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A raíz de la exposición eucarística de Carlo Acutis en el Valle de los Caídos, hemos tenido la oportunidad de entrevistar brevemente a Antonia Salzano, la madre del beato.
¿Cómo le ha cambiado la vida y su fe a raíz de la muerte en olor de santidad de su hijo?
Cuando Carlo murió yo ya tenía un camino de fe. Había empezado en 1994. Y en la muerte de mi hijo ya estaba preparada. Fue una cruz del Señor, pero también un don porque Carlo cuando murió empezó a hacer muchísimo bien en las almas. Yo he visto muchos milagros, muchas conversiones y desde entonces he tenido muchos encuentros con sus devotos, he dado testimonio…La muerte de Carlo me llevó a una misión nueva. Empecé a viajar a conocer muchísima gente. Es una cosa bella ver como el Señor utiliza a Carlo para ayudar a muchísimas almas. Dice Santo Tomás de Aquino que el bien es difusivo de sí. Todo es un don de Dios y yo estoy muy agradecida.
¿Qué supone dedicar ahora casi todo su tiempo a esta noble causa?
Es imposible para mí dedicar todo el tiempo a ello porque tengo también dos hijos, chico y chica, que necesitan de mí, tengo un esposo, una casa y un trabajo. Yo soy editora y puedo trabajar desde casa, pero siempre tengo mucho trabajo que hacer. Carlo me ocupa mucho tiempo. Mucha gente me pide dar testimonio y alguna vez puedo ir y alguna vez no. Utilizo mucho Internet para dar testimonio cuando no me puedo desplazar.
¿Cómo percibe que la vida y muerte heroica de Carlo está cambiando los corazones en todo el mundo?
Carlo es un instrumento de Dios que está haciendo mucho bien. Carlo nos recuerda que los sacramentos son los signos eficaces a través de los cuales Dios nos da la gracia para santificarnos. Es una promesa de Dios que tiene un valor infinito. Es importante saber que nosotros tenemos todos los medios para hacer nuestro camino de santidad. Tenemos los sacramentos, la oración, el Rosario. También tenemos la Sagrada Escritura que es una ayuda enorme. Ignorar la Escritura es ignorar a Dios. La Palabra de Dios nos transforma, nos santifica. Nuestra vida es una transfiguración continua porque tenemos la herida del pecado original que debe ser medicada a través de una vida santa. Los santos nos recuerdan que la santidad es posible también en nuestro tiempo de tantas tentaciones y peligros. Carlo nos recuerda esto y Dios quiere a través de él tocar el corazón de los jóvenes. Carlo es un intercesor, pero Dios es el que actúa. Su misericordia se manifiesta a través de Carlo y está haciendo muchísimos milagros.
¿Cómo Dios le está dando fuerza para superar su dolorosa perdida en lo humano?
Como decía antes yo ya llevaba muchos años creciendo en el camino de la conversión y sabía que la muerte es el camino a la verdadera Vida. Yo veo la muerte como una cosa natural y por el contrario veo la vida terrena como un pasaje que Dios nos da. La vida es para ser santos, para ganar méritos para ir al Paraíso.
¿Era consciente de que vivía al lado de un santo o de que al menos era alguien muy especial?
Carlo era muy especial desde pequeño, era muy generoso, obediente, sencillo, simpático…Tenía mucho amor por Dios y por el prójimo, amor por la oración. Tenía un gran comportamiento, una gran limpieza de alma. Éramos conscientes de que era una chico especial. En el día del funeral había muchísima gente y muchos tuvieron que quedarse fuera. El primer milagro se dio el día de su funeral. Una mujer con cáncer pidió a Carlo esta gracia y la enfermedad desapareció completamente. Carlo ya tenía una fama de santidad, pues la gente le pedía favores…y esa fama se extendió por todo el mundo muy rápidamente. Sus exposiciones sobre los milagros eucarísticos se han multiplicado por todos los continentes consiguiendo muchísimas conversiones y ayudando a muchas almas a acercarse a Dios.
¿En qué medida espera que sea un modelo para la juventud actual?
Carlo puede ser un modelo de vida centrada en Cristo. Una vida feliz porque él era muy feliz. Siempre estaba alegre y con la mirada en Dios. Es un faro de luz que nos ayuda a ver que se puede vivir teniendo a Cristo en el centro. Carlo nos ayuda a comprender que esta vida es pasajera y que lo más importante es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Si Dios es nuestro centro seremos felices, aunque tengamos cruces. Si tenemos a Dios en nuestro corazón tendremos optimismo felicidad y paz. Si estamos unidos a Dios comprenderemos que lo importante es la vida eterna. También entenderemos que existe el infierno. Carlo decía que había que vivir como si fuese el último día de nuestra vida. Solo debemos tener miedo al pecado, a ofender a Dios, porque nos puede separar toda la eternidad de Él. Sabemos que Dios nos ama infinitamente y quiere darnos el Paraíso, pero nosotros somos libres y debemos elegir entre servir a Dios o al demonio. Tenemos que rezar mucho y frecuentar los sacramentos para tener la fuerza de combatir las tentaciones. Debemos estar unidos a Dios como la vid a los sarmientos.
También puede ser una referencia para los que evangelizamos por Internet…
Carlo tenía un don natural para la informática. Su interés era evangelizar. Por eso el Papa habla de él como modelo para los jóvenes de utilizar bien Internet. A través de este medio podemos evangelizar muchísimo, pero teniendo claro el objetivo. Con Intenet podemos evangelizar el mundo entero, como nos pide nuestro Señor, pero debemos saber que también en Internet hay mucho mal. Debemos utilizar estos medios en clave de eternidad, sin ser esclavos de ellos.
¿Con qué ilusión espera el día de su canonización?
Cada día nos llegan noticias de posibles milagros y ya tenemos algunos que se están examinando y eso nos hace ser optimistas de cara a que un día pueda ser canonizado.
¿Qué mensaje daría a las madres de todo el mundo sobre la responsabilidad de educar cristianamente a sus hijos?
Que si hemos bautizado a nuestros hijos tenemos un deber muy importante los padres de educarlos cristianamente. Es un deber que tenemos que respetar y lo más importante es transmitir la fe, sobre todo el amor por Dios. Sin la fe nuestra vida no tiene luz, no sabemos por qué estamos en este mundo, cuál es el sentido de nuestra vida. Los padres tenemos que enseñar a nuestros hijos a vivir coherentemente la fe. Los padres deben ser los primeros catequistas. No podemos enseñarles una cosa y obrar de manera diferente. Es algo muy serio. Tenemos un cuerpo y un alma. Si nuestra alma no se nutre con los sacramentos, con la oración, nuestra alma va a morir. Cristo debe ser el centro de nuestra familia. Nuestro hogar debe ser como el de la Sagrada Familia en el que Cristo era el centro, debe ser como la Sagrada Familia que construyó Gaudí.
El mundo quería destruir la familia y Gaudí construyó un gran templo en homenaje a la Sagrada Familia, un gran signo para nosotros. Este arquitecto era un santo y nos legó el ejemplo de que la familia era lo más importante, a imitación de la Sagrada Familia de Nazaret.
Autor
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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