21/11/2024 11:46
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Aunque ahora toca echar tierra a lo sucedido y mirar para otro lado, basta ver u oír cualquier tertulia política en la radio o en la televisión para entender, por omisión, cuál fue la clave que explica el desarrollo del último proceso electoral: Por primera vez desde su creación en diciembre de 2013, VOX tenía opciones de entrar en el Gobierno y, por primera vez en cincuenta años, se presentaba la ocasión de condicionar la política nacional en favor de los españoles.

Una fuerza política amenazaba con acabar con los privilegios de las autonomías desleales situando por encima los intereses nacionales… y, “lógicamente”, aquello era intolerable. Como era de esperar, la casta del turnismo y los señores feudales se agruparon para impedirlo y arrojaron sus perros mediáticos contra el enemigo común. Los que no hace mucho condenaban el “editorial único en Cataluña”1 en favor del “procés”, se sumaban ahora al linchamiento del único partido español con el mismo discurso en toda España. La consigna compartida: “VOX es el Mal”. Y el objetivo, evidente: destruirlo a toda costa.

En apenas diez años, resistiendo todas las trabas imaginables y sin apoyo mediático, muchos españoles sin partido habían conseguido horadar un cauce en el muro de piedra que los mantenía prisioneros y, por fin, se presentaba una oportunidad real para que sus deseos de unidad, justicia y libertad fueran escuchados.

Pero ante la amenaza real de que se levantasen las alfombras, se pusiese orden y los españoles fuéramos dueños, por fin, de nuestro destino… la partitocracia hizo piña y frustró, una vez más, la esperanza de una España unida, justa y libre.

Visto que las agresiones contra VOX, alentadas y toleradas hasta la fecha por los demás partidos, no hacían mella en sus votantes, la partitocracia optó esta vez por otra táctica; el cerco total: silenciamiento, insidias y tergiversación como nunca antes se había visto. De forma que ningún mensaje de VOX llegase limpio a la ciudadanía, e impidiendo el debate sobre las cuestiones importantes. Porque, sin duda, lo más escandaloso de estas últimas elecciones es que se ha hurtado descaradamente a la ciudadanía cualquier debate sobre los grandes temas y la gente ha aceptado ir a votar en masa sin conocer ni querer conocer el programa de sus candidatos. Para los del PP el objetivo era “echar a Sánchez”, aunque los datos y la experiencia indicasen que, una vez en el poder, Feijóo no derogaría las leyes por las que Sánchez merecía ser depuesto. Para los podemonguers de la izquierda todo se reducía a impedir “la vuelta del fascismo”.

El Partido Popular se sumó abiertamente a la estigmatización que hace no tanto había padecido en sus propias carnes, construyendo una caricatura que muchos de sus votantes, debilitados física y mentalmente, compraron gustosos, aliviados por dejar de estar en el centro de la diana de la izquierda. Por fin eran ellos los que disfrutaban del poder de etiquetar a los demás como “fascistas”, “retrógrados”, “extremistas”, “radicales”, “racistas”, “homófobos”, “xenófobos”, “machistas”, etcétera.

Por supuesto, no era la primera vez que se producía un fenómeno similar; recuérdese, por ejemplo, cómo Ciudadanos fue el producto de ese mismo proceso de asimilación por la “gente de orden” del marco mental de la izquierda. O dicho de otra forma, el resultado de sus complejos: ¿O acaso Ciudadanos no era un partido constituido por los hijos del PP? Y por eso mismo, duró lo que duró. Porque aquellos niños degenerados, débiles y cobardes carecían de principios sólidos y no estaban hechos para luchar. Y no resistieron porque tampoco estaban hechos para resistir. Recuérdese lo que tardó en desactivarse el partido Ciudadanos tras la victoria en las elecciones autonómicas catalanas del año 2017 y cómo sus 1.109.732 votos (más de un 25%) fueron inutilizados y reconducidos por el Sistema en tiempo récord.

Sí, es cierto que la unánime alineación de los medios del Sistema contra VOX ha servido para desenmascarar a aquellos enemigos que se hacían pasar por amigos, pero ahora toca no dejarse engañar otra vez. Porque es seguro que esos mismos medios fingirán querer reconstruir los puentes por ellos volados para limpiar su propia imagen. Los mismos que silenciaron a VOX y se sumaron a su caricatura, y ahora diluyen su responsabilidad repartiendo culpas entre “los partidos de la derecha” por su “mala comunicación”.

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He aquí otra clave: si VOX resiste los cantos de sirena de los medios del Sistema y se decide a denunciarlos en la calle, en cada plaza, en cada mitin y en las redes como parte orgánica de una partitocracia corrupta hasta el túetano, éstos sufrirán el mismo desgaste que los partidos a quienes sirven.

1 El 26 de noviembre 2009 La Vanguardia, El Periódico de Catalunya, Avui, El Punt, Diari de Girona, Diari de Tarragona, Segre, La Mañana, Regió7, El 9 Nou, Diari de Sabadell y Diari de Terrassa publicaron el mismo editorial contra la previsible sentencia del Tribunal Constitucional sobre la flagrante inconstitucionalidad del Estatuto concedido por el socialista Zapatero en 2006.

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Geppetto

Desde que los partidos del sistema vieron, con los pelos como escarpias, que VOX llegaba a los 50 diputados y los sobrepasaba y que ademas los utilizaba para reabrir debates que ellos consideraban cerrados mientras denunciaba al gobierno ante el Constitucional por delincuente al cerrar, con el apoyo del PP, el Congreso de los Diputados el régimen, esto es los partidos políticos, el mundo financiero y los medios de comunicación decidieron cerrarle el paso para que nunca mas tuviera la posibilidad de ponerlo en la picota…y como vemos lo han conseguido apoyando a un chorizo llamado Sánchez que esta disfrutando de su propia imagen, mientras destroza España, como un cerdo en un charco.
Que ha habido pucherazo?
Sin duda pero es el sistema es quien lo ha hecho
VOX es la unica herramienta que los españoles tienen para seguir siéndolo, no hay otra y eso es lo que se esta usando para anularlo.No hay ningun otra fuerza politica, ni social de ningun tipo que apoye a las claras la continuidad nacional y a pesar de que hay fulanos que se creen mas patriotas que el tio que fundo el patriotismo y que solo sirven para destruir España desde posiciones absurdas en las que se mezcla lo divino, lo humano en un revoltijo que al final solo sirve, si es que sirve para algo, para destruir sin construir nada, ni siquiera como supuesto. las personas sensatas deben valorar sus posibilidades y votar lo menos malo, para ellos y para todos.
Cuando la realidad esta avisando de que España se va al garete y con ella el futuro de todos los españoles, estos, que no quieren saber nada de líos, apoyan lo que sea con tal de que los dejen en paz mientras «amorosos defensores de España» corren a pedradas a quien deberían apoyar porque, sencillamente, es lo único que tienen entre la destrucción de España y su continuidad.
Si se mira desapasionadamente lo que esta sucediendo lo mejor que puede hacerse es buscarse una botas de tres hebillas y un casco de acero o comprarse unas zapatillas de correr y un billete de avion.
Porque señores, la cantidad de cretinos que hay en España por metro cuadrado no augura nada bueno para nadie, cretino o sensato

Última edición: 1 año hace por Geppetto
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