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La muerte de un negro, George Floyd, como consecuencia de un supuesto abuso policial, está siendo aprovechada por el movimiento “ANTIFA” y por sus perros de presa callejeros, para incendiar EEUU y extender su canallismo contra el resto de Occidente.

No importa que en 2019 hayan muerto, a manos de la Policía de EEUU, doscientos negros… y quinientos blancos, en una nación con 330 millones de habitantes. No importa que el 90 por cien de los negros asesinados en acciones criminales lo sean a manos de otros negros. No importa que más del 50 por cien de los homicidios de EEUU y el 70 por cien de delitos relacionados con droga sean perpetrados por negros. No importa que en la ratio delincuencia/ población, un 12 por cien de la población de EEUU –la negra- cometa el 70 por cien de los delitos. No importa que desde 1964 a esta parte, el 90 por cien de los subsidios se centre en ese 12 por cien de la población, marginando a otras razas y etnias. No importa que la infecta “discriminación positiva” que preferencia a los negros por encima de los asiáticos o los blancos, les facilite el acceso a Universidades como Harvard y se lo impida a otros colectivos raciales.

No importa, en definitiva, la realidad de que los negros tienen en EEUU todos los derechos políticos y laborales y una vergonzante “discriminación positiva” a su favor.

Para la izquierda del Partido demócrata y para el grupo organizado de terror callejero llamado “Antifa”, la persona de raza negra siempre será utilizada como señuelo propagandístico y como “leit motiv” para atacar el orden establecido y a un presidente que les molesta como Donald Trump.

El relato marxista-cultural basado en “blanco opresor VERSUS negro víctima”, es la argamasa de toda la izquierda internacional, desde el partido demócrata de EEUU, hasta PSOE, Podemos o sus guardianas de la porra internacionales llamados “Antifa”.

La muerte del negro George Floyd está siendo instrumentalizada para exacerbar la división social que interesa a la izquierda a nivel global para asentar su torrente destructor de la civilización.

Estos momentos donde EEUU arde como consecuencia del movimiento “antifa” son especialmente propicios para el ataque de la izquierda internacional contra Occidente aprovechando los flecos de democracias que se han rebelado tibias y dispuestas a dejar descomponer sus instituciones históricas como lo eran la vigencia del derecho natural de influencia cristiana y aristótelica, o su identidad cultural y racial.

“Antifa” está saqueando, quemando y asesinando en las calles de EEUU y también de España con disturbios en Gerona o Zaragoza protagonizados por inmigrantes e izquierdistas. ¿Espontaneidad? ¿O planificación siniestra?

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Más bien lo segundo. El carburante financiador de “Antifa” y sus satélites internacionales lo proporciona, cómo no, el magnate anti-Occidental y anti-Estado nación llamado George Soros.

Las pruebas son irrefutables. El fundador del movimiento “ Antifa” en Australia, admitió que George Soros conformó la identidad del grupo terrorista de ultraizquierda para que fuera más peligroso que ISIS. También denunció las ayudas recibidas por Soros y sus intenciones.

El exlíder de Antifa en Australia, Shayne Hunte, afirmó que renunció al grupo comunista y racista anti blanco después de 4 años, tras darse cuenta de que “Soros nos estaba usando para comenzar guerras civiles en todos los países del mundo”. En una entrevista con News.com.au, Shayne dijo: “Me radicalicé en Sydney. Originalmente me preocupaba la intervención occidental en Siria. Las personas radicales de izquierda dominaron las manifestaciones y comencé a asociarme más con ellas. Mis supuestos amigos “normales” se alejaron. Pasábamos el rato en una biblioteca anarquista en Sydney. Es como una red extremista. Llegué a creer que la guerra era un síntoma de sistemas más grandes en juego en la sociedad y que eran el verdadero enemigo: la supremacía blanca y el patriarcado. El movimiento Antifa cree que estos sistemas deben ser destruidos a través de un proceso de “plataformas” para salvar al mundo. Esta micro sociedad se convirtió en mi vida durante cuatro años. Creen históricamente que en sus raíces está la lucha contra la opresión nazi. Dirigen un sitio web que se actualiza cada dos semanas con una lista personajes de derechas a los que hay que acallar. Leí que Antifa en los Estados Unidos está entrenando a personas para disparar y golpear. Es lo mismo que pasa aquí (en Australia). Antifa en Sydney está entrenando a su gente en artes marciales para, como dicen, “luchar contra los nazis”. Es una mentalidad paramilitar”.

En EEUU, además, la red de fomento del racismo anti-blanco llamada “Black liver Matters” (La vida de los negros importa) recibe más de 600.000 dólares cada año de grupos controlados por George Soros. La organización mencionada difunde la idea de que la policía es un aparato represor blanco contra los negros de norte América.

Este grupo financiado por Soros hace que toda acción policial contra delincuentes de raza negra sea denunciada y tachada de racista con falsas acusaciones de violencia policial. La policía, acribillada a falsas acusaciones, temerosa de cargos criminales, se ha visto desmoralizada y atacada, de modo que su fuerza y capacidad coactiva frente al delito se ha visto disminuida y la delincuencia negra ha aumentado.

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Hoy las calles de EEUU son una batalla campal de turbas alienadas por la locura ideológica sectaria y matona porque la siembra ideológica y social del racismo anti-blanco lleva décadas incubándose.

El fracaso del modelo integrador-subsidiador de EEUU que ha privilegiado desde 1965 a la población negra ha fracasado porque es discriminador y porque empodera sentimientos particularistas y excluyentes agitados por “Antifa” y por la izquierda globalista.

Desde que Trump ganó las elecciones de noviembre de 2016, los actos patrióticos de EEUU como son el homenaje a Robert Lee o las manifestaciones en favor de la familia heterosexual se han visto ensombrecidos por ataques callejeros de los grupos pagados y amaestrados por Soros como “Antifa” o “Black live matters” . La agitación mediática contra Trump ha corrido a cargo de los magnates mediáticos de Nueva York como Bloomberg y del entorno de la demócrata Nancy Pelossi.

A los “Antifa” españoles del mundo progre español la muerte de más de 50.000 ciudadanos por coronavirus no les ha importado; pero sí la muerte de George Floyd, que ha levantado en España a comunistas y anarquistas de todo pelaje enardecidos por Podemos y PSOE y sus guardianas de la porra de CUP y Bildu para atacar a Vox y defender el empoderamiento de los invasores ilegales que arriban a España. Las calles de diversas ciudades españolas como Gerona o Zaragoza han ardido en incidentes perpetrados por inmigrantes y por adalides antifa.

Con las acciones terroristas del movimiento Antifa -comunista, feminista y racista anti blanco-, que en España empodera a los inmigrantes ilegales atraidos por la ‘paguita’ clientelar (ingreso minimo vital), se dirime en buena medida cuál será el camino de nuestra civilización. O ellos, o nosotros. Invasión y globalismo, o españoles protegidos y Fronteras seguras.

La lección debería quedarnos clara en España. Hemos de defender nuestra cultura autóctona, admitir que el multiculturalismo es un fracaso y debemos deportar masivamente a todo elemento foráneo hostil y delictivo.

El movimiento Antifa es capaz de todo atentado: ha incendiado a EEUU, y utiliza a los negros de norte América o a los ilegales de España para derribar el orden establecido. Odian a Occidente y desean un empoderamiento racista anti-blanco que dinamite nuestra sociedad y civilización. 
O paramos a “Antifa” y a sus perros de presa, o nos devorarán.

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Jose Miguel Pérez