05/05/2024 22:51

Bendala

Getting your Trinity Audio player ready...

Sí, creer o no creer, esa y no cualquier otra es la cuestión, el gran interrogante que debemos resolver; y cuanto antes, mejor.

Creer o no creer. O se cree o no se cree. No caben medias tintas. Tanto es así que creer al noventa y nueve por ciento es no creer. No nos engañemos: la más ínfima o pasajera duda significa no creer.

Si creemos, creeremos siempre, sin fisura alguna, y tanto en la bonanza, como mucho más aún en la adversidad, sea ésta la que sea y por dura que sea; lo contrario es no creer.

Nos ha tocado vivir una época en la que los vencedores han sido vencidos; en la que a los que tenían razón, se les ha quitado y, peor aún, se les vilipendia, son motivo de escarnio y escándalo. En la que cunde la injusticia, la barbarie y degeneración. En la que triunfan y campan por sus respetos los seguidores del Príncipe de la Mentira que, además, todo lo alcanzan, todo les sale bien, lo dominan y controlan. En la que reina la tiranía del más fuerte. En la que la traición es la norma. En la que la corrupción de toda clase es el cáncer metastásico que todo lo carcome. En la que lo bueno, lo bello y lo verdadero desaparecen bajo el triunfo de lo malo, lo feo y lo falso. Una época, además, a la que no se le ve ni enmienda ni mucho menos final.

Pues bien: ¡qué más da!

La historia nos enseña que nada realmente ha tenido nunca solución total y menos aún definitiva aquí. Incluso las épocas mejores fueron siempre precedidas y conseguidas mediante ímprobos esfuerzos, a costa de grandes sufrimientos y tuvieron duración limitada.

Y qué más da, si tenemos en cuenta y creemos que creer es creer en la victoria… final, que es la única verdadera, total, definitiva y para siempre; la única que importa.

LEER MÁS:  La Ley de Servicios Digitales, que entra en vigor el 25 de agosto en la Unión Europea, consolida la censura en las redes. Por Luys Coleto

La vida es lucha, combate, y los tiempos de paz y sosiego cortos y circunstanciales. Combate contra uno mismo y contra los demás; en lo propio y en lo ajeno; en lo individual y en lo colectivo. El enemigo está tanto dentro como fuera. Y no hay más que un arma efectiva para vencerlo tanto en el interior como en el exterior: creer. Porque creer sin tapujos, ciegamente, fanáticamente, es vencer al uno y al otro y con ello alcanzar, ya aquí, la victoria, y más aún la seguridad de lograr la definitiva, la verdadera, la que importa, la final.

No importan los resultados que obtengamos aquí; serán siempre parciales y pasajeros. Lo que importa es combatir sin descanso, con denuedo, con fe ciega en la victoria… final… si creemos de verdad. La vida no está hecha para los débiles, los afeminados, los sentimentaloides, los flojos de alma, mente y corazón.

El que cree mantiene siempre el paso recio y firme, la mirada clara y al frente, nada le detiene ni turba, no desmaya ni descansa, combate con denuedo, nunca baja la guardia, lleva siempre una sonrisa en los labios y el corazón alegre porque como cree sabe que la victoria la tiene asegurada, que nada de lo de aquí importa en realidad, que, incluso, adversidades, sufrimientos y desvelos son para él el alimento que le sostiene y fortalece.

Creer o no creer. Esa es la cuestión. Ese el gran interrogante que hay que resolver… cuanto antes, pues el tiempo se agota. Lo demás no importa.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

 

Suscríbete
Avisáme de
guest
4 comentarios
Anterior
Reciente Más votado
Feedback entre líneas
Leer todos los comentarios
Azul

«Creer o no creer…» Es como ser o no ser.

Geppetto

La moral de victoria y las ganas de combate cuando superan a las del contrario, vencen
España lleva en lucha continua contra la barbarie mas de 200 años
Seguiremos

Carmen

Llevamos más de 200 años Luchando contra la barbarie Me gustaría conocerte Tu eres mi guerrero y mi gentil caballero

Hakenkreuz

Creer o no creer, es decir, con Cristo o contra Él. No hay términos medios ni tibieza que valga. Si señor. Y cuanto más parezca que todo está perdido, justamente es cuando más cerca estamos de ganarlo todo. Como afirma Lc 21, 28. Es hora de cobrar ánimo.

4
0
Deja tu comentariox