24/11/2024 23:01
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Introducción:  

Uno de los episodios de la historia que con más rotundidad se han contado sin haber pruebas congruentes que lo justificasen es, sin duda, la llegada de los primeros cristianos a la península ibérica. Existen diversas hipótesis, algunas realmente difíciles de sostener, sin embargo, siendo rigurosos, todavía nadie ha podido determinar con exactitud cómo, cuándo, quién o quiénes trajeron la luz del evangelio a España. La tradición católica española atribuye al Apóstol Santiago el Mayor la gesta, de hecho, la misma cuenta que llegó a Hispania y estuvo en Cesaraugusta (Zaragoza) poco después de la crucifixión de Jesucristo.

Otros autores afirman que fue el conocido como el «Apóstol de las naciones» San Pablo de Tarso quién arribó en barco hasta la provincia Tarraconensis.

Otros teólogos hablan del origen africanista de la luz del evangelio por Pablo o discípulos del mismo.

Y, en la Diócesis de Cartagena, tenemos nuestra propia versión de los hechos: Santiago entró por Cartagena.

La realidad es que no podemos tener certeza absoluta, aunque sí acercarnos a la verdad a través de datos históricos que sabemos que fueron ciertos en base a diferentes documentos y restos arqueológicos hallados. De manera que, a través de estudios minuciosos y deducciones hiladas de ellos, vamos a ir analizando en una entrega de tres capítulos las diferentes hipótesis para llegar a lo que pueda tener más sentido.

Comenzaremos, en este capítulo primero por la teoría tenida por verdad por la gran mayoría de la población:           

Capítulo primero. Santiago no trajo la luz del Evangelio a España.

La tesis de que Santiago vino a la Hispania romana a traer el cristianismo es una leyenda muy tardía que aparece en la Edad Media, con intereses históricos-políticos-económicos-religiosos y que definitivamente acaba sustituyendo la verdadera historia, que surge en la Edad Antigua, durante el Imperio Romano.

Antes de entrar en el fondo de la cuestión, quiero destacar a dos grandes intelectuales, nada sospechosos de antiespañolistas ni de anticristianos, que refuerzan lo que aquí se trata de explicar y quienes afirmaron sobre el tema que nos ocupa lo siguiente:

Claudio Sánchez Albornoz, quién afirmó lo siguiente: «Es inverosímil que durante los años inmediatos a la muerte de nuestro señor Jesucristo, años extremadamente difíciles para sus discípulos, uno de los apóstoles de más autoridad abandonara el núcleo primitivo jerosolimitano y se le ocurriera nada más y nada menos que cruzar el mediterráneo y trasladarse a las tierras extremas del mundo, a Hispania».

Miguel de Unamuno, de la generación del 98, quien dijo su libro «Andanzas y visiones españolas»: «Un hombre moderno de espíritu crítico no puede admitir por católico que sea que el cuerpo de Santiago el Mayor esté en Compostela».

Los hechos probados son que el Apóstol Santiago fue condenado a muerte y decapitado por orden del Rey de Judea Herodes Agripa, tal y como nos narra Lucas en el libro de los Hechos de los Apóstoles, o sea sobre principios de los años 40, muy poquito tiempo después de la crucifixión de Jesús, por lo que (en caso de que viniera a Hispania) tuvo, como máximo, entre siete y once años. Ahora bien, según la tradición española Santiago vino tres veces a España.

En vida:

La leyenda cuenta que tras morir Jesucristo llega a Hispania, que está en el otro extremo del mundo conocido, se viene para acá, trae el evangelio de forma oral (todavía no había sido ni escrito), se le aparece la Virgen María en Zaragoza (cuando lo más probable es que a esas alturas la madre de Jesús estuviese todavía viva, al menos no hay constancia de su muerte) y le dice que hay que levantar un templo a ella, en su honor. Regresa en un tiempo imposible a Jerusalén y, a su vuelta, lo matan; aunque según parece ya hubo sembrado la semilla del evangelio. Algo imposible de sostener. 

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Otro punto clave que desmonta esta versión es que el cristianismo, entendido como fenómeno religioso, nació después de la muerte de Jesús. Y ese cristianismo que no es otra cosa que «la reflexión, la repensación, rever a Cristo a través de las Escrituras, reinterpretándolo una vez que está muerto», tal y como explicó el profesor Antonio Piñero, todavía no había sido instaurado. Luego, ¿cómo iba a Santiago el Mayor a traer lo que no existía? De hecho, en Asia Menor, durante el S.II hubo unos 10 cristianismos, de los cuales sólo queda uno: el de San Pablo de Tarso, o sea el que ha llegado hasta nuestros días, el mismo que todavía no estaba perfectamente establecido cuando supuestamente vino Santiago a Hispania, no pudiéndose olvidarse que el Nuevo Testamento es, en su inmensa mayoría, Paulino.

Por último, siendo Santiago uno de los tres hombres fuertes de Jesucristo, junto Juan y Pedro, resulta realmente difícil que Santiago abandonase el núcleo jerosolimitano para dirigirse a la otra punta del mapa.   

Muerto:

La leyenda cuenta que Santiago muere en Jerusalén y que algunos discípulos trasladan sus restos a Hispania, aunque de otro lado también cuenta la tradición que el cuerpo santo es trasladado de en un barco de piedra, que navega de manera milagrosa de Palestina a Galicia.

La primera referencia escrita que tenemos de que el cuerpo de Santiago está enterrado en Galicia se encuentra en tres cartas de Compostela del siglo IX. El documento más antiguo que habla del traslado desde Iria-Flavia aparece en el Codex Calixtinus que es del siglo XIII, es decir, desde que supuestamente tuvieron una revelación de que Santiago estaba enterrado en España, lo encontraron y lo hicieron público, entre unas cosas y las otras, pasaron 300 años. La teoría de hallar los restos en Galicia eso es algo que no surge antes del siglo IX, en la Edad Media, cuando habían pasado casi 1000 años de la muerte de Santiago y es de pronto cuando se produce una supuesta revelación. Algo que no se entiende, ni resulta verosímil, dada cuenta del escaso y lejano apoyo documental y de la distancia y de lo poco o nada usual de hacer traslado de féretros entre lugares tan lejanos en aquella época.

En aparición:

La leyenda cuenta que Santiago se apareció en la batalla de Clavijo el 23 de mayo de 844, ayudando milagrosamente a las fuerzas cristinas, montado en su caballo blanco y decapitando a moros por decenas. Tal fue la gesta que los españoles lo convertimos en el patrón de España y comenzamos a conocerlo con el sobrenombre de Santiago Matamoros. Ahora bien, la primera referencia que hay de Santiago cabalgando por los aires y cortando cabezas con su larga espada es de un obispo que murió unos 400 años después de la batalla de Clavijo y unos 1200 después de la muerte de Santiago. ¿Cómo es posible que tuviese lugar tal aparición y no se escribiese acerca de ella en la época?

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La realidad es que no hay ninguna fuente fidedigna que diga cosa parecida, ni creo que sea necesaria, ya que aunque la hubiese sería difícil de explicar que Santiago se apareció 800 años más tarde de su fallecimiento por mucho que las tropas cristianas lo invocasen o apareciese en sueños.

Santiago nunca estuvo en Cartagena:

 

En Cartagena, la tradición católica de la ciudad, tiene su propia versión de cómo entró la luz del Evangelio a la Hispania romana. Sor María Jesús de Ágreda, mística de la Iglesia Católica, en el s. XVII, fue la principal propulsora de la teoría consistente en que el Apóstol Santiago el Mayor desembarcó en Carthago Nova. En su libro «Mística Ciudad de Dios» (obra que escribió inspirada por la Virgen María y Jesucristo, según confesó ella), trató con asombroso detalle el peregrinaje de cuatro años de Santiago evangelizando Hispania, desde que salió de Israel el 20 de agosto del 35, protegido e inspirado siempre y en todo momento por la Virgen María (pese a que no tenemos constancia alguna de que la Madre de Dios falleciese tan solo dos años más tarde de la crucifixión) y acompañado de 12 discípulos entre los que iba San Basileo, al que lo ordenó obispo, fundando así la Diócesis de Cartagena. La antecitada teoría se basa únicamente apariciones y revelaciones varias de la Virgen María que ella dice que tuvo a lo largo de su vida, las cuales las plasmó en cinco volúmenes.

Pero, ¿cómo es posible que la Virgen María falleciese tan sólo dos años después de Cristo y no se plasmase en documento alguno?

 

Según Sor María, Santiago fundó en Cartagena su primera iglesia. Además, hubo un templo y tras la reposición de la Diócesis el edificio fue reconstruido. Algo con escaso rigor histórico-científico que no debe ser dado por bueno, sin más. De hecho, resulta extraño que, si Santiago entró por Cartagena, los únicos vestigios romanos que queden sean la Iglesia de Santa Lucía de construcción reciente y el Pinacho, posterior al s. VXII y, por tanto, ninguno resto romano, ni parecido.

De ahí que, estudiada la versión oficial y expuesto un resumen de su teoría, haya querido realizar una investigación para tratar de aproximarme a la verdad, a fin de conocer cómo y por dónde llegaron los primeros cristianos a España.

Continuará…

Autor

Antonio Casado Mena
Antonio Casado Mena
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