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En cualquier país que se honre en serlo nuestro Gobierno estaría entre rejas, por tener como objetivo aniquilar la nación usando todas las armas: destruir  los centros de producción, arruinar al pueblo  y engañarlo miserablemente, mintiendo como cínicos, degenerando las costumbres, pervirtiendo la infancia  y la adolescencia de nuestros hijos, dando ejemplo de obsesos sexuales y robando sin medida. Toda malversación, todo atraco les está permitido.

¿Cómo es posible que de oficio el juzgado protector de menores no ha metido en chirona a esa pervertidora que tira nuestro dinero a espuertas desde el Ministerio de la Igualdad llenando los bolsillos de sus amiguetas, amiguetos y amiguetes mientras destroza la inocencia de los niños mediante  la perversión sexual más repugnante.?

Claro que la culpa de que vivamos esta situación la tenemos los españoles… O, más,  bien la tiene  un  cincuenta por ciento de los españoles que han votado para que esto sea posible.

Por supuesto hay otros  –entre los que me cuento—que hemos luchado para impedirlo,  pero el peso de la masa es irresistible en este régimen llamado Democracia que es un producto satánico, inventado por el mismísimo Satanás.

Mientras impere este sistema nefasto, la masa siempre aplastara a la inteligencia y a los valores de la sociedad cristiana.

Por más que lo digamos una y otra vez no lo repetiremos lo suficiente.  Es absolutamente necesario tenerlo grabado en nuestras mentes,  cono la necesidad de comer ara sobrevivir. Me estoy refiriendo a la definición de Satanás que nos dio el propio Cristo.: “Es  homicida desde el principio y padre de la mentira”… Y esas dos “cualidades” caracterizan a sus hijos, a Sánchez y a los socialistas y a sus socios: son homicidas y embusteros.  Por genes. Asesinos de niños no-nacidos, asesinos de ancianos indefensos y engañados. 

Una ministra se  gloría que cada día un anciano se suicida con la eutanasia. La muerte de los humanos sean niños o ancianos les hace felices como a su padre. En mi fracaso de que la gente abra los ojos no consigo que mis compatriotas se convenzan de que los hijos de Satanás disfrutan  mintiendo y sembrando la muerte. La masa prefiere no pensar y no enterarse y tenernos a quienes exponemos hechos fácilmente comprobables como gente  reaccionaria. Me considero fracasado pero   poco a poco algunos acaban por reconocer que te4ngo razón. Y sobre todo los escritores inteligentes van diciendo cada vez con más claridad lo que llevo muchos lustros repitiendo.  No lo llaman “Poder Supremo sin rostro” pero si  expresan un concepto similar con otras palabras.  Espero que con el tiempo y un ganchito, acabarán por perder el respeto a lo que dirán de ellos sin van directos al grano y llaman las cosas por su nombre.  .

Por otra parte me encuentro con otra realidad que me apena profundamente pues amo con toda mi alma  a nuestra santa Madre la Iglesia Católica y veo el ridículo en que la colocan una parte de sus obispos.  Unos,  por miserables y canallas –no muchos pero “haylos”– y la gran mayoría por cobardes y “perros mudos” que solo se atreven a hablar para  apoyar a los que no lo necesitan porque tienen el poder.

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Me hirvió la sangre viendo en la pantalla a uno de los primeros –socialista para más señas–  saliendo  en defensa de la rabiosamente fiel a su padre el diablo en la búsqueda de la degeneración de nuestra infancia, la impresentable ministra de la Igualdad, que se atreve a defender la pederastia.  Hay que ser miserable para atreverse  a ello como obispo de la Iglesia Católica. ¿Olvida, que uno de los odios fundamentales del Socialismo español es el Catolicismo y se cansó de asesinar católicos?

Resulta sangrante que el episcopado guarde un sepulcral silencio a la hora de la defensa del prior del Valle de los Caídos y de la propia Cruz que preside la bola del mundo con sus 150 metros de altura –gloria de España y de la Humanidad–  y se apresuren a defender a una digna hija de quien todos nos imaginamos y que omito para no ser procesado. ¿Es que los obispos españoles han perdido sui dignidad? No quiero abordar el tema  pues no sabría respetar los límites de lo correcto.  Mi indignación no tiene límites cuando compara sus dos posturas: la adulación al poder y la cobardía en la defensa de la Verdad. Y esto me ocurre en vísperas de dar cuentas a Dios de mi vida.  Con  cincuenta  años menos no sé cuál habría sido mi reacción. Entiendo que algunos –que no saben separar la FE  de sus estructuras, de esa Jerarquía amilanada e indigna que nos toca soportar–  pierdan  la fe y se vacíen las Iglesias.

 No es mi caso. Ni debería ser el de nadie. La Doctrina de Cristo no tiene nada que ver con el que sus predicadores crean o no en lo que dicen y enseñan. Seguiré yendo a misa y confesándome –quizás con gente que no cree en nada–,  allá ellos con su conciencia.  Y es mi consejo para todos. Por muy  degenerados que sean sus ministros, la Fe  sigue siendo la única verdadera y los mandamientos no pierden su fuerza por culpa de la Jerarquía. No caiga nadie en la trampa de  n o cumplir.   Al contrario: Si iban solo a misa el domingo,  procuren aumentar la asistencia yendo cuando puedan también entre semana. Desliguen la Fe de los ministros de la misma.

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Si Cristo tuvo un Judas, dos mil años después,   es normal que se multipliquen.  Pero lo obligatorio es “no salirse de la Barca de Pedro”, sin importar quien lleva el timón. Está garantizado que Jesús de Nazaret “la llevará a buen puerto” como lo prometió.  Y. Él,  el juzgará a los oficiales del barco… y abrazará a los pasajeros. Créanme, contra los hijos de Satanás no hay como la FE en Cristo y en su Iglesia. No cometan el error de confundir  –como dicen en mi pueblo—“la velocidad con el tocino

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.