Admito que soy un teórico, pero sin olvidar la praxis. Mi vida ha trascurrido conjugando a la par ambos términos. Lo cual es una fuente de tensión interna. Con lo fácil que resultaría imitar a la masa que no pierde el sueño en esforzarse por rectificar el rumbo de la sociedad, cuando la vida religiosa, política o social no va por donde debiera. He vivido dos épocas totalmente diferentes; la primera desde que nací hasta 1975; la segunda, desde ese año hasta hoy. Y podría decir que el 20 de noviembre de 1975 es el hito que marca la separación.
¿La razón? Muy simple. Aunque la Sinagoga de Satanás había tomado posesión definitiva del Orbe con la victoria aliada en agosto de 1945 para consumar ese gran objetivo diabólico le faltaba anular y liquidar el éxito la “Ciudad de Dios” con el triunfo de la Cruzada o sea, única victoria que el mundo libre había conseguido frente al Comunismo asesino. Algo imposible de ver realizado mientras viviera el Generalísimo que capitaneó la gesta de los servidores de Cristo. La muerte de Franco, resolvió el problema.
Me imagino que la mayor parte de los que me pueden leer no vivieron, ni recuerdan lo que ocurrió en esos días históricos del 20, 21 y 22 de noviembre de 1975. Lo resumiré.
Al morir Franco, el pueblo español se lanzó a la calle a desfilar ante sus restos mortales. Hubo quien hizo cola durante horas para poder mostrar su afecto. Recuerdo a cierto joven que voló de noche a Madrid desde Barcelona y volvió en la mañana para trabajar, tenía que despedirse de Francisco Franco como fuera…
Mientras el pueblo español sabía lo que perdía, también la gente honrada extranjera inteligente y preparada lamentó la desaparición del vencedor de los rojos pero, a nivel oficial, –el mundo controlado por la Sinagoga de Satanás– quedó clara la prohibición de asistir. Solo acudieron el General Pinochet, el rey Hussein de Jordania, el Príncipe Rainiero de Mónaco, el Vicepresidente de los Estados Unidos Nelson Rockefeller –que podia desobedecer a su gente— e Imelda Marcos esposa del presidente de Filipinas.
Sin embargo a la proclamación de Juan Carlos como Jefe de Estado, –el gran traidor a sus juramentos y a Franco–, acudió la flor y nata de los gobernantas mundiales sometidos al Poder Supremo “sin rostro”, empezando por Valéry Giscard d’Estaing que odiaba al Caudillo.
Son importantes esos datos porque demuestran el control de la Sinagoga de Satanás sobre los políticos y gobernantes.
Otra información a tener en cuenta –y que las nuevas generaciones ignoran–.: En 1939 España estaba en la ruina, … y en 1975, ocupaba ya la octava posición entre las naciones desarrolladas e íbamos hacia las dos o tres primeras. A partir de 1976, en vez de subir, empezamos a bajar y, en 2024, ya vemos en lo que está dejando el doctor Sánchez a nuestra patria.
Es, pues, el mejor momento para ilustrar a nuestros compatriotas de la causa de ese cambio oppositum per diametrum de la España de Franco y debería abrirles los ojos a los españoles. La explicación es sencillísima: El Generalísimo nunca pensó en su interés y en su provecho y, ya desde adolescente, –al pasar por Castilla, camino de la Academia de Toledo– vio claro las necesidades de nuestra tierra –árida, sin árboles, instrumentos de trabajo— y, su mente limpia y responsable, empezó a buscar soluciones, –porque él solo pensaba los españoles pues amaba a la Patria–. Esos que nos marean cacareando su democracia “nunca piensan en el pueblo” sino solo en “robar, llenarse los bolsillos, burlarse de la masa” y, por supuesto, en vivir los vicios que las riquezas les permitirán.
En esencia, ahí radica la diferencia entre un hombre que nos lleva a la libertad y a la grandeza y una nueva edad de oro, y estos mangantes que nos arruinan y conducen a la esclavitud de la miseria y la necedad. Eso sí, desprestigiando a los héroes y a su capitán, con la ayuda y el asesoramiento de los enemigos mortales de España.
No me canso de tener lástima de esas generaciones últimas, timadas y desinformadas en las escuelas, colegios, institutos y universidades que les han hecho ver en Franco una especie de monstruo, que no tienen nada que ver con el general de poco más de treinta años, único vencedor del Comunismo a nivel mundial, y genial conductor de un pueblo al que llevó desde la miseria a ser la envidia del mundo por el clima de paz y felicidad que el ciudadano disfrutó. Realidad doblemente meritoria porque partió de la ruina y porque además, los “vencedores de la II Guerra Mundial” lejos de ayudarnos nos pusieron todas las trabas posibles. Y, –para quienes no creen la Sinagoga de Satanás– les recuerdo que esos mismos que no supieron agradecernos la neutralidad que les facilitó la Victoria, tiraron los millones a chorro con el plan Marshall para “ayudar a sus enemigos” alemanes e italianos –ex nazis y ex fascistas- excluyendo a los españoles…. O, ¿es que se ha olvidado esta realidad vivida por mi generación y las anteriores?
Comprenderán que no es posible a una mente medianamente inteligente y con sentido de la decencia, comparar al Generalísimo con el ocupante actual de la Moncloa. Solamente es posible a quienes son capaces de preferir a Barrabás y condenar a Cristo.
Veinticinco años de paz en vascuence , 1964
Es tan triste la situación vivida hoy por los españoles que oigo sin interrupción de mi subconsciente el “misereor super turbam…”, –siento una pena inevitable por esa multitud– a la que nuestros dirigentes, intelectuales, políticos, etc. han engañado miserablemente y convertido al mejor estadista de los últimos cuatrocientos años en un monstruo, que un tonto del haba la ha hecho creer que firmaba sentencias de muerte mientras tomaba chocolate con churros… (A propósito de este “genial escritor” tengo a gloria proclamar que todo lo que he leído escrito por él, se reduce a un artículo que publicó La Vanguardia allá por los años sesenta…)
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
Totalmente de acuerdo, yo vivi esas dos épocas y esta es lamentable.
De acuerdo en todo, pero lo de la «praxis» es horrible. Es mejor decir «la PRÁCTICA».
Perfecto resumen.
La hegemonía cultural de los vencedores de la segunda guerra mundial impide que la gente pueda romper el nudo gordiano de su programación mental.