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IV

¿Era Falange Española confesionalmente católica?

“La interpretación católica de la vida es, en primer lugar, la verdadera; pero es además, históricamente, la española.

Así, pues, toda reconstrucción de España ha de tener un sentido católico.

El Estado nuevo se inspirará en el espíritu religioso católico tradicional en España y concordará con la Iglesia las consideraciones y el amparo que le son debidos”. Puntos Iniciales de Falange Española. FE. Diciembre de 1933.

“Partía la Falange de una concepción total del mundo y de la realidad, de una concepción clásica y cristiana, que asumíamos por entero en sus imperativos de hoy frente a la realidad histórica. Con esto, cuando hablaba ya el Jefe Nacional en el acto de la Comedia de  “unidad de destino, leyes de amor” y de “guardias bajo las estrellas”, en todo ello iba ya implícita una manera de concebir Dios y el mundo, el cielo y la tierra, el espíritu y el cuerpo, la idea y el hecho, y a la vez la convicción inseparable de que la vida humana debe ser regulada por una sabiduría que la trasciende, por fines que la trascienden y en primer lugar por una sabiduría divina, por un Dios ordenador, sin el cual no concebimos la naturaleza ni la Historia

Crear un movimiento español que, partiendo de estos contornos clásicos y cristianos de la vida, se aviase desde un alto sentido tradicional y universal a un alto sentido moderno y patriótico de España, constituía nuestro empeño”. Extrema experiencia. Rafael Sánchez Mazas. Semanario Arriba. Nº 21. 28 de noviembre de 1935.

Según el Diccionario de la Real Academia Española “confesar” significa  expresar voluntariamente los actos, ideas o sentimientos verdaderos de uno, y “confesional”, perteneciente a una confesión religiosa o que la defiende.

La Falange Española fundada por José Antonio Primo de Rivera en 1933 ¿defendió el catolicismo y expresó su adhesión al mismo?

No cabe duda de que así fue.

Los Puntos Iniciales, declaración de principios de la recién nacida Falange, fueron redactados por el Fundador y publicados en el semanario FE en diciembre de 1933.

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Uno de ellos, el octavo, trata el asunto de lo espiritual.

Dice así:

«Falange Española no puede considerar la vida como un mero juego de factores económicos. No acepta la interpretación materialista de la Historia.

Lo espiritual ha sido y es el resorte decisivo en la vida de los hombres y de los pueblos.

Aspecto preeminente de lo espiritual es lo religioso.

Ningún hombre puede dejar de formularse las eternas preguntas sobre la vida y la muerte, sobre la creación y el más allá.

A esas preguntas no se puede contestar con evasivas; hay que contestar con la afirmación o con la negación.

España contestó siempre con la afirmación católica.

La interpretación católica de la vida es, en primer lugar, la verdadera; pero es además, históricamente, la española.

Por su sentido de catolicidad, de universalidad, ganó España al mar y a la barbarie continentes desconocidos. Los ganó para incorporar a quienes los habitaban a una empresa universal de salvación.

Así, pues, toda reconstrucción de España ha de tener un sentido católico.

Esto no quiere decir que vayan a renacer las persecuciones contra los que no lo sean. Los tiempos de las persecuciones religiosas han pasado.

Ni menos que vaya a tolerar intromisiones o maquinaciones de la Iglesia, con daño posible para la dignidad del Estado o para la integridad nacional.

Quiere decir que el Estado nuevo se inspirará en el espíritu religioso católico tradicional en España y concordará con la Iglesia las consideraciones y el amparo que le son debidos«[1].

Afirmar que la interpretación católica de la vida es la verdadera implica confesar que la religión católica, base de esa interpretación, es la verdadera, y, por tanto, reconocer al único Dios verdadero, autor de la religión, que es la Santísima Trinidad, cuya Segunda Persona se encarnó en Nuestro Señor Jesucristo.

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Afirmar que toda reconstrucción de España ha de tener un sentido católico y que el Estado nuevo se inspirará en el espíritu religioso católico tradicional en España, implica someter el nuevo orden social a las verdades y normas morales de la religión católica.

Afirmar que El Estado concordará con la Iglesia las consideraciones y el amparo que le son debidos, implica reconocer que el Estado, aun siendo una sociedad con una esfera de actuación propia distinta de la de la Iglesia, tiene unos deberes para con ella y, consecuentemente, ambas sociedades no pueden estar separadas, ni la Iglesia subordinada al Estado.

Estas tres afirmaciones recogen lo esencial de la doctrina tradicional sobre la confesionalidad de los Estados.

Por eso, ni un carlista tan docto e íntegro como Víctor Pradera, ni un contrarrevolucionario colaborador de Acción Española, como Francisco Moreno, marqués de la Eliseda (el primero desde fuera de la Falange, el segundo, desde dentro) pusieron ninguna objeción al planteamiento de Falange Española sobre la cuestión religiosa[2]”.

Hasta que llegó la fusión con las J.O.N.S.

 

[1] Obras de José Antonio Primo de Rivera. Delegación Nacional de la Sección Femenina del Movimiento. 1971. (JAOC) Página 92.

[2] Víctor Pradera, eso sí, probablemente pensaba de este planteamiento, lo mismo que del resto de propuestas falangistas: “No hay tampoco sobre este particular en la bandera que se alza nada que no estuviese inscrito en la del Tradicionalismo con mayor perfección”. ¿Bandera que se alza? Víctor Pradera. Acción Española. Nº 43. 16 de diciembre de 1933. Página 649.