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Esta es la séptima parte de la serie de artículos sobre el libro de José Vasconcelos, Breve Historia de México, que se pueden seguir aquí.

Una curiosidad de historia ficción:

Reconoce don Justo Sierra que si Maximiliano se adelanta un año, lo que hubiera podido hacer sin el tropiezo de Puebla, el Imperio hubiera llegado a tiempo para celebrar alianza con Lee, el general suriano de los Estados Unidos; en cuyo caso la secesión yankee hubiera sido un hecho* Pero no llega a afirmar don Justo lo que debiera ver un niño criado en territorio mexicano, y es que la secesión convenía a México, convenía al continente latino. Sin el triunfo de los Unionistas no hubiera retornado Juárez, pero tampoco habría triunfado en el Nuevo Mundo el Monroismo.

El imperio. Aprovechando la Guerra de Secesión norteamericana, los conservadores imponen un emperador de Europa y llega Maximiliano al poder tras la victoria yanqui en Norteamérica. Los EE. UU. apoyan entonces a Juárez, que derrota a Maximiliano en Querétaro.

Atención a esta acusación que en el actual “mundo libre”  levaría a cualquiera al ostracismo académico y social:

Ya se que recientemente, en Austria, la patria del infortunado caballero Maximiliano, se estreno con éxito de prensa, un dramón en que se justifica la resolución de Juárez y se denigra a Maximiliano. El autor de este drama es un judío de la misma casta de los que incitaron a Juárez a derramar sangre cristiana. Los enemigos de todos los valores de nuestra civilización eran y siguen siendo poderosos* Y ellos dominaron el Austria de los días que siguieron al desastre de la Gran Guerra… (p. 379)

Y una curiosa llamada de reafirmación en la cultura católica, porque es la nuestra:

No es entonces propósito de fomentar el odio lo que me hace desnudar nuestra historia de los trapos sucios que ocultan sus llagas. Tampoco abrigo rencores contra el protestante. Ha habido largas épocas en que el puritano, el cuáquero, han estado mas cerca del Dios verdadero que los que entre nosotros se decían católicos. Pero esta no es una razón para que nosotros nos hagamos puritanos o cuáqueros. Lo que precede es que exijamos la purificación de nuestro catolicismo nacional. (p. 379)

 

La Reforma

La revolución llamada de la Reforma se inicia en 19 de marzo de 1854 con la proclamación del Plan de Ayutla que desconocía a Santa Anna, creaba un gobierno provisional y convocaba una Asamblea Constituyente* El procedimiento era, desde luego el indicado para sacar a la patria de su angustia* (p. 385)

Veamos, sin embargo, que es lo que estaba detrás de tan buenos propósitos aparentes y quienes eran los hombres que los sustentaban.

Para investigar los orígenes tenemos que remontarnos al Plan Poinsett, uno de cuyos capítulos, la adquisición de Texas, Nuevo México., California, estaba ya consumado. Y quedaba pendiente otro: la destrucción de la Iglesia católica mexicana en beneficio del protestantismo norteamericano, o, como lo dicen los escritores de Estados Unidos, la extensión de la obra de la Reforma protestante europea, en territorios latinos dominados por el catolicismo. Lo que llamamos nosotros la Reforma no es per lo mismo, otra cosa que un episodio de la guerra religiosa europea de protestantes y católicos, guerra exótica en nuestro medio y que solo fue posible porque previamente nos habíamos convertido en protectorado.

Los iniciadores del movimiento se abstuvieron de darle el carácter franco de una guerra de protestantes contra católicos. El laicismo liberal fue la mascara. El propósito fundamental, la destrucción de la Iglesia Católica y de paso, la liquidación de las familias ricas herederas de la Colonia en beneficio de la casta extranjera que se iba apoderando de las minas, el comercio, las tierras de los mexicanos. (p. 385)

Gómez Farías se comprometía a hacer que «salgan de la República todos los obispos y personas eclesiásticas que se opusieron a las Reformas; que se supriman todos los conventos y se secularicen sus bienes; que se repartan con igualdad todas las tierras y fincas rusticas y urbanas, sea cualquiera el titulo con que se posean, quedando a los propietarios un tercio y distribuyéndose el resto entre los pobres, prefiriéndose en la distribución a los miembros del nuevo ejercito, y que se establezca unión y alianza estrecha en los Estados Unidos». (p. 387)

Las leyes de Reforma, tal como quedaron escritas y vigentes, constituyen un caso único de intolerancia sectaria y de desquiciamiento económico. Han podido subsistir porque en general no se van aplicado íntegramente. El mismo Juárez vacilo y en la época de su gestión presidencial del 67 al 72, prevalece cierta benevolencia, Por ejemplo, dio Juárez por validos los matrimonies religiosos y se negó a despojar a los párrocos de las casas curales. Durante el largo reinado de Porfirio Diaz las leyes de Reforma se cumplieron solo en parte. Y bajo Carranza y Obregón se cumplieron a medias. Apenas Calles comenzó a imponerlas al pie de la letra y aun agravadas con su odio de turco para todo cristiano y se desato de nuevo la guerra religiosa. (p. 390)

La confiscación general del clero fue el antecedente de la confiscación general de los propietarios mexicanos, que ha consumado después la revolución de Carranza y siempre en beneficio de las grandes compañías, los grandes propietarios de los Estados Unidos. El clero de México. quedo proletarizado en la Reforma y la población mexicana rural esta siendo proletarizada en la actualidad, por la segunda racha de las confiscaciones, seudorrevolucionarias.

 

Los tesoros de la Iglesia, tesoros artísticos inapreciables, a causa de las confiscaciones impremeditadas, desordenadas y salvajes, han ido a parar a los Museos de Estados Unidos y a las casas de los ricos de Norteamérica. Los tres mejores siglos del arte mexicano han quedado de esta suerte convertidos en ruinas, sin que nada de lo que hoy se hace pueda aspirar al reemplazo de lo destruido. (p. 395)

Por extranjero deberemos entender siempre a los nacionales de pueblos que no se funden con el nuestro, no abrazan nuestro destino, lo dominan y lo explotan. (p. 396)

Y por una parte salían las mexicanas católicas y por la otra entraban los misioneros protestantes, También Lerdo era instrumento del Plan Poinsett. A los protestantes recién inmigrados se les regalaban temples católicos y edificios que habían pertenecido a la Iglesia, como el Hospital del Salvador y el templo de San Francisco, en la Capital de la República. (p. 399)

La reelección de Juárez fue un golpe al sufragio y una burla al sistema democrático que repugna la continuidad de un hombre en el poder. A tal punto disgusto a los mismos liberales, que creo entre ellos divisiones que costaron sangre* (p. 400)

Como en España: la república es nuestra, decían las izquierdas, y ya no no la van a quitar.

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Porfirio Diaz, el Porfiriato

Como jefe de clan, Porfirio Diaz es el mas capaz de los gobernantes de la República. Como estadista nunca tuvo tamaños. Nunca se dio cuenta de que el progreso material que invadía la República era parte de un desarrollo al que no escaparon ni Turquía ni la China. Y, por lo mismo, no supo utilizar ese desarrollo en bien de sus connacionales. Se puso, al contrario, de la manera mas ignorante y mas servil, al servicio del capitalismo extranjero que lo uso de gendarme, de guardián de sus propias fechorías. (p. 408)

 

Y así, bajo el gobierno de Porfirio Diaz, toda una nación de dieciséis millones de habitantes fue despojada de sus tierras, de sus aguas, de su petroleo, de sus minas, de su porvenir.

Se ha hablado mucho de los progresos que el país efectuó bajo el régimen porfirista. Generalmente no se advierte que coincide dicho régimen con la difusión de la maquina de vapor que en todo el planeta produjo una transformación del medio.

 

En torno a los grandes negocios de la época, se construyo el grupo apodado de los «científicos», porque, según Justo Sierra, obedecía a una política fundada en la «ciencia positiva», ya no en el liberalismo jacobino. La economía política, la sociología, eran las normas. Y la doctrina oficial, la del evolucionismo spenceriano, que venia a ser como la coronación de la tesis de Poinsett, puesto que en nombre de la ciencia se justificaba la entrega de los recursos de la nación a los aptos, los superiores, los fuertes, o sea los anglosajones; con desdén de todo lo latino y mas aun, de todo lo mexicano, condenado por indio, por mestizo, por español Tal criterio y la codicia de los comisionistas de influencia y los negociantes del régimen, dieron por resultado que todos los recursos del país se despilfarrasen en concesiones a extranjeros, con el pretexto de la colonización y de la rápida explotación del territorio* (p. 414)

 

En nombre del progreso . . . de los extranjeros . . . se despojo a los nacionales de sus tierras y al país de su petroleo.

 

La casa inglesa de Pearson, coludida con hombres influyentes del régimen, obtuvo contratos onerosos de obras publicas que debieron ejecutar los ingenieros del gobierno, y las concesiones petroleras del Istmo y del Sur de Veracruz, El resto de la zona petrolera fue otorgado a la Standard Oil, por Tampico, y a la Huasteca. El gobierno solo se reservo en estos contratos una participación nominal, Y el resultado ha sido que, sin saber bien lo que se daba, pues se otorgaban los privilegios sobre el mapa, todo el petroleo del país paso a manos de ingleses y norteamericanos, Y apenas si algunos políticos y allegados del Dictador obtuvieron unas cuantas acciones liberadas, poseídas en secreto. Los millones del petroleo mexicano no dejaron a la región explotada ni siquiera el provecho de un buen edificio para escuela*

 

Madero

Gobierna un breve periodo de dos años después de Porfirio, pero es asesinado.

Madero rompió una tradición, pero no logro crear una nueva. Con el nace y se extingue la esperanza de que aparezca un México. dirigido por el espíritu, gobernado por la inteligencia al servicio del patriotismo.

En su rancho, no solo mantenía satisfecho al labrador con el buen trato y el buen jornal, sino que, llevado de cierto franciscanismo que domino toda su vida, el, como propietario, comía legumbres, dormía en modesto lecho, pero sostenía en la finca una especie de hotel de pobres donde se daba cama y comida a todos los jornaleros que pasaban por la región, necesitados. (p. 423)

Acabó con el golpe de estado de Huerta cocinado en la embajada de los EE. UU. Sin embargo, no se consolida.

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Carranza, el Carrancismo

Empeiza la Revolución, una época muy revuelta, con rebeliones de Villa, Zapata y Obregón.

El periodo de las Cámaras legislativas se redujo a solo cuatro meses, y, en cambio, se otorgaron al Presidente facultades discrecionales para confiscar toda clase de bienes a pretexto de interés publico y porque se dijo: «la propiedad no es un derecho sino una simple función social’*. (p. 457)

 

En materia educativa la Constitución carrancista contiene limitaciones a la libertad de enseñanza que hacen prácticamente imposible la subsistencia de la religión como doctrina que se trasmite a través de las generaciones. Los enemigos del cristianismo y de la civilización latina, los agentes subconscientes o conscientes del poinsetismo, aprovecharon en la Asamblea de Querétaro el rencor que entre los revolucionarios prevalecía contra el clero, a causa de la colusion de este con la dictadura de Victoriano Huerta. Produjo este odio una legislación salvaje que no tiene par en ningún pueblo civilizado, según la cual es delito tácito practicar la doctrina de Cristo y enseñarla. En general, todas las medidas anticatólicas de las leyes de Juárez fueron exageradas en la nueva Constitución, en forma tan desleal y persecutoria, que el mismo Carranza nunca intento aplicar rigurosamente el texto constitucional en la materia; prefirió proceder como don Porfirio Diaz y como Madero, con tolerancia al respecto, y considerando que son las de Reforma y sus derivadas unas leyes que no se justifican ante la sana razón, Pero la ley quedo escrita y no tardarían en llegar gobiernos antipatriotas y descaradamente poinsetistas que tendrian a gala aplicar la ley que ni Diaz ni Madero, ni Carranza, ni Obregón habían querido recordar. (p. 461)

 

Antes de llegar a las elecciones, Carranza, temeroso de que la discusión de su gobierno siguiese adelante, deseoso de aniquilar al enemigo en sus comienzos, encarcelo a Obregón. Uno de los Secretarios de Estado de Carranza, el general Calles, dejó a su jefe, para ir a sublevar las fuerzas auxiliares de Sonora. Otros jefes militares se rebelaron tomando como pretexto, hasta cierto punto legitimo, el encarcelamiento del candidato independiente, y Carranza se vio obligado a huir de la capital seguido de unos cuantos amigos y partidarios. Al internarse en su fuga por la sierra de Puebla, una escolta que le había fingido adhesión, lo asesino. Al día siguiente sus acompañantes y adictos firmaron documentos afirmando que no había asesinato; que Carranza se había suicidado. (p. 465)

 

La educación publica, que bajo Carranza había pasado a manos de los protestantes, fue rescatada y organizada sobre amplias bases nacionalistas por el C Jose Vasconcelos. (p. 470)

 

El autor se refiere a sí mismo.

Obregón

Y como si la buena estrella que siempre acompañaba a Obregón quisiese excederse, en los anos de su gobierno la producción petrolera alcanzo proporciones que pusieron a México. en segundo termino en la producción mundial …

 

En Educación Publica, bajo un programa nacionalista y libre de odios religiosos^ se emplearon por primera vez, bajo Obregón, hasta cincuenta millones de pesos al año. (p. 474)

 

Había esperado todo el periodo de Carranza para ser Presidente y los cuatro anos de su gestión le parecieron cortos. La no reelección era precepto riguroso, que acababa de costar mucha sangre. No le quedaba otro recurso que gobernar por interpuesta persona. Para lograrlo, se decidió a contrariar la voluntad nacional que aficionaba elecciones libres. Y para asegurarse la popularidad necesaria a un retorno, después del interregno simulado, resolvio hacer catastrofico dicho interregno. Al efecto eligió entre sus subordinados al mas desprestigiado, al mas impopular, al de peores antecedentes, a Plutarco Elías Calles* Ni siquiera por su nacionalidad, de origen desconocido, estaba capacitado Calles para la presidencia. (p. 476)

El canalla Calles, que desató la persecución católica y la reacción de las guerras cristeras, queda para el siguiente capítulo.

Autor

Colaboraciones de Carlos Andrés
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