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Parador de Gredos, miércoles 28 de julio del Año de Nuestro Señor de 2021, 8:35 am, 17ºC, Km 0.
Tras un frugal desayuno compuesto por dos tazas y media de café de Colombia con leche, zumo y medio de naranja, tres tostadas de pan integral con mantequilla y mermelada de melocotón, croissant en su punto y trozo de bizcocho casero nos dispusimos a dar cuenta de la ruta del día, antes estudiada y prevista en nuestro “Cuaderno de viaje”. Cabe decir que tales rutas se disfrutan en su planeamiento, ejecución y recuerdos imborrables que dejan. Recuerdos gratos de momentos felices que tan necesarios son para contrarrestar la monotonía urbana del resto del año.
Y es que, en esto de los viajes por España, uno, a pesar de sus años, aún anda ilusionado, como de joven, por descubrir la España desconocida, siendo adicto, lo reconozco, a contemplar verano tras verano los pastos dorados por la luz inclinada de las primeras horas del día y a sentir ese frescor de la mañana, asistiendo a la algarabía de los pajarillos de la foresta que revolotean alegres y a visionar paisaje tras paisaje la hermosura y grandeza de España.
“Ca uno es ca uno”, eso dicen en Olivares (Sevilla). Y es verdad, porque si renunciamos a lo que nos gusta, uno deja de ser uno mismo. Así que por ello, mientras Dios nos dé lucidez para manejar un coche por las carreteras más solitarias España, eso haremos, justo eso mismo.
Pero dejemos atrás la metafísica y centrémonos en la ruta de hoy que tiene buena parte de cientos y cientos de curvas y contracurvas en lo que es una carretera de media montaña.
Desde el rellano del parador tomamos dirección al Barco, el Barco de Ávila.
Km 9: Hoyos del Espino. 8:52 am, 12ºC. Visitamos el Santuario de Nuestra señora del Espino. Fuente de agua helada y cruz de piedra en el rellano del patio arbolado frente a la puerta principal. Bonitas vistas de Hoyos. Seguimos y tras pasar Navacepeda, cruce a la derecha.
Km 16: Cruce a la derecha hacia La Herguijuela. Una máquina ocupa toda la carretera. Está arrancando las piedras del borde derecho. Supongo que querrán ensanchar por ese margen. Esperamos un rato y nos dejan justo paso entre la máquina y el quitamiedos, a la izquierda queda el abismo.
Dejamos el coche en un ensanche y entramos a la Herguijuela por sus extramuros, casas de piedra abandonadas, semiderruidas. La plaza aparece como era de esperar, con su abrevadero y fuente (1918), pero nos sorprende una construcción muy curiosa. Se trata de un amplio espacio rectangular alagado con bancos de madera y techado, abierto por su frente. Le llaman “El portal de la plaza”. Se trata de un descansadero en el paraban los hombres cuando regresaban de sus labores en el campo, las mujeres llenaban sus cántaros, los niños jugaban y las bestias bebían en una comunidad natural. En el centro de la fachada principal de esa construcción tan bien pensada aparece un rótulo que escribe: “Año 1930. No se permite blasfemar, ni hacer cosas que perjudiquen, esta obra se ha hecho para el bien de todos. Debemos conservarla”. Una señora pasa, observa que estamos tomando nota y nos dice en la distancia mientras se aleja: “Eso lo hizo mi abuelo Bibiano, alcalde en los años 30”.
“El portal de la plaza”. La Herguijuela (Ávila)
En la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, una señora limpia el pasto y asea el patio de la iglesia para las fiestas del pueblo. Charlamos con ella y a petición nuestra nos hace sugerencias sobre la zona: “En San Bartolomé hay unas vistas muy bonitas de Gredos ¿Han estado en el Pozo de las Paredes en Navacepeda? Yo soy de Navacepeda. En el Pozo nos bañábamos de niño, no había nadie, sólo los del pueblo, hoy aquello está lleno de gente. Allí hay un puente romano y un merendero ¡Vayan. vayan a verlo”.
Km 29: Puerto de la Peña Negra. 1.909m, 10:30am. Justo al ver el cartel del puerto giramos a la izquierda. Encontramos una casita que funciona como bar, ya que al lado existe una pista para el despegue de parapentes, de ahí que el establecimiento se llame “El Despegue”. En la terraza acristalada, protegida de los aires, tomamos el segundo café de la mañana.
Bar “El Despegue”. Puerto de la peña Negra (Ávila)
–¿Hoy no vuelan? – le pregunto a la señora que atiende el bar.
–No, eso depende del viento. Aquí vuelan con viento del norte. Los de Piedrahita están pendientes del viento y cuando es favorable suben.
Km 45: Piedrahita. Parque con busto del III Duque de Alba (Fco. Álvarez de Toledo). Palacio del Duque de Alba convertido en el Colegio Público Duque de Alba. Plaza de España, ¡como Dios manda!, e iglesia de Santa María la Mayor en misa de 12 a la que acuden los parroquianos tras el campanero. La Cabaña (Restaurante), buena pinta, pared con la iglesia. C/Pastelería, C/Tejedores, C/Beatas…siempre nos llama la atención el nombre de las calles, como en Toro (Zamora): C/Abrazamozas, C/Sal si puedes…
Repostamos, que el depósito está menos de medio y el bólido también tiene sus necesidades.
Km 69,8: El Barco de Ávila. 12:40pm, 28ºC. Siempre nos ha llenado de emoción visitar el Barco, una cabeza de comarca que, como tal, surte de lo necesario a decenas de núcleos de población esparcidos por la sierras de los alrededores. En su plaza principal, como si no pasara el tiempo, encontramos las tiendas que venden las famosas judías del Barco y legumbres varias, la carnicería con su solomillo de ternera de Ávila a 30€ y en una de sus esquinas el Bar España, veladores apiñados, aquello atestado de gentes que vociferaban. Así que nos fuimos a un lugar más tranquilo, de aire más sano, justo al otro lado de la plaza y… ¡acertamos!, “Bar el 7”, patatas revolconas, croquetas rellenas y demás especialidades de una cocina tradicional, precios de risa.
–¿Pimentón, verdad? –le pregunto al camarero.
–Sí, pimentón de la Vera –me responde alegre, orgulloso de un producto que es de Cáceres, no de Ávila, signo inequívoco de su amplitud de miras y salud mental, también es de suponer que de su amor por España y sus productos, como lo siente uno, el escribano.
–De Aldeanueva del Camino, al norte de Cáceres –le insisto.
–De allí, de allí mismo es ese pimentón…
Buscamos el coche y encontramos señalizado en la parte alta del Barco el “Cordel de Extremadura”, una de las vías principales de la trashumancia del ganado en tiempos de la Mesta y la mente nos lleva al Canal de Castilla y a Castrojeriz con su mirador de la meseta, de aquella Castilla cerealista y ganadera.
Tomamos el coche y buscamos la carretera a Gredos.
–Lupe, ¿nos vamos directos al Parador?
–No, mejor paramos en donde nos ha dicho esa mujer, en el Pozo de las Paredes ¿Nos coge de paso, no?
–Sí.
–Pues ya está, al Pozo.
–Bueeeeeno.
En Navacepeda pueblo, se toma la carretera a la plataforma de Gredos y se llega a un primer puente que cruza el río Tormes que acaba de recibir las aguas del río Barbellido que baja desde las lagunas de Gredos.
La verdad sea dicha, el Pozo de las Paredes, el puente romano, y un restaurante con zona de recreo-merendero en la que hay una fuente y una barbacoa cubierta, son lugares de imprescindible vista.
Km 115: Parador de Gredos. Ducha, siesta sin dormir, café en la terraza y a las siete de la tarde senderismo por el pinar de Gredos, bajo el Parador, 1h 15min de paseo entre pinos albar.
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