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Once víctimas de la banda asesina Eta en Navarra protagonizan el documental que les presento, Relatos de plomo, hábilmente dirigido por Mari Mar Hernández del Campo. Extraordinaria cinta, con data de más de un lustro, afronta los dolorosos e irreversibles efectos humanas y sociales que ha producido el terrorismo separatista en la Comunidad foral durante el último medio siglo. El documental, producido en su día por Navarra Televisión, está basado en el trabajo de tres libros del mismo nombre coordinado por el periodista pamplonés Javier Marrodán. En este trabajo se recoge el relato de los más de 400 atentados de ETA en la Comunidad foral, que han causado 42 muertos y cientos de heridos.

Once imprescindibles testimonios

En el documental Relatos de Plomo podremos oír el desgarrador testimonio de Mari Carmen Belascoain, madre de Alfredo Aguirre, niño asesinado en Pamplona en 1985; Miguel Ángel Ruiz de Langarica, concejal de Pamplona que sufrió un intento de asesinato en el año 2000; María José Rama, viuda del guardia civil Juan Carlos Beiro, asesinado en Leitza en 2002; Lina Navarro, viuda del policía nacional Francisco Berlanga, asesinado en Pamplona en 1979; Carmen Imaz, hija del policía nacional Joaquín Imaz, asesinado en Pamplona en 1977.

También escucharemos a José Ignacio Ulayar, hijo de Salvador Ulayar, alcalde de Etxarri Aranaz, asesinado en 1979; Olvido Mañas, madre de José Luis Hervás, guardia civil asesinado en Lumbier en 1990; José Aguilar, guardia civil herido en un atentado en Alsasua en 1988; Íñigo Pascual, hijo del ingeniero Ángel Pascual, asesinado en 1982; María Caballero, hija de Tomás Caballero, concejal de Pamplona asesinado en 1998; Montse Lezáun, madre del guardia civil Diego Salvá Lezaun, asesinado en 2009.

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En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.