21/11/2024 11:30
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Y recuerdo lo poco salvable en celuloide sobre este asunto. Los grandes documentos fílmicos de Iñaki Arteta. Y la imprescindible trilogia de Eterio Ortega: Asesinato en febrero’ (2001), Perseguidos (2004) y Al final del túnel-Bakerantza ( 2012). O Relatos de plomo sobre la criminal ejecutoria de la banda asesina en Navarra. Y el prodigioso Traidores de Jon Viar. ¿ Y la serie Patria(HBO), El precio de la libertad'(RTVE Play) sobre el recordado Mario Onaindia, la “traidora” Yoyes de Helena Taberna o ETA: el final del silencio serie de Jon Sistiaga? Algunos ápices y poco más.

…Y nos fuimos para siempre de ese país del asco

Y así presenta Miguel Clavería su proyecto Terror. «Mi familia fue perseguida por ETA. A causa de esto tuvo que escapar de San Sebastián para salvar la vida. La sociedad conoce a las victimas mortales del terrorismo. Eso nunca se debe olvidar. Pero aun es tremendamente desconocido por muchos el terror que los perseguidos vivían en su día a día. Porque ETA no solo mataba. Quiero que no se pierda la memoria de lo que tanto mi familia como muchos otros sufrieron en silencio. Soy graduado en Comunicación Audiovisual y quiero usar mis conocimientos para que la historia no se olvide ni desaparezca, sino que sus protagonistas puedan contarla.

…Y si quieres concluir el artículo y colaborar con este proyecto cinematográfico, pinche aquí.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
LEER MÁS:  El oprobio de la España actual, ese país donde las víctimas están encarceladas o muertas y los victimarios apoltronados en audiencias, parlamentos y palacios. Por Jesús Aguilar Marina
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