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Los pensadores que desarrollaron los fundamentos del socialismo idearon el término Dictadura del Proletariado porque sabían que sus ideas sólo podían llevarse a cabo mediante un gobierno dictatorial que prohibiera la libertad de pensamiento e impusiera un sistema de jerarquías y planificación absoluta. El economista austríaco Hayek, en su libro “El camino de servidumbre” -llamado así en alusión a la frase de Alexis de Tocqueville “el camino a la esclavitud”- explicaba de manera sencilla cómo las dictaduras socialistas triunfan desde un régimen democrático sólo si se orientan al control de la economía.
Y en esas estamos, por mucho que los cándidos del género avestruz escondan la cabeza negándose a ver la realidad tal cual es. Vamos camino a una dictadura popular paso a paso, sin prisa, pero sin pausa y con determinación. Y, como sólo hay una forma de demostrar el movimiento, pues aquí va.
Ayer apareció la noticia de la reforma de la ley de Seguridad Nacional por parte de este Gobierno formado por socialistas y comunistas (este dato es la clave) según la cual, un estado de crisis es una «situación de interés para la Seguridad Nacional«. Podían haber dado cualquier otra definición, pero ésa es la que les interesa. ¿Por qué? Pues porque siendo así, se puede aplicar sin riesgo alguno el artículo 128 de nuestra Constitución que, como nos recordó en marzo de 2020 el entonces vicepresidente de Derechos Sociales, el comunista Pablo Iglesias. Para quien no lo sepa, establece que: “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general» ¿Lo ven ahora?
Como son muy finos, tratan de ocultar sus verdaderas intenciones cuando, en lugar de llamarlo expolio, que quedaría muy feo, hablan de compensar económicamente a quienes sufran perjuicios por la requisa de sus bienes. Las gallináceas piensan que exageramos los que intuimos un peligro más que real en esta pretensión de modificar la actual ley.
Por si les cabe alguna duda, recuerden que Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón y otros líderes de Podemos alardearon durante años de haber trabajado como asesores del régimen chavista de Venezuela. Y permítanme refrescarles la memoria con una escena ocurrida el 7 de febrero de 2010 que se pudo ver en las televisiones de todo el mundo, en la que Hugo Chávez, acompañado del alcalde de Caracas, y de otros miembros de su partido, preguntó ante las cámaras de televisión: “¿Y ese edificio?”. Le dijeron que era un inmueble con comercios privados de joyería. Chávez, levantando el brazo, lo señaló y dijo: “¡Exprópiese!”. ¿Por qué, se preguntarán ustedes? Pues muy sencillo: porque era conveniente para el interés general. ¿Van captando para qué quieren esta reforma?
Como habrán podido imaginar, la expropiación del edificio fue sólo un numerito, una puesta en escena chunga para hacer público el poder del expropiador. Porque el proceso de expropiaciones había comenzado en 2007 con la empresa de Electricidad de Caracas, la empresa de telefonía CANTV, y las explotaciones mineras de Exxon y Conoco. En 2008 fue la empresa Lácteos Los Andes, luego la industria cementera, incluidas las multinacionales Lafarge, Cemex y Holcim. También Sidor, una gran empresa siderúrgica, y luego la mina de oro “Las Cristinas” en manos de la canadiense Crystallex.
Durante los años posteriores siguieron empresas de arroz, café, millones de hectáreas, y hasta la poderosa Agroisleña, una empresa fundada por canarios para distribuir productos entre los agricultores. Expropiaron aerolíneas como Aeropostal, perforadoras de petróleo como Helmerish Payne, distribuidoras de combustible, la papelera Smurfit Kappa, compresoras de gas, naves de almacenamiento de grano, la cadena hotelera Hilton, centrales azucareras, los hipermercados Éxito, universidades privadas, envasadoras de aluminio y cartón, bancos… ¿Van captando qué se puede hacer con esta reforma?
¿Imaginan para qué va a servir esta ley en España? Pues si aun así no son capaces de imaginarlo, sólo habrá que hacer seguimiento al comportamiento de las empresas extranjeras en nuestro país. ¿Ustedes creen que a partir de mañana la inversión extranjera va a crecer? Pues si es así, háganselo ver.
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