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Sánchez en sus últimos meses de gobierno está desatado y sin ningún escrúpulo tratando de arrasar con todo vestigio del pasado. Entre sus perversos objetivos está la llamada resignificación del Valle, que no es otra cosa que un parque temático contra el franquismo y si pudiese derribaría la cruz, la más grande del mundo, que es de lo más valioso de nuestro patrimonio nacional. Obviamente le estorban y mucho los monjes benedictinos que con su vida de oración y sacrificio y amor a la patria son una piedra en el zapato para él y una gran resistencia a sus planes malvados.
El prior del Valle de los Caídos, el sacerdote benedictino Santiago Cantera, se ha manifestado con contundencia en una entrevista concedida a Mundo Cristiano y ha pedido que «dejen a los muertos en paz» y ha asegurado que no será nada fácil expulsar a sus monjes de ahí, pues siguen en el ahora denominado Valle de Cuelgamuros por un convenio que el Estado «no puede romper unilateralmente».
Este convenio, según recuerda el prior, fue firmado entre la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y la abadía de Silos, a la cual subroga la personalidad jurídica la abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, desde el momento que nace. «Es decir, tendría que hacerse un nuevo convenio con nosotros. Aunque esto lo asuma Patrimonio del Estado y ya no Patrimonio Nacional, el convenio lo tienen que asumir. Solo cabe negociar un nuevo convenio».
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