y que estábamos magnificándolo… pero no es el caso.
Como dice una de mis filósofas preferidas: “Puedes negar la realidad, pero no puedes escapar de las consecuencias de negar la realidad.”
Ser honesto, decente, significa negarse a falsear la realidad, a suponer que los hechos son distintos de lo que son. La honestidad, la decencia, como virtud que debe estar presente en quienes tienen capacidad de gobernar e influencia sobre el común de los mortales, requiere que uno mire de frente a la verdad en todos y cada uno de los asuntos con los que trata: la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad (cualquier otra cosa es caminar hacia la falsedad). La racionalidad, otra virtud imprescindible en el buen gobernante, requiere un compromiso profundo con la realidad, no negar que lo que existe, existe, la realidad es la que es y no existe “otra realidad”.
Majestad, si no acaba decidiéndose y actuando, si comete el error de no coger el toro por los cuernos, si se hace el Don Tancredo ¿Se sentirá Su Majestad en paz consigo mismo, después de no haber actuado de la manera correcta, por haber actuado de actuado de manera irracional, incomprensible e incluso estúpida?
Si no actúa, Majestad, y no lo hace por los españoles, por la supervivencia de España como Nación, hágalo Su Majestad por usted mismo, échele huevos, Su Majestad no merece engañarse a sí mismo, Su Majestad merece, también llevar una vida con sentido, una buena vida, sentirse auténtico, eficaz… y para ello hay que echarle huevos, demostrar, demostrarse a si mismo de lo que es capaz, a pesar de que como cualquier humano tenga inseguridades, miedos, reticencias y un largo etc.
Pero, a pesar de todo somos muchos los españoles que todavía confiamos en Su Majestad, en que Su Majestad puede, en que Su Majestad está todavía a tiempo de dar un paso de gigante, sin olvidar aquello de que quien no arriesga nunca gana.
Así que, échele huevos y en lugar de proponerle al Congreso de los Diputados que le otorgue su confianza a un político inmoral y sin escrúpulos, como Pedro Sánchez, del que sabe que pactará con golpistas y gente llena de odio a España, designe a un ciudadano honrado y decente, a un Cincinato español que se encargue de regenerar España, una nación que desgraciadamente ha llegado a un nivel de corrupción y degradación inadmisible.
Como Su Majestad bien sabe, no es cierto que el rey, el jefe del estado esté obligado a designar para que forme gobierno a un político del partido que haya conseguido mayoría en las elecciones o al que sea capaz de reunir suficientes apoyos para formar gobierno. LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 OTORGA AL REY LA CAPACIDAD -EXCLUSIVA- DE PROPONER AL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS QUE LE CONCEDA SU CONFIANZA A UNA PERSONA DECENTE, SABIA, PARA QUE PRESIDA EL GOBIERNO DE ESPAÑA DURANTE LOS PRÓXIMOS CUATRO AÑOS.
La elección de un español decente y capaz para que gobierne España es privilegio exclusivo del Monarca, el cual, si designa a un miserable, se hace cómplice de sus destrozos a la patria.
España ya acudió a su propio Cincinato cuando el rey Alfonso XIII, bisabuelo de Su Majestad, nombró “dictador” a Miguel Primo de Rivera, cuyo gobierno logró reducir la corrupción y grandísima prosperidad económica, pero al final fue devorado por los políticos, que regresaron al poder para conducir a España hasta la Guerra Civil y el conocido y triste baño de sangre.
Majestad, Don Felipe, échele huevos, tiene ahora la ocasión de pasar a la Historia como un patriota sabio, si en lugar de encargar formar gobierno a un indeseable como Pedro Sánchez (que no hay que olvidar que ha perdido las elecciones), designa a un Cincinato capaz de unir la nación, gobernar rodeado de españoles decentes capaces y patriotas, en lugar de hacerlo con políticos degradados, comunistas, amigos del terrorismo y golpistas llenos de odio, un Cincinato capaz de limpiar España de excrementos corruptos y de devolverle la prosperidad y la grandeza que llegó a tener en el pasado, cuando no predominaba entre los políticos la corrupción, la putrefacción, la mediocridad, la maldad, métodos propios de organizaciones mafiosas.
Así que ¡Échele huevos!
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El rey no va a hacer o decir nada que este fuera del guion que le pusieron los del PP-Psoe bajo la nariz tras su discurso contra los separatistas y a favor de España.
La mitad de los españoles buscan la destruccion de España y ante eso no hay mas que una salida y esa, ni de broma la va a hacer ni el rey ni ningun politico al uso
La mitad no, más, pues también es buscar la destrucción de España el querer diluirla en otros entes.
Caramba. Pues qué alegría que, en lo más oscuro de su historia, en el fondo más profundo de su caída, más de la mitad de los «españoles» quieran destruir España (cosa que no discuto, sea deliberada, ingenua o estúpidamente) y no sean capaces, con toda su maldad y su odio incendiario, de hacerlo de ningún modo desde 1976. Los pocos patriotas que vamos quedando, deberíamos sentirnos muy optimistas y esperanzados, pues cuando en España empiecen a prevalecer los patriotas, España va a arrasar con todo enemigo que se le oponga. La travesía del desierto no puede durar eternamente. Que infinitamente bueno y misericordioso es Dios, como ama a España y la protege. Cómo se acuerda de los suyos. Jesús, en Tí confío.
¿Se puede esperar de u rey masón algo que no sea la traición?
¿Tiene el Rey la potestad constitucional necesaria para disolver las Cortes y para nombrar a un Presidente del Gobierno no partidista?. De acuerdo con el Art. 62 de la Constitución podría hacerlo pero habría que ver cual sería la respuesta del pueblo.
Sus conocimientos de derecho constitucional son mínimos, por no decir inexistentes…
Art. 62, «Corresponde al Rey:
b). Convocar y disolver las Cortes Generales y convocar elecciones EN LOS TÉRMINOS PREVISTOS EN LA CONSTITUCIÓN».
Lea los términos previstos en la Constitución, y luego, nos cuente…
Gracias.
Reconozco que tiene Ud. razón, el Rey solamente puede decretar la disolución de las Cortes a petición del Presidente del Gobierno.
Potestad, si. Al rey la potestad le viene dada por la Constitución. Lo que no puede dar la Constitución es el coraje. Eso es, o no, condición personal. Esta es la cuestión.
Y yo creo que el pueblo respiraría tranquilo… pero
la masa está a lo que le manden…
Muy buen artículo. El problema estriba en el hecho de que no se le pueden pedir peras al olmo, y no porque esté prohibido ( como decía Tono ) sino porque jamás te las dará. ¿Se puede esperar algo mínimamente decente del undécimo Borbón que tenemos que soportar, después de los antecedentes? Ahora bien, la culpa es nuestra ( hablo de los españoles en general ) pues haber elevado a los altares al siniestro predecesor que asentó sus reales en el trono regalando el Sahara habla mucho y mal de nuestras tragaderas y capacidad de raciocinio y análisis, por no hablar del patriotismo, ése que tan ausente está incluso de la mayoría de los que se proclaman «patriotas» con tanto entusiasmo como despiste o, más bien, desfachatez.
Lo malo es que en caso de una III República, lo más seguro es que lo que acabe ocurriendo es que el presidente de tal república fuera Pablo Iglesias o Zapatero (con Rajoy, Aznar y otros de meros Kerenski abriendo camino al comunismo), con lo cual, lo de Venezuela o lo de Cuba quedaría en mero socialismo populismo bananero de terror rojo blando que me canso. Si España cae bajo tiranía de una tercera República, jamás habrá entonces un presidente de gobierno que no fuera un tirano marxista leninista stalinista.
No hay más Rey que Jesucristo. Lo mejor que Felipe VI y la totalidad de su familia pueden hacer, es abdicar la Corona del Reino de España para siempre en Jesucristo Nuestro Señor y en la Santísima Virgen María como Rey de España y Reina de España respectivamente hasta el fin del mundo, así de claro, estampando su firma todos los miembros de la familia real sin excepción, que quedarían exonerados y liberados de tan pesada carga. Total, la abdicación le quitaría una responsabilidad tremenda ante Dios en su juicio particular, le eximiría de responsabilidad ante la gravísima situación de España, y libraría a la niña princesa heredera Leonor de problemas que incluso podrían suponer atentados contra la familia real viendo lo que pasa en Cataluña y Vascongadas. Todo rey, reina y casa real al completo tiene esa potestad, la de la abdicación en un sucesor. ¿Por qué ese sucesor no puede ser Dios mismo y su Excelsa e Inmaculada Madre, patrona de España, siendo fieles a la tradición católica española de dos milenios?. Además supondría un precedente excelente para toda nación católica, encomendar los destinos de la nación a Dios como un acto de confianza en Él. Si verdaderamente se ama a España, se debería proponer al Rey tal solución. Solo Dios puede salvar España, nadie más. Y el monarca con su familia al exilio todos con el emérito, a vivir una vida sobradamente tranquila y en paz, habiéndose ganado a muchos españoles por un acto tan noble. Es lo mejor que podría pasar, incluso para la propia familia real. En cuanto a los rojos, ¿qué les importaría tal abdicación si lo que ellos siempre reprochan es que la familia real vive a cuenta del presupuesto público? A los rojos lo único que les molesta es el coste de la monarquía, su privilegio. Además, la líder de Sumar también es amiga del papa Francisco. Luego no debe haber problema por parte de ningún partido. Por tanto, nadie tendría porqué estar descontento ante una tal abdicación fiel a la tradición católica española.
Como antiguo articulista, que durante 3 largos años, he publicado 746 artículos en este diario y que he dejado voluntariamente, al ser cohartado de libertad de expresión, por la actual directiva y aún a sabiendas, que me has dado mucha caña a mis escritos, no tengo mas alternativa, como solo ya lector, de estar totalmente de acuerdo contigo.
Y como antiguo Caballero Legionario que fui en el Sahara Occidental Español y lo seguiré siendo hasta la muerte, ese repugnante TRAIDOR, nos vendió una tercera parte del territorio nacional, a nuestro siempre enemigo, a su hermano, como él decia, al puñetero rey alautita Hassan II.
Gracias.
Miguel Sánchez
«Decídase, Majestad. Tome una determinación». Ya se ha decidido a alinearse con la agenda 2030, son los «de abajo» quienes no se deciden a echarlo ni a hacer algo.