25/11/2024 07:06
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Cuando se habla de electrificación siempre se pone el foco en las ventajas ecológicas que aporta y el nuevo paradigma que está imponiendo en el sector de la automoción, una industria sometida a la mayor transformación del siglo y que ahora ve con preocupación como la falta de materias primas para muchos de sus componentes vitales sustentados por semiconductores la está llevando a un escenario de cuello de botella. Esta realidad está suponiendo la paralización temporal de líneas de producción de todos los fabricantes, ya que son incapaces de funcionar por su estrategia de proveedores «just in time» que les ha llevado a no tener stock de piezas.

El confinamiento derivado de la pandemia del coronavirus está detrás de esta escasez de semiconductores, ya que los ciudadanos hemos incrementado exponencialmente la demanda de nuestra electrónica de consumo, cuyos dispositivos son intensivos en chips y absorbieron el excedente derivado de la paralización de las ventas de coches. Es por ello que, según un estudio de la consultora IHS, se prevé que la escasez dure hasta el tercer trimestre, lo que va a suponer un duro golpe para el conjunto de la automoción, que ahora mismo experimenta un retroceso del 40% en las matriculaciones.

Los fabricantes se enfrentan además a un escenario en el que China es el mayor productor del mundo de chips y semiconductores, con lo que tienen una enorme dependencia del gigante asiático. Es por ello que, como ya adelantó el secretario general de Industria y Pyme, Raúl Blanco, dependiente del Ministerio de Industria, Europa debe reforzar su soberanía industrial para poner fin a la escasez de semiconductores. El problema, que la producción de semiconductores es carísima. Instalar una fábrica de última generación con capacidad estándar requiere entre 5.000 y 20.000 millones de dólares de inversión.

La realidad es que esta escasez costará este año a la automoción 110.000 millones de dólares y reducirá la producción mundial en 3,9 millones de vehículos. Y eso que en el primer trimestre del año las ventas mundiales de semiconductores aumentaron un 18%. Las consecuencias directas más tangibles para nuestro país, segundo productor Europeo de automóviles y octavo mundial, es que en lo que va de año hay afectados por ERTE cerca de 42.000 trabajadores de las fábricas españolas, no librándose ninguna de las 9 que tenemos instaladas, desde Seat en Barcelona, pasando por Stellantis en Zaragoza y Vigo, Volkswagen Navarra, Ford en Valencia o Renault en Valladolid, Palencia y Sevilla.

En cifras de producción la bajada experimentada frente a 2019 es del 12,5% en el primer trimestre, periodo en el que se produjeron poco más de 662.000 coches, aunque por lo menos nos podemos consolar con el hecho de que Alemania, primer productor europeo y cuarto mundial, ha tenido un retroceso del 26% y se ha quedado por debajo del millón de coches producidos. La peor noticia de todo esto es, además, que las tensiones comerciales podrían conllevar a un incremento en los precios de los equipos clave que, como siempre, acabará pagando el cliente. El encarecimiento puede llegar al 3% dependiendo del producto.

Autor

REDACCIÓN