09/05/2024 06:32
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Al receptor de la misiva en cuestión, sus huestes enardecidas le vitoreaban en masa desde la calle con el «no pasarán» guerracivilista del 36. El asomado a un parapeto y haciendo el gesto y ademán de triunfo, es ese personaje que llegó al poder tras una moción de censura manipulada y falsa y ha conducido a este país al disparadero de la ruina. «No pasarán» le gritaban alborozados y borrachos de odio sus perros votantes y lo hacían con razón ante ese tipejo que se admira de la trayectoria política de Largo Caballero. Mientras en el otro lado de la indecencia bailaban una danza absurda y se jactaban, sin creérselo, de haber ganado las elecciones. Allí estaban todos esos tan indeseables como los otros, haciendo comedia y pantomima de una cierta gobernabilidad que ni ellos mismos se creen. Allí estaban las sonrisas falsas y la carencia de dignidad política y hablo de dignidad política, porque al ver que no les salían las cuentas, ante el prurito del deseo de mandar, salió a la palestra la Gamarra y desde la puerta de la verdulería tiró su delantal entre vegetales podridos y empezó a vocear «derechos electorales» sin fundamento. También hizo su papel el tonto de «verano azul», ese que siempre parece recién levantado de la cama y que debería estar ya en el paro. Sémper es tan nocivo para un partido como el resto de «Sorayos» que han resultado fundamentales para el desastre del PP.
Del «que te vote Txapote» hemos pasado al «querido Pedro» en un ejercicio de asquerosa indecencia. La estrategia del aldeano Feijóo, al ver que nadie le coge el teléfono y el que contesta la llamada, por puro despiste, le manda a «tocar la gaita», decide ponerse de rodillas y hacerle una felación al canalla de Sánchez, porque la carta que le envía es desde luego para sentir vergüenza y asco de respirar donde también lo hacen estos desgarramantas. ¡Vaya tropa!, que diría Romanones. Es la desfachatez de un individuo que le queda grande esto de pretender gobernar una nación y que deberá más pronto que tarde largarse a su localismo vegetal con el rabo entre las piernas. Un pobre desgraciado, así de tonto y de feo, raras veces puede intentar robarle la novia al chulo y además guapo de la discoteca, porque el menda contesta a tu misiva y sin necesidad de esperarte en la puerta de la disco para explicarte, dándote unas cuantas bofetadas, que la novia es suya, te pega un revolcón por escrito explicándote entre carcajadas y además, «querido Alberto», tratándote de usted y escupiéndote en la cara por tu tuteo, quien manda en el tinglado.
Sánchez volverá a ganar y conseguirá apoyos de toda la patulea criminal que necesite y más. Gracias a casi 8 millones de votos de gentuza que se siente cómodas con ese deterioro social que vivimos y que sin tener ni repajolera idea de nada votan porque son soberanos, como el coñac, el macarra volverá a ocupar la Moncloa para terminar con la obra de demolición de una nación que fue constituida desde la unidad y el orden y que ahora unos y otros la han convertido en un estercolero.
La primera vez que estos criminales utilizaron el «no pasarán», pasaron y de qué forma. Ahora pueden gritarlo por calles y colgarlo en balcones que no volverán a pasar para desgracia de España y de todos a los que nos duele su estado de terrible postración.

Autor

Alejandro Descalzo
Alejandro Descalzo
Nace en Madrid en 1958. Estudia en Los Escolapios de San Antón. Falangista. Ha publicado 4 libros de relatos. Apasionado del cine y la lectura. Colaborar en este medio lo considera un honor.
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Geppetto

Los rojos tienen claro lo que quieren y como lo quieren
El resto de españoles se apretuja contra la tapia y mira, medroso al rojerio que poco a poco se le echa encima

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