21/11/2024 15:24

En este momento de bulos y más bulos, cuando la política española se encuentra enmarañada en una frenética lucha de información y desinformación, he tenido la suerte de intervenir en la presentación del libro, “Yo, el difamado”, del periodista de Radio libertad D. Luis del Pino, ahora incluido, tanto su medio de comunicación como él mismo en el grupo de los grandes esparcidores de bulos existentes en el mercado patrio de la comunicación, según dicen desde el Gobierno y medios progubernamentales.

Si la portada del libro no nos mostrase al rey Fernando VII y en la contraportada no nos hablase del Rey Felón, los epítetos de estúpido, tramposo, cobarde, mentiroso y traidor podrían referirse a alguien que no fuera el rey en cuestión. Si no fuera porque está escrito como una autobiografía apócrifa, en la que el mismo habla en primera persona y se dirige a un tribunal para disipar los bulos sobre él cacareados por lo hasta ahora conocido como historia del felón, podría llevarnos al equívoco de quién era el personaje referido.

Si yo les digo que va de las intrigas políticas, de un primer ministro corrupto, que intenta culpar a un rey antes durante y después de serlo, de la familia, padre, madre, hermanos, esposa, ministros, amigos, partidos en pro y contra, conservadores, liberales, revolucionarios, todos ellos rodeados de corrupción insaciable, negocios escandalosos, meteóricos ascensos, denuncias, juicios, traiciones, maletas, viajes de aquí para allá, decisiones constitucionales o inconstitucionales e incluso tramas internacionales y cartas dirigidas al pueblo y los ciudadanos españoles, unidas a amnistías y condenas, parecería que es una novela basada en la frenética actualidad española.

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Pues no, estamos hablando de un período histórico en la España de finales del XVIII y comienzos de siglo XIX, entre 1784 cuando Fernando VII nace en San Lorenzo de El Escorial y el 13 de mayo de 1814 en el que el Rey entra triunfante en Madrid.

Un libro estructurado en tres partes: La intriga de El Escorial; El camino al 2 de mayo y Guerra; Exilio y Cortes.

Apasionante desde un principio y que viene a cambiar la interpretación de la figura que se nos ha venido dando de el “rey felón”. Un cambio que se va produciendo poco a poco según vamos leyendo cartas, correspondencia pública y privada, documentos oficiales, tratados, memorias, juicios. Sin duda un pormenorizado estudio e investigación que el autor hace de esta parte de la historia y que sin duda nos deja con las ganas de continuar con la vida de Fernando VII y su devenir hasta su muerte en 1833 y que esperamos con ansiedad y sin duda, con una nueva visión de este, que sin ser el mejor rey que haya tenido España, tampoco hay que hablar de él como “el Felón”.

La historia acaba poniendo a cada uno en su sitio. Eso sí, a Fernando VII le ha venido con 200 años de retraso; su mundo de bulos ha sido eso, todo un mundo de bulos y sin que nadie, hasta ahora, se haya molestado en leer e investigar, porque lo de “dato mata a relato” es incuestionable y solamente el dato puede ser sustituido por otro dato y por ello los bulos igual que tienen un principio tienen un final y este es cuando aparece el dato que o lo corrobora, y por tanto deja de ser un bulo, o bien desmiente y finaliza el mismo.

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Para que veamos lo que puede hacer un bulo sirva solamente de ejemplo que Fernando VII, único rey nacido en San Lorenzo de El Escorial, no tiene una estatua, ni una plaza, calle o avenida, ni el nombre de un polideportivo o colegio público, ni siquiera un callejón oscuro en este pueblo que le vio nacer. ¿En qué pueblo de España ocurre algo tan inusual con un natural del sitio y para realzar su importancia?

Que los bulos desaparecen demostrando, fehacientemente, que lo son. Datos es lo que se necesita: datos soportados por documentos, cartas, contratos, sentencias, esto es lo que hace que el Fernando VII “felón” haya sido un bulo salvado por los datos de un buen trabajo. Veremos los bulos de ahora y los datos que los soportan o anulan.

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Carlos Zarco
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Geppeto

Carlos IV traicionó a España y a los españoles permitiendo que las tropas de Napoleón invadieron España mientras el vivía a cuerpo de Rey en Bayona Después de todo esto y para no extenderme fue proclamada la constitución de 1812 y estas sabandijas no debieron de pisar España jamás No entiendo el vergonzoso recibimiento que le dieron al felon en Valencia mis antepasados Lo debieron de colgar en un puente A veces me avergüenzo de ser español Somos un pueblo que no tiene término medio vamos del heroísmo máximo a la cobardía y servilismo más abyecto

Carlos zarco

Tolle lege

Alvar

Los borbones, por mucho que se quiera, no son reyes españoles, un rey español, de los de verdad, como Alfonso I de Aragón, el 2 de mayo habría salido montado a caballo con su guardia personal a destrozar la prepotencia de Murat y a advertirle a Napoleón que esto no es cualquier cosa, esto es España, y aquí el que la hace la paga.
Pero claro, Fernando era un Borbón, más dado a la buena mesa y a la buena cama que a verter su sangre para gloria de Dios, eso era cosa de los brutos hispanos del medievo. Mejor que muera la chusma, que el rey debe saber valorar sus privilegios de cuna, no ganados en el campo de batalla.

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