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Juan de Mairena en una de sus notas nos alerta sobre el siguiente supuesto: “si algún día España tuviera que jugarse la última carta no la pondría en manos de los optimistas, sino en las de los desesperados. Estos la jugarían valientemente, y podrían ganar; al menos salvarían el honor, lo que equivaldría a salvar una España futura. Los otros la perderían sin jugarla, para salvar sus míseros pellejos”
Invito a quien esto lea, a hacer un ejercicio de honesta reflexión para extraer las conclusiones que procedan sobre la hipótesis planteada.
Los tempestuosos tiempos con que el renacido Frente Popular acecha sin tregua a España, aconseja, más bien, obliga a todo español a tener plena y segura convicción de cuál es el partido en donde quiere estar en estos momentos de lucha.
No se trata de ganar o perder, se trata de ganar o morir, de que España quede aniquilada, pues, cavarán con placer su tumba y escupirán su memoria, arrasarán con todo lo que suene a español; ya lo intentaron en su día.
Una sociedad habitada y organizada por personas despojadas de todo su tiempo y hasta de la voluntad de rebelarse contra las ignominias, continuas provocaciones y premeditadas traiciones de sus gobernantes, compitiendo con sus conciudadanos por el dinero, la mera supervivencia y los falsos honores sociales; definitivamente, el alistamiento de sus ciudadanos bajo una bandera para la pelea es complicado, por no decir que imposible, a no ser que se les someta a una pedagogía, tal que no suscite ninguna duda sobre lo vital de su decisión y lo objetivamente trágico que resultaría su indolencia y pasividad.
Solipsismo, esta doctrina de actuación, seguida a pies juntillas por el “sanchista” Sánchez, sujeto que todo lo que dice queda tachado por ese diablo personal que esconde en su faltriquera política y que pone sobre lo borrado algo en evidente contradicción con lo manifestado en origen, un cucañista, un trilero de la peor especie, esta forma radical de subjetivismo en donde la realidad externa solo es comprensible a través del Yo, ya que es la única realidad tangible. Él solo sabe que existe él, la palabra viene a significar “solo uno mismo”, nadie existe, la única existencia es la del Yo, la del traidor y mentiroso Sánchez.
Todo lo anterior viene aderezado, cuantificado y aumentado con su natural egocentrismo, con su insolente narcisismo, trastorno de la personalidad que sumado a la fe ciega de su religión revolucionaria le confieren unas virtudes cínicas y perrunas que se traducen en su fidelidad a sí mismo.
Pero, esto no es todo, no debemos olvidarnos de su guardia personal, de los pretorianos que integran su ejecutivo, y que no dudan en hundir sus espadas en los vientres de sus enemigos para mayor gloria del proyecto desintegrador del emperador y alto honor de su persona.
Entre el uno y los otros, ya no hay ni moral ni principios que les impidan alcanzar la victoria total.
Sánchez viviendo en la Moncloa entre la soberbia y la ambición, no es consciente de que esa mixtura, esa aleación puede en cualquier momento ocasionarle la muerte política inesperada y terrible. ¡Voto al cielo, para que así sea!
En estos momentos, el Frente Popular parece una “confusión de máscaras”, un diálogo de una pésima y estridente obra de teatro, un mercado persa, una almoneda entre mafiosos; ahora bien, no se dejen engañar, el objetivo, el fin de esta confusión coincide con las expectativas de todos sus actores. Cuando se quiten las máscaras podremos constatar que en sus frentes tienen grabadas a fuego el mismo lema: “Destruir España”
¡A la mierda todos! Estáis convirtiendo España en la cloaca máxima, donde solo triunfan los sinvergüenzas.
Generosidad, cualidad de tener disposición para hacer el bien, para ayudar a los demás de un modo honesto, sin esperar nada a cambio.
Generosidad, pide Sánchez para permitir la ignominia de ofrecer la amnistía a los delincuentes golpistas catalanes; obviaremos las consecuencias de esta perversión democrática; abundaremos en la búsqueda de la disposición para hacer el bien; ese beneficio es como encontrar una aguja en un pajar, ¿cómo entender que Sánchez pueda en ningún momento tener disposición para hacer el bien, cuando su “cursus honorum” de responsabilidades políticas se resume en un himalaya de perrerías, mentiras y apropiación de legitimidad en la presidencia del gobierno?
Ayudar a los demás de un modo honesto, sí, ayuda a los delincuentes a reiterar su órdago contra la Unidad de España, “lo volveremos a repetir”, es connivente con el delito; y qué decir de la impostada honestidad que a si mismo se atribuye, ¿Dónde esconde el amor a la justicia y la verdad?
Sin esperar nada a cambio, esto es el desiderátum del cinismo, una de sus magníficas burlas a la ciudadanía, otra de sus chanzas nacionales, ¡por cierto!, una parte de los electores,— desdichados ignorantes engañados por este simpar personaje, incautos y cándidos españoles,— en un acto de sublime reflexión ceden su voto a aquel que se “chotea” de ellos y les ofrece la ruina moral y económica.
El resto de sus electores, lo votan y tienen su confianza depositada en él, por otras razones que en su día ya se pusieron en evidencia.
Los conceptos de generosidad, convivencia, progresismo, perdón, solidaridad……., en boca de esta gente, salen como sonidos catalogados en lugares comunes de la expresión oral, y siempre sucios y enmierdados hasta provocar el vómito.
Tome nota, Sr. Presidente, de la generosidad del pueblo español que tiene la intención de promover una suscripción popular para que se construya un “Arco de Triunfo” que conmemore y festeje la victoria del Frente Popular contra la debilitada y raquítica Democracia española, este monumento dispondrá de varias puertas o arcos sobre una base de travertino, y la totalidad de la construcción se realizará en mármol rojo, sus fachadas estarán ricamente decoradas y esculpidas en letras de bronce las sucesivas etapas que se produjeron hasta concluir con la caída de la Democracia y el Estado de Derecho garantizados por la Constitución del 78.
Cuánta generosidad la del pueblo y, qué ejemplo de adhesión y glorificación al impulsor, al emperador que acabó con lo que hasta entonces conocíamos como España.
Además del homenajeado, satisfacción y orgullo en sus legiones totalitarias. Algo sustancial y material les tocará del expolio nacional, siempre existe una gratificación, un óbolo por la victoria conseguida.
Se están barajando algunos nombres para bautizar el Arco, el infrascrito propone uno, “El Arco del Felón”
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Enmascarar con la semántica adecuada lo que no es mas que una rendición siempre ha sido el método empleado por el cobarde para justificar lo que hace.
La amnistía esta no es mas que la entrega de guiones, banderines y bandera al enemigo para que, enarbolandolas, dejen claro que han vencido en toda la linea.
Cuando la generosidad significa que el acto en si se va a hacer con tu dinero y tu nacion habrá que ir pensando en revelarse con todas las consecuencias, mientras tanto me adhiero a lo que se ha escrito mas arriba
«¡A la mierda todos! Estáis convirtiendo España en la cloaca máxima, donde solo triunfan los sinvergüenzas.
Yañado
SEÑORES, A POR ELLOS