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Recientemente se ha sabido que la vacuna de Pfizer/Biontech que con tanta pompa se está aplicando en Reino Unido desde hace dos días está provocando un número cada vez mayor de efectos secundarios atroces como shocks anafilácticos. Ya se ha advertido a sectores enteros de la población británica de que “extremen la precaución” con la vacuna.
Nada raro bajo el sol. De forma pronta, súbita e histriónica se está lanzando a la población europea a una campaña de vacunación masiva sin saber los efectos secundarios sobre personas alérgicas, embarazadas ni sobre la población en general a largo plazo. No ha habido tiempo de experimentación respecto a una vacuna ARN de especial peligrosidad.
Pfizer y Biontech, las entidades convertidas en “vacunadoras” de Europa por decisión de la Comisión europea y los gobiernos esbirros, están intervenidas por Bill Gates, que posee a grandes ejecutivos de Pfizer provenientes de la Fundación Bill y Melinda Gates así como más de 3.000.000 de acciones del laboratorio Biontech. Se trata, además, de empresas sometidas a GAVI -la Alianza por la vacunación mundial patrocinada por Bill Gates-, y aliadas de la Organización Mundial de Salud: ente supranacional “comprado” con 250 millones de dólares por Bill Gates tras la retirada del apoyo hasta entonces prestado por Donald Trump. Trump barruntó a la OMS como monigote de la China comunista al haber mentido al mundo sobre la pandemia y blanqueado la responsabilidad criminal de China, productora del virus chino de Wuhan.
Sin embargo no todo el mundo civilizado habita en la mamarrachada genuflexa respecto al globalismo sanitario de los magnates especuladores que destrozan la salud con la vacuna. No todos los países han brindado impunidad legal a las compañías farmacéuticas respecto a la aplicación de las vacunas, ni todos están propulsando la desinformación masiva y la propaganda intoxicadora para aborregar a la población y ponerla en el desfiladero de la vacunación obligatoria.
Encontramos una excepción: el presidente brasileño Jair Bolsonaro, que ya ha anunciado que no otorgará ninguna impunidad legal a los laboratorios de las vacunas. Jair Bolsonaro ha manifestado públicamente que no se vacunará, que no confía en las grandes farmacéuticas y que recomienda a todos aquellos con dudas, que antes de tomar la decisión se informen y que opten por lo que su libertad les dicte.
Jain Bolosonaro habla no del covid 19 y sí del virus chino, culpa al occidente buenista sumiso a China de no haber cerrado fronteras a tiempo para impedir el acceso del virus y responsabiliza a Europa por blanquear al partido comunista chino.
El Partido comunista chino ha aprovechado la miseria económica mundial generada por la pandemia y por haber informado con tardanza y falsedad del virus, para agigantar su industria e imponer la colonización de naciones enteras, además de ser el puntal más sólido en el proceso de futura vacunación mundial con grandes laboratorios.
Bolsonaro ha advertido que su gobierno examinará cualquier efecto secundario que pudieran provocar cualquiera de las vacunas en el país. Del mismo modo, ha anunciado que pondrá al abasto de cada ciudadano que quiera vacunarse el llamado “contrato completo” para que quién tome la decisión sea consciente de las consecuencias. Se trata de buscar un “consentimiento informado”, y su fundamento está en la moral inherente a la bioética que establece que a cada paciente se le debe informar de manera completa y eficaz sobre el tratamiento o medicación que va a recibir, incluidas las vacunas.
El Estado brasileño no se hará cargo de los efectos secundarios de las vacunas, pues informará a todos los ciudadanos de sus efectos con claridad, pero sí lo harán las compañías, que no serán blindadas legalmente ante las demandas que les puedan caer como consecuencia de los efectos adversos. Gran cantidad de países, entre ellos la mayoría de la Unión europea, u otros como Argentina, han aprobado disposiciones para conceder impunidad legal a los laboratorios. Bill Gates se frota las manos.
Jair Bolsonaro retó así a los gobiernos globalistas militantes en la Organización Mundial de la Salud. La OMS es un organismo corrompido medularmente al responder a las ambiciones de su director – el marxista Tedros Adhanom- para mentir sobre el origen e inicio de la pandemia y otorgar impunidad al régimen comunista chino. La OMS ha sido acusada, por Bolsonaro, de crear un alarmismo generalizado interesado y así avalar la eficacia de las vacunas de los grandes laboratorios que financian a la propia OMS y empoderan a sus rectores.
Bolsonaro quiere que la negativa de su gobierno a afrontar responsabilidades, unida a su voluntad de perseguir a las compañías farmacéuticas en caso de alterar la salud, sirva de mensaje a los brasileños para optar por la no vacunación, pues además tendrán a su disposición toda la información del llamado “contrato completo” donde serán comunicados de todos los riesgos. Además, las farmacéuticas no tendrán ninguna impunidad legal frente a los ciudadanos y al Estado.
Bolsonaro ha dicho:”… supongamos que en una de las cláusulas se escribe lo siguiente: nos liberamos de cualquier indemnización, de cualquier responsabilidad ante posibles efectos colaterales inmediatos y futuros. Entonces, ¿van a tomar esa vacuna?”, preguntó el presidente brasileño. Añadió: “yo voy a mostrar todos los contratos. Quien la tome sabrá lo que está tomando y sus consecuencias. Si hay algún efecto secundario o algún problema ya saben que no me lo cargarán a mí”, remarcó.
A nivel personal, Bolsonaro ha afirmado que no se vacunará pues considera que ya está inmunizado al haber superado el virus chino de forma natural, “como ha ocurrido con aproximadamente el 95 por cien de la ciudadanía mundial que se ha infectado con el virus chino y se han curado por sí solos, sin medicamentos, sin tratamientos y, obviamente, sin vacunas. Excepto una minoría de la población, ya tiene en su organismo la información inmunológica del virus y, por más que este siga dando vueltas y mute año tras año –como lo hace el virus de la gripe-, su sistema inmunológico está preparado para combatirlo naturalmente”
La actitud de los gobernantes al otro lado del Atlántico es bien diferente: lavarse las manos como Pilatos, y lanzar a la población a una aventura peligrosa que ya está comenzado a mostrar sus primeros retazos. Europa impulsa la desinformación, el miedo y la coacción contra las sociedades para imponer una “milagrosa” vacuna aprovechando el pánico ciudadano exponencial a golpe de telediario. Vacuna que ya está destrozando vidas humanas en su estreno en Reino Unido. Lo terrible, además de los efectos nocivos sobre la salud, es cómo los Estados han liquidado la obligación pública de informar de manera completa al paciente sobre cualquier tratamiento médico o vacuna antes de su aplicación.
Los Estados europeos, que en su frontis portan como marca el “Estado de derecho” y la transparencia informativa, sobre todo en materia de salud pública, se han convertido en podridas maquinarias de intoxicación y coacción al servicio de caciques empresariales siniestros que vestidos de “filántropos” y con oscuras proyectos de control poblacional y extracción de beneficios, extienden la ruina social y la muerte gracias a la negligencia y complicidad de los gobiernos globalistas.
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