22/11/2024 05:14
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Querido Profesor Valbuena, con el máximo respeto que leo todo lo que escribes en elcierredigital.com (porque lo tuyo, escribas de lo que escribas, son pequeños ensayos que no tienen nada que envidiar a los de tu maestro y mentor Gustavo Bueno) acabo de leer lo que escribes de la hoy conflictiva Macarena Olona.

Por tanto, de entrada, me limito a decirte que «El caso Macarena», que has publicado  hace unos días  es un buen artículo.

Sin embargo, y como mi versión de los hechos difiere de la tuya voy a contarte lo que ha sucedido entre VOX y Macarena Olona, antes, en y después de la «espantá».

Al parecer, y esta es la madre del cordero, la fuente de todos los problemas o errores han sido los celos.

Los celos de Javier Ortega SmithJorge Buxadé e Iván Espinosa de los Monteros

El primero, porque Macarena empezó a hacerle sombra como experimentada Abogada del Estado y restarle el protagonismo que se había ganado,  y bien,  en la vía jurídico-judicial tras el éxito que se  apuntó con el juicio del «Procés».

El segundo, porque como portavoz del partido estaba perdiendo protagonismo  con la prensa al tiempo que subía el de la Señora (el carisma no se compra ni se vende, se tiene o no se tiene, y desgraciadamente para él en este caso todo lo acapara Doña Macarena)…y además también es Abogada del Estado.

El tercero, el portavoz todopoderoso en el Congreso, Don Iván, porque en cuanto la vio y la oyó hablar por primera vez se dio cuenta que si seguía se lo acabaría merendando, por su mejor oratoria, su astucia parlamentaria y su «gancho» para las cámaras y los periodistas.

Y no hablemos de  Rocío Monasterio, porque tras la apisonadora Isabel de Madrid, a pesar de su valía, todavía no se ha recuperado de las elecciones del 4-M ni está contenta con el papel que le ha tocado representar de «pito gordo» mientras esté ahí Doña Isabel.

Y así, en ese ambiente incrustado de celos, llegaron las elecciones andaluzas y «alguien» en Bambú vio la posibilidad de dar una salida airosa a Doña Macarena y carpetazo a los celos.

Y ese «alguien», según mis meigas,  no fue otro que el presidente del partido, Santiago Abascal, a quién como buen conocedor de Andalucía (allí comenzó su «crucero») le importaba mucho entrar en la Junta, con el PP y dado el carisma de doña Macarena consideró que podría ser  el mejor remedio a  la ola de celos que llegaba a la Directiva.

Y puso en marcha la «Operación Macarena», y en ella se volcó con todas sus fuerzas, públicas y políticas, dado que de un solo disparo –pensó- podía matar los dos pájaros: la entrada en el Gobierno de la Junta, o sea, el primer paso para doblegar al gallego Feijóo, que, como es público, no quiere saber nada de VOX ni entrar en la Moncloa con Abascal cogido del brazo y resolvía también la incipiente tormenta de los celos, o sea, de sus principales colaboradores.

Y así comenzó la carrera electoral. Una carrera que contra todo lo dicho (la imagen de una Macarena folclórica a lo Carmen Sevilla, una soberbia y vanidosa que incluso le había propuesto a Moreno ser su Vicepresidente, etc.) fue un éxito, al menos de imagen, ya que en muy pocos días se fue ganando a la calle, hasta llegar a ser «la Reina del pueblo» y poner nervioso al candidato del PP, el señor Moreno Bonilla.

¿Y quién que quiera ganarse al pueblo andaluz, y al sevillano en concreto, no asiste a una procesión de Semana Santa, si es mujer, con mantilla negra incluida, o se viste de faralaes y se pasea a caballo o en coches de caballos por el Real de la Feria? (que se lo pregunten a Susana Díaz).

¿Y qué pasó entonces para que el resultado de las urnas fuese la sorpresa inesperada que fue?

Pues solo pasó una cosa, que los amigos de VOX no quisieron ver o prefirieron silenciar para no romper del todo la posibilidad de un Gobierno PP-VOX:

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La irrupción del imperio LGTBIQ+ y su cambio electoral, ya que tras anunciar en público su apoyo a las Izquierdas (Congreso de Málaga) se pasó en Pacto Secreto al apoyo total al PP, o sea, al candidato Bonilla. ¿Y eso cómo fue posible?

Sencillamente por los millones de las subvenciones a los «chiringuitos» que recibe la LGTBIQ+ cada año.

-Yo te doy mis votos, que pueden ser tu Mayoría Absoluta, si tú me mantienes y me prometes mis subvenciones.

       — ¡¡ Hecho ¡¡

   Y ahí ganaron el Sr. Moreno y el PP las elecciones, porque de esa poderosa LGTBI salió la Mayoría Absoluta que dejó fuera de juego a la magnífica candidata  Macarena y a VOX… ¿que habría pasado si antes de las urnas Abascal y Olona denuncian el pacto de los «chiringuitos» del arco iris?

 

    Luego, no podía  ser que la Señora Olona fuese la que pagase el pato y se quedara  compuesta y sin novio en Sevilla durante cuatro años. Había que buscar una salida a esa situación. 

¿ Y qué podía hacer Abascal para cocinar la tortilla sin romper los huevos?

Veamos (y aquí entramos en el futuro y los «futuribles» ): en `primer lugar tendría que juntar a las partes y obligarles a leer, todos juntos (repito Javier Ortega SmithJavier BuxadéIván Espinosa y Rocío Monasterio) y obligarles a leer el capitulo del Evangelio de San Lucas, que dice:

      » En aquel tiempo, se acercaban a Jesús todos los publicanos y los pecadores para oírle. Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Éste acoge a los pecadores y come con ellos.

Jesús les dijo esta parábola: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: «Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.» Y él les repartió la herencia. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su herencia viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sus supuestos amigos se fueron y no lo ayudaron y sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y llegó a desear llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.» Y, levantándose, partió hacia su padre. «Pero cuando aún estaba muy lejos, su padre lo vio y, conmovido corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: «Padre, pequé contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.» Pero el padre dijo a sus siervos: «Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado». Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: «Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.» Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: «Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu herencia con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!»

Pero él le dijo: «Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado.»

Y podía haber hecho varias cosas, cualquiera antes de la ruptura habría sido válida. Traerla a Madrid y que el acero volviera a su vaina (o sea, a la situación anterior al viaje a Andalucía) o dejarla en Sevilla, pero no de «pito gordo» en un Parlamento del PP y de la  LGTBI, sino de, por ejemplo, y esta es una idea que le regalo a mi amigo, sin conocernos, Santiago Abascal. Yo le hubiese pedido (y todavía ese puede ser un arreglo) a Macarena Olona que, como el hijo pródigo del evangelio, pida perdón y el reingreso al Partido sin pedir nada a cambio.

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Pero también, y todo en un mismo acto, nombraría a Macarena DELEGADA DE  VOX en Andalucía para desde ya dedicarse a organizar las elecciones municipales y, naturalmente, las generales del año que viene.

¿Que esa figura no existe en los Estatutos? Pues se hace provisional y hasta que se cambien los Estatutos. Pues no hay que olvidar que frente a lo que algunos creen, eso de que doña Macarena es la perdedora y que no tiene nada que hacer es un cuento. Porque según se está comprobando doña Macarena que se fue a Andalucía como una simple candidata para unas elecciones en menos de un mes se ha transformado en una líder de masas. Hasta el punto de que con su carisma podía sorprender no solo a su partido sino a toda la España política.

Y eso es lo que debe meditar bien Santiago Abascal: Macarena es un valor en alza que puede sumar mucho teniéndola a tu lado y te puede restar mucho si la dejas abandonada a su suerte.

Hace unos días don Santiago dijo eso de que «el tiempo lo cura todo» y eso puede ser, en este caso, un hecho.

Los celos llegaron y los celos pueden acabar con un Partido. Ahí está el caso de «Podemos»… y el de Casado y Egea con Isabel Ayuso en el PP.

Dicen que Macarena Olona si se va puede perderse políticamente para siempre, pero yo creo que más, mucho más, puede perder VOX si se va y desaprovecha el carisma que Dios le ha dado.

  Aunque la drástica reducción de poder que el seguro y firme Abascal ha

 adoptado con Ortega Smith al retirarle las listas electorales indica que «se acabaron los celos» y que Macarena tendrá que dejar de hacer locuras.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.