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Adapt. del ingl. serendipity, y este de Serendip, hoy Sri Lanka, por alus. a la fábula oriental The Three Princes of Serendip ‘Los tres príncipes de Serendip’.1. f. Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual. El descubrimiento de la penicilina fue una serendipia.
La serendipia se da cuando buscamos algo concreto y encontramos casualmente lo diferente. En este caso buscábamos un sitio correcto para comer fuera de casa y nos encontramos inopinadamente algo mucho mejor que la corrección: la excelencia culinaria.
En tiempos de asueto apetece salir con los amigos o la familia a deleitar el paladar con las ricas viandas y platos que nuestros afanados restauradores ponen a disposición de los clientes, con el cuidado y la calidad que los buenos profesionales despliegan en sus desempeños.
No siempre acertamos al seleccionar un local donde a veces pagamos defraudados de más por las prestaciones recibidas. En otras ocasiones salimos tan satisfechos de un restaurante que nos apetece compartirlo con la gente para que disfrute el descubrimiento de un espacio que cumple sobresalientemente con las primeras expectativas de invertir en algo que nos satisfaga y sorprenda por igual.
Sucede con Plaza 22, un restaurante ubicado a pocos metros del Centro Comercial Gran Vía de Hortaleza en Madrid. Era una ocasión para salir a pasear con mi madre en familia reuniéndonos para disfrutar una buena comida. El lugar elegido era un restaurante que no respondía al teléfono de reserva y decidimos entrar al de enfrente.
Pedimos menú al observar el carácter elegante y moderno del local para conocer las sugerencias de Plaza 22. El elenco de platos era realmente sugerente:
De primero:
-Arroz Negro con salsa de calamar
-Salmorejo cordobés.
-Ensalada César.
-Gambones a la plancha.
De segundo:
-Carrillera al vino tinto.
-Pulpo a Feira
-Atún sazonado.
-Entrecot a la plancha con patatas.
En mi caso pedí dos segundos platos, carrillera y pulpo, y el resto de los 6 comensales se repartieron la variedad. Cuando iniciamos la degustación notamos en conjunto la excelencia en presentación, variadas texturas, cuidado del detalle y la abundancia de lo que se convirtió en una sorpresiva fiesta del paladar.
Es digno de mención alabar la excelencia que destaca por encima de la muy reñida competencia. Comida exquisita, servicio y atención esmerados, instalaciones modernas y limpias, con la mejor calidad generalizada y la intención de regresar en próximas oportunidades. Hasta los postres caseros destacan en la misma línea que los platos salados.
Si buscan uno de esos lugares selectos que les atienden y les surten de viandas a la altura de un Palace o un Ritz, y además con una sonrisa permanente, sorpréndanse con uno de esos sitios difíciles de encontrar. Plaza 22: La serendipia sobresaliente de la gastronomía madrileña.
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