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No somos propensos los católicos españoles — ni como españoles ni como católicos–, a pasarnos de elogios para quienes, de alguna manera, trabajan por Dios y por España. No sé si es que yo sí que “me paso de lógico” o no estoy capacitado para entender las incongruencias. A mi entender, debería caer por propio peso la obsesión por sumar… como lo pide el sentido común. Desde muy joven entendí la lección del divino Maestro: “El que no siembra conmigo desparrama”, puesto que no empujar puede ser una forma de frenar.
He pasado toda mi vida procurando colaborar con quien veía emplearse en la defensa de la Fe y la Hispanidad, por eso no hablo por boca de ganso cuando comento la falta de interés por “la unión” –que no la fusión—de quienes tenemos un mismo objetivo”. Es una experiencia de mucho más de medio siglo. Y sigo sin capacidad para digerir esta realidad. ¿Tanto cuesta reconocer los méritos de los otros? ¿Se pierde algo por celebrar los éxitos de quienes están en las mismas trincheras?
Omito poner ejemplos pero podría presentar muchos casos vividos. Con esta introducción intento explicar que no es adular elogiar a quienes contribuyen a mejorar la sociedad, sino una forma de documentar la Historia vivida siendo objetivos. Una forma de contrarrestar lo negativo de la conducta humana destacando lo positivo de quienes luchan contra el Mal, fomentando así la objetividad.
En ese aspecto puede asegurarles que disfruto destacando el gran valor de la gente que “hace cosas”, sobre todo si lo hace “con constancia” y que durante décadas se mantienen en la lucha por el objetivo buscado. Es muy loable hacer cosas buenas una vez, pero lo más valioso es la “constancia en el bien”. Esos hombres que, contra viento y marea, mantienen su rumbo inalterado merecen todo respeto y admiración.
Bien, después de todo lo dicho anteriormente entremos en materia.
Como a todos ustedes, probablemente, me entran diariamente numerosos correos electrónicos, “juatsaps” y todo tipo de “productos informáticos”… que muchas veces sirven únicamente para ocupar inútilmente parte de nuestro tiempo. Sin embargo, también me llegan cosas muy interesantes y que agradezco sinceramente a esas personas que trabajan con inteligencia y responsabilidad. Con este escrito deseo agradecer la información que periódicamente recibo del “Movimiento Católico Español”. Gracias a quien está detrás del mismo, –o más bien debajo como cimiento– a un español y católico merecedor de reconocimiento: José Luis Corral.
He seguido ese “movimiento” desde sus inicios cuando empezó como “AJE”, como escuela de españolidad y catolicismo para nuestros jóvenes. No podría decir cuántos años hace que nació y si no me equivoco es uno de tantos frutos de los “hombres de Fuerza Nueva” pues José Luis Corral, su fundador, se forjó en las filas de Fuerza Joven—pero ya lleva varias décadas dando temple a las voluntades de los jóvenes tanto en el amor a España como a su Religión. Los primeros integrantes de AJE son ya hombres hechos y derechos, pero José Luis sigue impertérrito recorriendo la piel de toro, y tratando de encontrar jóvenes a los que imbuirles su españolidad y su fe.
He dicho que los sigo desde hace mucho tiempo, pero “desde lejos”, ni he visitado su sede, ni me he acercado a sus reuniones pero, por sus escritos y actuaciones creo tener una opinión correcta sobre ese Movimiento, que admiro por su “constancia”, pues su actividad no ha decaído con los años. Ciertamente, “no revolucionan la política” pero son la gota inagotable que golpea incansable sobre el enemigo, haciéndoles daño y sumando su labor a la de otros movimientos “nuestros” (desde la Falange, hasta el Tradicionalismo, pasando por Alternativa Española. Democracia Nacional, etc.).
La información gráfica periódica sobre sus actividades es muy interesante e ilustrativa y, en cierta forma, proporciona “oxigeno de optimismo” a quienes tanto aire viciado hemos de respirar constantemente. Se une así, a los diversos “focos que emiten “energía positiva” –como esta nuestra “ÑTV ESPAÑA”— y contrarrestan el dominio absoluto de la información acaparado .por los hijos de Satanás y su “Sinagoga”.
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
Brillante artículo, que suscribo totalmente.
Mis felicitaciones al autor, por su clarividencia.
admirable artículo, y admirable Jose Luis Corral, Presidente del Movimiento Católico Español, valiente y con principios y al que todo buen español admiramos. Arriba España!
Nuestro querido amigo, Gil de la Pisa, dinámico y elocuente, alza la voz en nombre de quien seguimos «las peripecias políticas» del perseverante, José Luis Corral. Gracias a ambos por tan encomiable labor; ¡Dios os lo premie!
«no debe ocultarse el celemín… «