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Así dice la crónica:
Si el título de esta obra ya es atractivo, más para cualquier legionario, el subtítulo me llamó poderosamente la atención y me descolocó: alguien llamando canalla al que creíamos el primer legionario en alistarse. Pero, ¿Qué sabíamos hasta leer este libro de Aníbal Calero?
Lo primero que hice fue investigar sobre su autor, que me sonaba pero del que todavía no había leído nada. La editorial no sólo es intachable, sino que se encuentra entre mis favoritas. La biografía del historiador Moisés Domínguez es igualmente impoluta, baste leer entre otros La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda, La columna relámpago o En busca del general Balmes.
Entonces hice lo mejor que se puede hacer con un libro: leerlo. Y dado su interés y poca extensión, lo hice del tirón en una mañana.
En la Legión siempre ha habido controversia por quién tuvo el honor de ser el primero en alistarse. Tras muchas investigaciones y debates, ese honor, al menos en Ceuta lo compartieron Carlos Espresati de la Vega, oficialmente ya el primero, y Marcelo Villeval Gaitán en aquel histórico 20 de septiembre de 1920. Aníbal Calero Pérez fue de los primeros en hacerlo en la península, en Albacete. Pasó a la historia al ser el primero de aquellos expedicionarios, entre los que había casi 200 reclusos de la cárcel Modelo barcelonesa, en ser filiado en el Cuartel del Rey de Ceuta. Ese el motivo de considerarlo el primero.
Aclarado esto, la vida de Aníbal Calero es de novela negra, de tele serie o película taquillera. Puede que padeciera alguna enfermedad mental heredada de su padre, que llevó a su hermano Arístides a suicidarse, y que él mismo, con estrés post traumático tras su primer paso por el Tercio no debiera ayudar a su estabilidad mental. Esto obviamente no es excusa y el asesinato por celos de su madrina de guerra y novia Pilar Azañón es un acto vil y execrable, sin justificación alguna.
En su azarosa vida, con inicios anarquistas, periodos militares, paso por la cárcel, reducida la pena, paso por Falange y diversos amores y vaivenes, no deben ocultar una personalidad genial, que dio grandes artículos periodísticos e invalorables crónicas de guerra protagonizadas por él mismo. Yo me quedo con estos últimos méritos. Murió asesinado en Barcelona en unos hechos sin esclarecer y cuyos archivos desaparecieron de forma misteriosa.
El libro en sí, pese a las duras palabras iniciales del autor, tiene una gran capacidad de síntesis y aportando datos de la época, es una obra imprescindible para acercarnos a todo un personaje icónico de la Legión, uno de los primeros: Aníbal Calero Pérez.
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