
En uno de los grupos de trabajo en los que me gusta participar se mencionó el nombre de una persona totalmente desconocida por la mayoría del pequeño grupo que asistíamos a la reunión… Stanislav Petrov ¿alguien sabe quién era este tal Stanislav Petrov?
No lo busquen entre premios nóveles, grandes artistas, deportistas de élite, … era uno de los nuestros, un trabajador oscuro en un puesto oscuro cuya única función era recibir órdenes y ejecutarlas, no se le pagaba para pensar.
Pero ¡Gracias a Dios! y por suerte para todos nosotros ese día decidió salirse de los protocolos y la ‘racionalidad’ impuesta por el mando, y decidió pensar actuando según nadie lo esperaba actuando de forma ‘irracional’ pasando a ser conocido por “The Man Who Saved the Word” (El hombre que salvó el Mundo).
Para ‘ponerlo en contexto’ debemos regresar a 1983, año que el Mundo pendía del terror nuclear de la Guerra Fría, algo parecido a la situación actual y que tanto añoran nuestros gobernantes europeos que a diario nos acosan con un nuevo apocalipsis vírico, climático o nuclear, pero ‘mucho mejor’ ya que en esos años solo había dos titanes enfrentados permanentemente como eran EEUU y la URSS, no como ahora que hay tres titanes enfrentados (China, Rusia y EEUU) y una especie de duendecillos disfrazados de ‘mininapoleones’ que van dando saltitos por Europa atemorizando a los ciudadanos de peligros en nuestras fronteras cuando el verdadero peligro para los europeos lo tenemos ya en nuestras calles.
Pero regresemos al hilo del relato, en esa mañana fría (en Rusia por necesidad debería de ser fría) las computadoras que vigilaba Stanislav Petrov se pusieron al rojo vivo avisándole de un ataque con misiles nucleares sobre la URSS desde EEUU, vuelvo a repetir… ¡Gracias al Señor! en ese momento se encontraba Stanislav Petrov y no otro de sus compañeros que probablemente en lugar de comportarse ‘irracionalmente’ habría sido ‘racional’ y aplicando los protocolos habría levantado el teléfono avisando a sus mandos de que se estaba produciendo el temido ataque nuclear desde EEUU y se debía dar respuesta inmediata en segundos, mejor que en minutos, si se deseaba lanzar el programado contraataque nuclear desde la URSS.
A nadie se nos escapa que si Stanislav Petrov no hubiese sido ‘irracional’ ninguno de nosotros estaríamos ahora leyendo este relato y sí buscando ‘bichos’ que comer entre los escombros de lo que una vez fueron grandes ciudades europeas.
Pero en lugar de hacer lo ‘racionalmente esperado’ decidió hacer lo ‘irracionalmente no esperado’ llamando al oficial y dando aviso de un error en el sistema. Posteriormente se descubriría que se habían producido una serie de errores de identificación por parte de los satélites de la URSS confundiendo lo que solo era brillos solares por motores de misiles nucleares.
Ahora que estamos en el siglo de la IA estos hechos históricos nos deben recordar que una diferencia entre los hombres y las máquinas es su ‘brillante comportamiento irracional’ que nos hace actuar fuera de lo ‘racionalmente esperado’ aportando obras de arte, avances tecnológicos, novedades gastronómicas … fruto de romper con las normas establecidas, ofreciendo soluciones novedosas donde otros solo ven tareas monótonas.
Estos comportamientos ‘irracionales’ los podemos ver en nuestro día a día, en las relaciones comerciales, sociales, culturales, familiares, … donde algunas personas actuando de forma disruptiva ofrece alternativas inesperadas.
Lo vemos en las empresas donde en las negociaciones se pueden obtener soluciones más beneficiosas para ambas partes si se cambia el enfoque, el famoso ‘ganar-ganar’ en el que se juega a tirar de la cuerda hasta tensarla al máximo, pero teniendo mucho cuidado de no romperla, una cuerda rota podría significar el final para todos ya que su reconstrucción resulte imposible pasando de una negociación ‘ganar-ganar’ a un ‘perder por todos’… no debemos confundirlo con ’jugar de farol’ en una partida de cartas.
Hay que analizar la posición de cada participante en el juego, si los pesos de los contrincantes están muy desnivelados, si la información disponible por las partes no es equivalente, el ‘ganar-ganar’ pasaría a ser una ‘imposición’. Esto se ve muy nítidamente cuando se ponen en práctica juegos entre grupos de individuos midiendo su conducta ante diferentes alternativas. Observándose como en ciertas ocasiones priman más los sentimientos que nos hacen ‘irracionales’ que los conocimientos y reglas que nos hacen ‘racionales’.
En la política, también, estamos viendo este tipo de juegos, vemos a Trump que juega al ‘ganar-ganar’ con Putin, mientras que juega a una ‘imposición’ con México o Colombia.
Como cualquier jugador de mus, debes conocer que triunfos tienes en la mano, como no ocurre en el caso de los dirigentes europeos, una Europa deprimida en lo social, cultural, tecnológico, industrial, comercial, agrícola, minero, militar, espacial, económico, … Es difícil que la ofrezcan un ‘ganar-ganar’, mucho más cuando tu contrincante conoce perfectamente las cartas que tienes, por mucho que intentes esconderlas.
Los pobres duendecillos europeos todavía confían en imponer las reglas de negociación a Trump, cuando es éste el que tiene la última decisión sobre si las reglas del juego serán un ‘ganar-ganar’ o una ‘imposición’, inútilmente tratan de sacar pecho estirando el cuello de forma grotescamente amenazadora buscando atemorizar estos nuevos ‘mininapoleanos’ al nuevo ‘sheriff’ de Occidente.
EEUU solo tiene que aguantar y dejar pasar el tiempo alcanzando un acuerdo positivo para ambos con Rusia, al igual que lo viene buscando con China, como todas las noticias parecen van apuntando, a la pobre Europa solo le quedará ‘acatar las imposiciones’ que le vengan desde los tres titanes mundiales.
Mientras Europa se esconde tras sus ‘reglas racionales’ impuestas durante años por el ejército de burócratas, EEUU sorprende al mundo con su ‘irracionalidad’ haciendo cambiar el equilibrio mundial a ritmo de decretos, mensajes y noticias diseñadas desde el nuevo equipo disruptivo de políticos norteamericanos.
Vicente Medina Prados
Colaborador de Enraizados
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Un verdadero católico NO cree en la mentira. Un judío de pleno, pero un católico NO cree en el padre de la mentira, satanas, ni en sus vástagos, los que trabajan para la política, sea del signo que sea (como hoy vemos, por ejemplo, en la democracia más «ejemplar» del mundo, la de USA, con Donald Trump, tan enemigo de Dios como sus predecesores sin excepción), y sus adláteres, incluidos militares democráticos (valga la incoherencia, muy propia de funcionarios mercaderes y mercenarios por un sueldo, que no por vocación patriota).
El mismo Señor nos avisó de que viviésemos sin miedo, que no temiésemos al que pudiera matar el cuerpo pero que nada puede hacer con el alma, que más bien temiésemos al que pudiera llevar alma y cuerpo a la Gehenna de fuego, esto es, el infierno. El que confía en el Señor no teme a la muerte, porque la muerte es el comienzo de la Vida verdadera, la Vida eterna prometida por el Señor para los que guardan su Palabra y mandamientos, y sus santos de todos los tiempos. Teme, eso sí, el verdadero cristiano o católico, perder la fe y alejarse de Dios dejándose arrastrar y seducir por falsos doctores, mercaderes o políticos de cualquier signo, que tratan de manipularle a conveniencia de sus intereses mundanos económicos y políticos, teme ofender así a Dios, al único al que debe fidelidad plena y sin restricciones, teme ofenderle dejándose convencer con las mentiras y manipulaciones, como hacen los que en verdad no creen en Dios aunque se hagan pasar por «cristianos» (sinónimo de católicos) y lo honren solo con los labios.
Ya nos advirtió también de que vendrían muchos metiendo miedo sobre guerras y rumores de guerras. Nos pidió que no nos alarmásemos, que todo eso era necesario que ocurriese pero que no sería el fin, sino el inicio de los dolores de parto que precederían a su Parusía o Segunda Venida, la cual será como relámpago que brilla de oriente a occidente, inequívoca para toda la humanidad.
Durante muchas décadas tras la victoria, transitoria y de castigo sobre la humanidad por sus crímenes, del mal absoluto en la II GM (conforme a lo revelado por la Santísima Virgen María en Fátima, Portugal), se infundió miedo a la población de uno y otro lado del telón de acero sobre una posible confrontación nuclear o bacteriológica según el MAD (Mutual assured destruction) entre los bloques que habían perpetrado en plena complicidad el mayor crimen contra el género humano y las almas desde la creación del mundo por Dios, como hoy perfectamente todo el mundo puede constatar, los bloques demoníacos socialista y democrático, amparados por una potentísima maquinaria de propaganda embustera más propia de los voceros del demonio desde las imprentas del infierno, uno encabezado por la satánica URSS (lo de satánica por lo que el mismo Señor reveló sobre ella a Santa Faustina Kowalska, pto. 818, solo puesto en duda por los que odian o rechazan a Dios y los protestantes, aun infiltrados en la Iglesia Católica, que tanto daño están haciendo) y otro por los masones democráticos y mercaderes de la muerte USA (la Gran Ramera de Babilonia asentada sobre muchedumbres democráticas, un régimen de prostitución generalizada a cambio de un plato de lentejas y sin ninguna fidelidad a lo más santo, a Cristo). Hasta que Dios no haga de todos estos y demás enemigos, cenizas amontonadas como estrado bajo sus santísimos pies, la prueba de fuego recae sobre toda la humanidad según ya nos vino revelado en Mt 24 al hilo de la escatología, requiriendo paciencia y perseverancia en la Palabra del Señor y sus mandamientos, especialmente el de la santísima Caridad.
Lo que se pretende es instrumentalizar el miedo en beneficio de intereses políticos y económicos de diversos partidos, todos demoníacos, que no tienen otro fin que la perdición de las almas, pues las suyas ya están perdidas. Al demonio y sus vástagos no les interesa hacer mártires, por eso interesa limitar la guerra. Lo que interesa al demonio y sus vástagos es asesinar almas. Y para ello hacen uso del miedo, pues un voto lleva al infierno al que lo emite, pues le hace ser solidario de todos los crímenes de la democracia y sus políticos, aunque no sean los que directamente han votado. Quien vota, consiente con la democracia, luego es responsable de su fruto aunque quiera eludirlo excusándose.
Del mismo modo que Eva y Adán trataron de justificarse ante Dios mismo alegando que habían sido seducidos y engañados por el demonio (que no atentó contra ellos de ningún modo, pues de haber sido así, sólo satanás hubiese sido el culpable y el condenado y Dios hubiese librado a la humanidad del demonio, hoy tan presente en todos los regímenes políticos existentes), también así tratarán de justificarse los que apoyen este tipo de campañas políticas de miedo fantasiosas sobre la guerra fría para atraer apoyos políticos a cualquier anticristo asesino de almas por embustero como el demonio.
Lo que demuestra la teoría de juegos inequívocamente es que el equilibrio de paz entre USA y URSS, el famoso dilema del prisionero, hubiese sido imposible de haber actuado conforme a como han venido actuando los políticos de todos los tiempos, conforme a sus valores y creencias, conforme a su ciega psicopatía insensible totalmente al dolor y el sufrimiento causado, todos demoníacos y alejados de la verdad, lo que demuestra su imposibilidad de aniquilar uno al otro y su limitado poder de destrucción, como hoy demuestra la guerra de Ucrania o el hecho de que ya no hay guerras en las naciones entre unos y otros, como en España en 1936. El demonio y los suyos (políticos) no quieren ya derramamiento de sangre, pues ésta genera mártires y conversos por millones como la historia ha demostrado en incontables ocasiones, en España a partir de 1939, sin ir más lejos. Y eso es contrario a sus perversos planes. Incluso C. S. Lewis llegó a comprenderlo tras su conversión, como bien plasmado lo dejó en su famosa obra de las cartas del diablo a su sobrino.
Lo que está en juego no es la destrucción del mundo y las naciones (ya aniquiladas en el castigo no evitado de la II GM en el sentido del mensaje de Fátima, especialmente los países que quedaron bajo órbita soviética, cada vez más, pues Rusia extendió, en efecto, sus errores por toda la tierra, y la propia Alemania con el macro genocidio denominado «desnazificación» o bastardización de los germanos en sus mujeres supervivientes). Esto ya no está en juego, NO.
Lo que está en juego es la salvación o la perdición masiva de las almas en una especie de bautismo de fuego espiritual que pone a todos y cada uno de los hombres y mujeres del mundo ante la Verdad y le hace definirse frente a ella sin poder eludir su posición, un período de prueba terrible como la pasó el Señor en Getsemaní que quiera Dios que no dure mucho por la salvación de las almas que Él tanto ama. Ese y no otro es el verdadero campo de batalla entre las fuerzas de Dios y las del demonio, entre Cielo e Infierno. Y esa guerra se libra entre la fidelidad a Cristo (el Bien) y el engaño de la política (el Mal). O se confía en Dios (que puede acarrear persecución, pobreza, miseria, cancelación y martirio al presente, pero gloria eterna futura por haber dado gloria aquí a Dios) o se confía en la política (mundo, mentiras, engaños, manipulaciones, hipocresía, seducción de masas con placeres, riquezas, dinero y hedonismo, etc., que conducen al infierno eterno por ser seducidos de la mentira que todo el mundo conoce, pues ya no se engaña a nadie, pero que la mayoría sigue inconcebiblemente sin el menor atisbo de reacción, como si estuviesen automatizados por una seducción diabólica, hipnotizados. Ahora ya no habrá otra oportunidad como la tuvieron Eva y Adán. Ahora espera la muerte segunda, el infierno eterno por haber seguido al Mentiroso y sus vástagos, los políticos y mercaderes de este mundo).