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Creo que fue el escritor Felipe Ximénez de Sandoval en su famosísima Biografía Apasionada[1] la primera persona en reunir las habladurías habidas sobre el asesinato de José Antonio, antes de consumarse su ejecución real en aquella triste madrugada de noviembre de 1936. Por tanto, resulta conveniente transcribir lo que este diplomático azul había recopilado acerca de la muerte presunta del Ausente:
El 24 de agosto se anunció que había sido fusilado en la cárcel de Alicante (…) Pocos días antes, en la prensa francesa, se anunció el fusilamiento de “Miguel Primo de Rivera, líder de Falange Española e hijo del antiguo Dictador”[2]…
Como entenderá el lector, las citadas informaciones procedían de rumores de escasa trascendencia; sin embargo, como referencias orales que eran, encerraban cierta verosimilitud acerca de la muerte dolosa de José Antonio, aunque fueran inexactas en lo que más interesaba. Pero, tiempo después, el hispanista mejicano Alfonso Junco relataría que Indalecio Prieto había comentado, en su exilio dorado, su intervención particular para evitar que José Antonio, su hermano Miguel y hasta su cuñada Margot fueran fusilados, sin juicio previo, a principios de agosto de 1936. Este prestigioso escritor compilaría y comentaría dicha información, precisamente en su libro Egregios -editado en Méjico en 1944[3] y, posteriormente, en Barcelona[4]-, bajo el epígrafe titulado “Don Indalecio y José Antonio”. Con todo, la noticia pasó desapercibida en España, pese a que el libro mexicano llegaría a las manos del intelectual azul Laín Entralgo y sería objeto de recensión en la Revista de Estudio Políticos[5] por el crítico literario José Luis Vázquez-Dodero.
Así las cosas, en agosto de 1957, Indalecio Prieto reconocía por fin en la prensa socialista[6] que Primo de Rivera estuvo a punto de ser asesinado, junto con su hermano y su cuñada, al comienzo de la guerra; y que fue evitada tal enormidad merced a la intervención de él mismo, quien, sin embargo, confesaba haber votado, en Consejo de Ministros, para que al Fundador se le aplicara la pena capital, tras el juico de opereta que lo condenó a muerte en la capital alicantina, lo que lo mandó definitivamente al patíbulo. Con todo, lo expuesto por Prieto posee gran importancia histórica y, por tanto, paso a transcribir los párrafos más importantes:
La reconstrucción española o, mejor dicho, el arranque de ella, está por encima de los problemas del régimen. Yo no abogaría por la demolición del régimen franquista si le creyera capaz de aquella magna obra. Sellaría mis labios y rompería mi pluma, guardando absoluto silencio para no estorbar, aunque fuese mínimamente como yo puedo estorbarlo, su trabajo constructor. Procuraría olvidar sus crímenes y callaría sus corrupciones (…) libré a José Antonio, a su hermano Miguel y a su cuñada de que los asesinaran una noche que, a pretexto de trasladarlos a Cartagena, iban a ser sacados de la prisión para aplicarles la “ley de fugas” en medio del camino. Y poco antes de verse su proceso fui a Alicante para explorar si era posible una condena moderada ¡Imposible! El vecindario estaba soliviantadísimo por los bombardeos de la aviación italiana; y falangistas del montón, menos responsables que su jefe, habían sido fusilados como represalia…
Pues bien ¿exageraba Prieto en 1957? Quizás un poco, habida cuenta que el archivo del republicano Carlos Esplá conserva el texto mecanografiado, que describe la planificación del asesinato de los Primo de Rivera[7], y cuyo contenido sorpredente también reproduzco por su relevancia histórica:
Se reúne en Alicante el Frente Popular, para discutir, a propuesta del Partido Comunista, la ejecución o paseo de José Antonio Primo de Rivera. Se celebra esta reunión, deliberadamente, cuando se encuentra ausente de Alicante el Sr. Valdés Casas, Gobernador de la provincia, y le sustituye en el cargo D. Lorenzo Carbonell.
Bajo la presidencia del Sr. Millá, del Partido Comunista, se discute la proposición, siendo aprobada con el voto en contra de Unión e Izquierda Republicana, representadas por D. Antonio Ramos y D. José López Pérez. Para cumplir el acuerdo, se obtiene de D. Lorenzo Carbonell la firma de un oficio ordenando el traslado de los hermanos Primo de Rivera al Penal de Cartagena, traslado que debe efectuarse en una camioneta del Cuerpo de Seguridad, al mando de Vicente Alcalde, del Partido Comunista, encargado de realizar la ejecución, una vez la camioneta fuera de la ciudad.
Marcha este a la cárcel y conociendo la resistencia de los hermanos Primo de Rivera a abandonarla, les dice que la C.N.T. proyecta asaltarla y matar a los presos. Acceden estos ante este argumento. Reciben sus efectos y se disponen a salir. No se encontraba en él, el director del Establecimiento, cuya firma era necesaria para que saliera José Antonio. Este retraso hizo imposible que se realizara la ejecución.
Mientras tanto, D. Agustín Mora y D. José Alonso Mallol, y quizás otros republicanos de Alicante, llamaron telefónicamente a Madrid para comunicar el acuerdo al Gobierno y que este tratara de impedirla. Llama a Alicante D. José Giral. Habla con el Presidente del Frente Popular, Sr. Millá, conminándole para que suspendiera el acuerdo. Este no le hace caso, declarando que era un acuerdo del Frente Popular de Alicante y que el Gobierno no tenía porque intervenir. Parece ser que llamó después D. Indalecio Prieto al Sr. Cañizares. Y por fin, D. Manuel Azaña, Presidente de la República, hablando con el Sr. Cañizares quien pasó el aparato al Sr. Millá. Este comienza a titubear en su conversación con el Presidente, quien le dice que le responde con su cabeza de la vida de José Antonio y que se están jugando la Jefatura del Estado. Al terminar la conversación entre el Sr. Millá y el Sr. Azaña, aquel anuncia que ante la actitud del Sr. Presidente, hay que reconsiderar el acuerdo y suspender la ejecución. Pero como esta se encuentra en vías de realización, se designa a los señores Cañizares y Antonio Ramos para que rápidamente logren impedirla.
Marchan estos, sin escolta, en un coche y encuentran en las puertas de la Cárcel al Sr. Alcalde con los hermanos Primo de Rivera que se disponían a marchar. Al anunciar que queda suspendido el traslado de los presos, José Antonio pregunta qué a que se debe esa medida, contestándole Cañizares que “lo que se pensaba realizar, ya no se realizaría”. El señor Alcalde insiste en llevar a cabo la ejecución. Se discute y únicamente logra el Sr. Ramos, invocando la disciplina existente dentro del Partido Comunista, que habló con Millá (el hombre más destacado de este Partido en Alicante) y obedezca sus órdenes. Así lo hace, ordenando Millá a Alcalde suspenda la ejecución, volviendo los hermanos Primo de Rivera a ser internados en la Cárcel.
A la luz de este documento inédito, pueden calificarse, sin apenas dificultad, los comportamientos adoptados por los personajes descritos en el texto: el proceder de Giral (presidente del Consejo de Ministros), Azaña (Jefe del Estado) y los socialistas Prieto y Cañizares, resultó ser digna y humanista; y el de los republicanos izquierdistas Ramos, Mora, López Pérez, incluyendo a Alonso Mallol (enemicísimo personal de José Antonio)[8], igual de respetable. En cambio, la conducta del alcalde de Alicante, Lorenzo Carbonell, sobre el que se han escrito indignas hagiografías, fue absolutamente deleznable y reprobable, pues se mostró en este episodio como un auténtico canalla[9], quien sin ser siquiera Gobernador Civil firmó el oficio para trasladar a los hermanos Primo de Rivera con el propósito de que fuesen masacrados a las afueras de la capital alicantina ¿Y los comunistas? En su línea habitual… siguiendo al pie de la letra las instrucciones que se habían confeccionado en París meses antes, con finalidades revolucionarias[10]; a saber: Iniciada la rebelión, grupos de milicianos con uniformes de guardias civiles o de asalto detendrán a todos los jefes de partidos políticos antimarxistas, con el pretexto de defenderles personalmente, pero con ellos se procederá igual que si se tratara de Generales sin mando… No en vano, tales instrucciones ordenaban tajantemente lo que sigue: Quedan modificados los grupos encargados de atacar y eliminar a los Generales, tengan o no mando[11]…
Con todo, lo que verdaderamente sorprende en la actuación de estos comunistas alicantinos es la facilidad con que convencieron a los demás dirigentes del movimiento socialista y sindicatos de clase para planificar los asesinatos de los Primo de Rivera; por lo que nos hace sospechar que las famosas instrucciones revolucionarias de la primavera eran conocidas y aceptadas por los directivos de los principales partidos y sindicatos izquierdistas de la provincia. Y es que el uso de los paseos por las milicias y policías alicantinas, como sistema idóneo para eliminar adversarios políticos, fue habitual hasta concluir el juicio de José Antonio y sus hermanos[12].
[1] José Antonio (Biografía apasionada). La primera edición fue publicada en 1941. Hemos consultado la séptima edición publicada por “Fuerza Nueva Editorial” en junio de 1976.
[2] José Antonio (Biografía apasionada)… Madrid, p. 515. No obstante, la prensa gala, a finales de agosto, modificaba dicha información: “Según noticias de buena fuente, el jefe de las Falanges Españolas, Antonio Primo de Rivera, sobre cuya suerte han circulado informaciones contradictorias, aún estaba perfectamente con vida el 23 de agosto” (Le Patriote des Pyrénées, Bordeaux, [29.08.1936]. p. 2).
[3] Junco, A. (1944): Egregios, Jus, México, pp. 205 y ss.
[4] Lo editaría Juan Flors en 1962 en 186 páginas. La curiosa noticia, empero, fue anotada por Ximénez de Sandoval en la tercera edición de José Antonio (biografía apasionada), de abril de 1963.
[5] Números 17 y 18, septiembre/diciembre de 1944, pp. 324-326.
[6] Cf. “Si Primo de Rivera viviese”, El Socialista, Toulouse, (15.08.1957), pp. 1 y 2.
[7] Archivo General de la Guerra Civil Española (Salamanca). A.P.C.E. Sig.: 2.1/2.204; archivo Carlos Esplá, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, año 2017.
[8] Popularmente, se consideró que José Antonio injurió a Mallol (Director general de la DGS), llamándole “cornudo”, al comparecer aquel detenido ante la Dirección General de Seguridad, cuando, en realidad, había sido Goicoechea quien le comentó previamente tal comentario jocoso. Fuente: José Antonio (Biografía apasionada)… pp. 470-471.
[9] Conducta nada extraña, cuando este individuo había proclamado, con ocasión de las elecciones de febrero de 1936, las siguientes frases violentísimas: “habría que cortar la cabeza a todos los que intentasen votar a las derechas”, según memoria de la Auditoría del Ejército de Ocupación en 1938. Fuente: Crímenes Rojos, Causa General, Archivo Histórico Nacional.
[10] Consúltese Piñeiro Maceiras, J. (2023): 18 de Julio de 1936; entre el mito y la realidad, SND Editores, Fuenlabrada, pp. 96-99,155-157.
[11] Cf. “Órdenes y consignas”, en Aznar, M. (1969): Historia Militar de la Guerra de España, tomo primero, cuarta edición, Editora Nacional, Madrid, pp. 47-52.
[12] “Por disposición especial del Gobierno rojo, la ejecución de José Antonio hubo de tener lugar en el patio de la cárcel. Hasta entonces, los fusilamientos en Alicante habían sido precedidos de ‘paseos’ hasta las afueras de la ciudad, donde se consumaban”. Cf. José Antonio (Biografía apasionada)… p. 544.
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Vamos a ver
El gordo Indalecio Prieto fue uno de los que con mas ahínco busco matar a José Antonio y todo ese cuento de que lo salvo in extremis no es mas que un intento de lavar su repugnante figura