21/11/2024 12:46
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¿Cuánto y hasta dónde se han perdonado los desajustes de una realidad tan aparente que no se le podía ocultar a nadie?

Todos estuvimos en sus dianas, expuestos a sus convicciones, que hoy admitimos sin mayor reparo que hayan cambiado. Así, la diferencia con los que cayeron, estuvo en la suerte. La suerte de no vestir uniforme, al menos ese día; la suerte de no pasar por ese lugar o no estar en ese sitio, en ese momento; la suerte de no ser conocido… La suerte que tuvimos y que ellos no tuvieron. La que no tuvo Florentino García Siller, soldado de 19 años asesinado por el GRAPO (29/7/1980) el mismo día que yo me licenciaba del Servicio Militar. La suerte que yo como tantísimos otros tuvimos, y la maldita mala suerte que no tuvo Florentino y tantísimos otros.

    ¿Fue ese el dilema? ¿Fue la suerte o mala suerte lo que determinó que unos sigamos vivos y otros estén muertos?

    Si, como de sobra sabemos, la vida es olvido, la clave de una vida digna está en no olvidarlo todo. No olvidar que España ostenta, sin ningún género de duda, el mayor número de asesinatos en tiempo de paz de toda Europa, desde el último tercio del siglo XX y estos veinte años del XXI. Y eso, descontando las muertes de aquella etapa que dan en nombrar la “Movida”, en la que, a consecuencia de la droga, cayó un número de jóvenes -gentes de mi generación- imposible de cuantificar, también en este caso, el mayor de Europa. ¿Ha sido todo esto por mala suerte? O ¿será preciso admitir que se ha dejó hacer, sobreviviendo al pavor de que no se moviese un milímetro este castillo de arena que hoy descubrimos que es el Estado español?

    ¿Cómo se consintieron las amnistías que se concedieron a los terroristas? ¿Qué hubiese ocurrido si a los terroristas se les hubiese aplicado la ley conforme a sus acciones y al peligro que representaba su seguimiento para otros? ¿Es moralmente mala la pena de muerte aplicada por necesidad? ¿Es justo qué a los terroristas, a la postre, sólo se les haya exigido que pidiesen perdón? ¿Qué concepto le cabe a un español moralmente constituido la actuación y la respuesta al terrorismo por parte de los diferentes gobiernos y parlamentos que se han sucedido? ¿Y de lo que dejaron de hacer las Fuerzas Armadas? ¿Por qué no hubo rebelión en los cuarteles de la Guardia Civil y de la Policía?

    ¿Cómo se ha consentido tanto? Y el interrogante del millón, ¿por qué no ha habido durante todo este tiempo ningún acto de represalia hacia los terroristas, visibles en sus pueblos, por parte de familiares de las víctimas?

    Las respuestas a estos interrogantes o preguntas desconciertan, y seguro que a todos nos llenan de tristeza, al darnos cuenta de lo que se podía haber evitado. Con todo, sus responsables todavía creen que cumplieron. Unos, porque siguen considerando que no había “más” razón que ceder; otros, porque se amparan en la “obediencia debida” …  Acción y omisión. Por ninguna parte el reconocimiento de la denegación del deber de auxilio: comisión por omisión. Creen, incluso, que hacen bastante con haber programado un Día de Recuerdo a las Víctimas.  O por haber colocado todas esas placas en las calles de algunas ciudades de España, verdadero vía crucis para los que todavía rezamos por los fieles difuntos.

    Y al hilo de esta cuestión, hagámonos también la siguiente pregunta… ¿Es la suerte lo que hoy determina que no muramos a manos de yihadistas musulmanes, como ayer lo fue que no lo hiciéramos a manos de extremistas de izquierda y separatistas?

    Admitámoslo. En España se ha banalizado el mal hasta tal extremo, que se ha perdido la conciencia moral. El caso paradigmático es el asesinato de la futura criatura en el vientre de su madre, que es considerado un derecho de la mujer, y como acaba de decir el presidente del Tribunal Constitucional, porque en “el aborto no hay conflicto entre el derecho y la moral”. Bien es cierto que bastante antes, el mismísimo Papa Francisco dijo que “ya estaba bien de hablar del aborto”, cuando debería ser tema obligado en todas las homilías, los 365 días del año. Deriva de la Iglesia a ninguna parte.

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    Así pues, es natural que el pueblo, que la inmensa mayoría de los españoles hayan desarrollado un fuerte instinto suicida, cobijándose en sus cosas. Y tanto es así, que hoy la sociedad española es incapaz de responder ante su misma supervivencia, porqué, si todos los musulmanes en España están en el punto de mira de la Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado, ¿cómo se consiente que esta comunidad sea la más numerosa respecto a otras comunidades de extranjeros?

    Ahora bien, los errores morales no demuestran la relatividad de la verdad, del bien y de la justicia, sino una falla en las concepciones teóricas y el consiguiente desajuste con la realidad.

Autor

Pablo Gasco de la Rocha
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José Luis Fernández

Más que un instinto suicida lo que padece la mayoría de la población española es una cobardía que la paraliza incluso para defenderse.

Proby

Bien, estamos de acuerdo. Pero hay que alegrarse de que alguno de los que protagonizaron esos tristísimos y vergonzosos hechos hayan cambiado, como Pío Moa. La redención es posible.

Proby

El problema SIGUEN siendo los muertos.

Lucas68

El significado de la expresión ‘banalización del mal’ no tiene que ver, ni de lejos, con lo que Vd. pretende -bastante mal- decirnos. Bueno, no leído a Arendt o no lo ha comprendido: admitido. Pero eso de reprochar a los familiares de las víctimas no haber tomado represalias contra los autores, está muy, pero que muy feo y mezquino, pero que muy mezquino. Si tan mal le parecía, haber cogido una escopeta, o un garrote, y haberse dedicado a apelar etarras o grapos -o miembros de grupúsculos de extrema derecha, que también mataron lo suyo-liberados. ¿O no hay de lo que tiene que haber cuando se le va a uno la fuerza por la boca o por el texto?

Proby

Lo que usted llama «extrema derecha» no mató ni la mitad que los etarras y similares. Y no tenían nada que ver con Fuerza Nueva.

JoseAntonio1

Estoy de acuerdo con Pablo Gasco en lo fundamental: no hay perdón posible para el asesino que , alevósamente , ha arrebatado el bien supremo de toda persona que es la VIDA , ni hay compensación posible tampoco , ni siquiera ejecutando al asesino , que sería una compensación a modo de trueque, que se quedaría corto , ya que esa persona asesinada no volverá a la vida nunca jamás. Sólo Dios ,para los creyentes, en su infinita misericordia podría perdonar al asesino y aun así lo tendría muy difícil. Lo mínimo de lo mínimo que puede hacer el asesino es arrepentirse , pedir perdón a todos , empezando por los familiares y seguir su vida , moral y éticamente rota hasta el final de sus días, lo más ejemplar que pueda sin causar daño a nadie más. Y por supuesto , los familiares , tienen toda la legitimación del mundo en matar al asesino y ajusticiarle para que deje de existir al igual que le sucedió a su víctima. Todo lo que se salga de ahí , supondría relativizar el daño letal causado a la VIDA , y blanquear de forma aberrante a los asesinos que sería como asesinar , por segunda vez , a la víctima.

Última edición: 1 año hace por JoseAntonio1
Proby

Muy bien, pero ése no es el caso de don Pío.

JoseAntonio1

A ver: respecto a Pío Moa , a raíz de un artículo publicado hace unos diás en este diario por Don Pablo Gasco de la Rocha , me enteré de la participación de Pío Moa en el asesinato del policía nacional Don Antonio Fernández Ferreiro el 1 de octubre de 1975. Ignorante de mí , lo desconocía por completo. Yo creía que la relación de Pio Moa con el GRAPO era muy , muy vaga y no me preocupé de contrastar ninguna información. Pero ahora , ya sí , indagué un poco por internet para verificar y contrastar lo que Pablo Gasco decía en dicho artículo respecto de Pio Moa en la participación del asesinato del policía Ferreiro y , en concreto , respecto del uso del martillo que llevó Pio Moa al lugar del atentado. Y encontré un artículo del año 2004 donde el mismo Pio Moa describe , con gran detalle, su participación en dicho atentado, desde su preparación , logística y posibles contingencias hasta su letal desenlace . En dicho artículo Pio Moa niega que él golpeara con el martillo en la cabeza al moribundo policia porque ya estaba muerto del disparo que su cómplice terrorista efectuó previamente. Por otro lado no he visto publicada ninguna autopsia del policia que corrobore si hubo o no impactos de martillo en su cráneo. Pio Moa afirma que los testigos confundieron su gesto de voltear el cadáver del policia ya muerto para quitarle el arma que llevaba en la funda con el gesto de golpear con el martillo la cabeza de dicho policia. En todo caso , para mí , sea cierto o no que él golpeara al policía en la cabeza con el martillo, lo que sí está fuera de duda es su participación alevosa en dicho asesinato. Además Pio Moa no era cualquier militante , sino que era miembro fundador del GRAPO y como tal uno de sus dirigentes , que aunque fue expulsado de la organización en 1977 , dicha organización asesinó en Madrid el 2 de agosto de 1975 a un guardia civil en el canódromo de Carabanchel dejando herido de gravedad a otro guardia civil en el mismo atentado. Después de la expulsión de Pio Moa del GRAPO en 1977, la banda siguió atentando ,y mucho , acumulando un total de más de 80 víctimas mortales. Es decir , para mí Pío Moa , aunque asumo que se ha arrepentido de todos sus crímenes y que ha perdido perdón a todas las víctimas de los crimenes en los que él colaboró activamente , sean atentados mortales o secuestros (como los de Oriol y Urquijo y el Teniente General Villaescusa), es una persona que moral y éticamente está rota porque colaboró para asesinar a personas inocentes. Que ahora dedique su tiempo de vida a ayudar al prójimo y no a colaborar para asesinarlo , es lo menos que puede hacer.

Proby

Vuelvo a decir que una persona puede redimirse, y Pío Moa lo ha hecho. Hay más fiesta en el Cielo por un pecador que se arrepiente que por mil justos.

JoseAntonio1

El arrepentimiento es lo mínimo que puede hacer el que ha maquinado y dedicado su tiempo a dañar al prójimo. Sin embargo, dicho arrepentimiento , no devolverá la vida al policía nacional Don Antonio Fernández Ferreiro ni al guardia civil Don Casimiro Sánchez García. En ese sentido , la redención y el arrepentimiento , son indispensables , pero se quedan muy cortos y el que ha colaborado en esos execrables asesinatos debería tener un perfil bajo ya que no hay nada de lo que se pueda enorgullecer.

Proby

Moa no se enorgullece. Y ya cumplió su condena. Si un médico que ha sido abortista se hace pro-vida, ¿hay que prohibirle que haga actividades antiabortistas y salga en los medios de comunicación condenando el aborto?

JoseAntonio1

Por enorgullecer me refiero a que un individuo que ha colaborado para asesinar alevósamente a personas , ya tiene una mancha moral que dura toda la vida , y ya no puede hablar como interlocutor válido de ningún tema que estén relacionados con la ética o la moral (que es casi todo) ya que ha perdido la auctoritas que deben respaldar sus opiniones. Y respecto al médico abortista que Vd. menciona, que se hace pro-vida , el hecho de que haya dejado de practicar abortos , es lo mínimo que puede hacer ya que es una auténtica locura matar a un ser indefenso como es el nasciturus, pero además, dicho médico debería tener un perfil bajo y apartarse del foco mediático , ya que su vida ya no es ejemplar 100% y nunca podrá reparar el daño que ha hecho por muy pro-vida que sea ahora.

Proby

Ese médico, al tener «un perfil bajo» (calco del inglés) y «apartarse del foco mediático», no podría luchar contra el aborto como hizo, por ejemplo, el doctor Nathanson. Y le recuerdo una vez más el ejemplo de San Pablo. Si una persona se redime y decide hacer el bien, el mundo debe saberlo. Y desde el punto de vista «físico» no se podrá reparar el mal, pero desde el punto de vista moral, sí. Por favor, dejémosle el juicio a Dios.

JoseAntonio1

Efectivamente , observar un «perfil bajo» , equivale a ser discreto procurando pasar desapercibido en un segundo plano. Además, es de justicia que , a modo de penitencia , el pecador de estos delitos extremadamente graves , esté sujeto a crítica para el resto de sus días . Si el pecador es cristiano , lo comprenderá perfectamente como parte de la expiación de su culpa. Y , si no lo es , lo debe asumir como una compensación moral adicional a las víctimas que ha causado directa o indirectamente a modo de participación necesaria y coadyuvante.

Proby

Pues Moa, afortunadamente, no sólo se ha redimido sino que ha renegado del comunismo y ahora está desmontando muchas mentiras que se han contado sobre la historia reciente de España, por lo cual algunos le estamos agradecidos. Si no quiere no le lea, pero no le quite su derecho a expresarse ahora que dice la verdad.

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