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Era la Guerra Civil preconizada por el socialista Largo Caballero antes de las elecciones del 33; el 21 de Octubre este siniestro socialista, remedo de Lenin, manifestaba: “si nos cierran el paso por la violencia, ahogaremos a la burguesía por la violencia; haremos la revolución violentamente; ”Pongámonos en la realidad…estamos en plena guerra civil….”

Ya el 1 de Octubre, este bolchevique revolucionario, declaraba en un mitin de los tranviarios: “ Nuestro partido es, ideológica y tácticamente, un partido revolucionario, y cree que debe desaparecer este régimen (la República).

Los hilos del golpe los manejaban en la clandestinidad los socialistas Prieto y Largo; el éxito significaba la culminación del programa marxista y la destrucción del sistema burgués.

El General Franco dirigió las operaciones militares para doblegar la sublevación de Asturias el año 34; revolución abanderada por los socialistas y la Cataluña sediciosa y separatista. Sirvió con lealtad y disciplina las órdenes que dimanaban del Gobierno de la República.

En esta situación tan comprometida los monárquicos le urgieron a aprovechar la ocasión para dar un contragolpe derechista, pero él lo rehusó.

En esas fechas aciagas, en Rusia, el diario Pravda se felicitaba de “la lucha heroica y gigantesca” que abría “perspectivas nunca vistas para la revolución española” gracias a que “los proletarios españoles están curados de la enfermedad de las ilusiones democráticas”

Gran sarcasmo y cruel provocación experimenta un español de orden en esta triste y rabiosa actualidad, viendo que el personaje tiene un monumento en Nuevos Ministerios de Madrid, dos moles de bronce dedicadas a exaltar la figura del revolucionario, traidor a la República, y de su adlátere y compinche socialista, Indalecio Prieto.

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Dos insignes representantes del PSOE, una pareja de hombres, a los que la Historia de la Patria debe admiración y sentido recuerdo. ¡Qué digo! idolatría y veneración.

Esto es el socialismo español, la verdad histórica, la conveniencia política, el desiderátum de la justicia social y del progreso. Un partido, que lo que no puede tener o poseer, lo destruye.

Con motivo de la condena a muerte del Cte Pérez Farrás, jefe de las fuerzas rebeldes en la Generalidad de Cataluña, las izquierdas y los nacionalistas se movilizaron para el indulto, que Alcalá-Zamora concedió violando la legalidad; Gil Robles pensó en una actuación de fuerza que restaurase la legalidad, contactando con los generales Goded y Fanjul. Estos le recomendaron, una vez solicitada la opinión de Franco, que no se estimaba prudente ni conveniente tal actuación.

A principios del año 35, D. Niceto, con el propósito de impedir cumplir el plazo de 4 años al gobierno de derechas y frustrando su intento de revisar la Constitución, resolvió deshacerse de la CEDA y promover la disolución de las Cortes; los generales deliberaron sobre la posibilidad de salvar el espíritu de la Constitución; de nuevo el General Franco les convenció de que no podían contar con el Ejército para el hipotético golpe de timón.

No es asunto de esta reflexión analizar los orígenes de la Guerra Civil y cómo se llegó a la decisión del levantamiento militar y civil que evitó que España se convirtiera en un satélite de la Unión Soviética, en una colonia del genocida Stalin.

Así como España ha salvado en los siglos VIII y XVI a la civilización europea de la ponzoña del Alcorán, la victoria de los nacionales en la Guerra Civil, bien podría estimarse que fue  un factor a considerar para que  en cierta medida Europa no fuese infectada por el virus mortal del comunismo.

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Añadir que Madariaga entre otros intelectuales e historiadores con justo criterio  destacan que la división del PSOE fue una de las claves para el despeñamiento de la Patria hacia la Guerra Civil; y más aún, la hegemonía del sector bolchevique y revolucionario que encarnaba el “Lenin Español”, Largo Caballero, sobre el grupo que representaba el moderado socialista, Besteiro, y sobre el del infausto y ladrón socialista Prieto.

¿Quién, una vez, conocidos estos datos históricos, puede afirmar que el general Franco era una persona con tendencias innatas a la sublevación y al pronunciamiento contra el orden establecido?

No se ha hecho referencia a la deriva revolucionaria que se instauró en España, tanto antes de las elecciones de Febrero del 36, como después de ellas; asesinatos, quema de iglesias, asaltos a las sedes de los partidos, secuestros, fraude electoral, extorsiones, y el PSOE y los partidos de izquierda, cada vez más bolchevizados y sometidos al comunismo de la URSS.

Autor

REDACCIÓN