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Desde mi punto de vista existen cuestiones legales y morales al respecto. De las primeras indicar que lo único punible que puede achacársele al rey honorario es no haber pagado los impuestos, previstos para estos casos, por las comisiones que hubiese percibido. En esta variable hay dos planteamientos: el primero si legalmente se le puede imputar un delito fiscal toda vez que, si se produjeron estando ejerciendo la Jefatura del Estado, su condición de inviolabilidad le protegería penalmente. El segundo es que visto el trato de favor de la Agencia Tributaria a políticos, principalmente socialcomunistas (Monedero, Iglesias «el hipócrita», Pujol, Zapatero, Boyer, Narcis Serra, Bono, Sánchez «el mentiroso», etc.) resulta dudosa una legitimidad pública en este asunto, porque la justicia PP-PSOE ha adormecido dichas causas judiciales, si en algún momento llegaban a abrirse, hasta su prescripción porque les interesaba políticamente (¿Ha sido alguno de los nombrados sometido a juicio, y sentenciado? La respuesta es NO, y eso lo dice todo). Pues bien, -o todos, o ninguno-, pero no tienen ninguna autoridad moral para levantar las banderas de la honestidad y la ejemplaridad, ante este asunto del rey Juan Carlos, quienes las han pisoteado sistemáticamente (resulta vomitivo que los partidos socialcomunistas y separatistas, los más corruptos fiscalmente, se hayan puesto como unos basiliscos ante lo del rey Juan Carlos).
Creo, en cualquier caso, que si existe causa jurídica, en cuanto a la sanción de tipo administrativo que hubiera lugar, se le deben aplicar las leyes como a cualquier otro español, a pesar de los agravios comparativos antes comentados, porque quien ha ratificado con su firma toda la legislación de España, durante más de 30 años, debe ser el primero en cumplirla. Y en esa cuestión entra en escena, como testigo de cargo, esa noble de cuna según dicen, pero cuyos hechos y «modus operandi» merecen una calificación mucho menos amable, que se ha lucrado, desorbitadamente, por la flojera en la entrepierna del rey Juan Carlos y no me refiero a los problemas de próstata que nos acaecen a los varones de cierta edad. Que le diera 65 millones de euros -11.000 millones de pesetas- por amor es, a día de hoy, el sueño imposible de todas sus compañeras de profesión (probablemente con más ética y discreción que ella). En la historia ha habido grandes ofrendas por amor desde joyas, pasando por obras de arte pictóricas, escultóricas, musicales, literarias, incluso hasta monumentos como el mausoleo de Halicarnaso, el Taj-Majal, estancias de la Alhambra, etc., pero dudo que haya habido una ofrenda amorosa dineraria, y en efectivo, de tal magnitud nunca. Pocos escrúpulos tuvo en amancebarse con un hombre casado y puestos a exigir responsabilidades en una donación quien se lucra al recibirla también tiene que pagar al fisco ¿Ha efectuado ésta sujeta dicho pago a la Agencia Tributaria? o ¿Será que ha tenido la cautela de residir menos de 182 días al año en España para no responder ante el fisco español? ¡Que comportamiento tan deleznable y amoral ha tenido la susodicha.
Para finalizar esta parte del análisis legal de este asunto, estas cosas no suceden sin cierta condescendencia del Gobierno de turno. El contubernio PSOE-PP ha sido corresponsable de estos hechos por su responsabilidad «in vigilando». Los del PP se ponen de perfil, como suele ser habitual en ellos sobre cualquier asunto «delicado», pero resulta de un cinismo mayúsculo la postura del PSOE sobre esta cuestión.
Pero puestos a ponernos «divinos» ¿Ha supuesto a los españoles, esta corrupción, un perjuicio económico? NO. Sencillamente porque no hemos tenido que pagar de nuestro bolsillo un céntimo de esas comisiones. El dinero que todavía no haya pagado al fisco no hubiera repercutido en los españoles, iría al elefantiásico gasto autonómico, a los privilegios fiscales vascos, a las embajadas pancatalanistas, a la miríada de cargos enchufados por este malgobierno socialcomunista (incluidos esos secretos de estado como los privilegios para colocar a la mujer de Sánchez «el mentiroso»), a la orgia subvencionada de las asociaciones filosocialcomunistas, etc., etc. ¿Ha ocasionado un daño sanitario o en la vida de algún español? NO, en todo caso ha garantizado una vidorra de ensueño a la tipeja delatora y sus descendientes.
¿Acaso alguien pone en cuestión el destino de los miles de millones de euros que pagamos todos los españoles a través de los impuestos, muchos de ellos confiscatorios, duplicados y triplicados fruto de la salvaje y esquilmatoria gestión fiscal del PSOE-PP? ¿Acaso se cuestionan los 125 millones que Sánchez ha comprometido con la fundación de Bill y Melinda Gates para su agenda globalista que nada tiene que ver con nuestros intereses nacionales? ¿Acaso alguien cuestiona las «mordidas», en forma de contratos fraudulentos para la supuesta compra de material sanitario, a amiguetes del gobierno a través de empresas opacas, durante esta pandemia? Y ese dinero si nos lo roban de nuestros bolsillos. Esos sí son motivos para estar cabreados.
Más le valdría a este malgobierno preocuparse, y haberse preocupado, por los 50.000 compatriotas muertos por el maldito virus chino (si se colocarán los ataúdes uno detrás de otro cubrírian la distancia de Madrid a Segovia), cuya letalidad se vio ferozmente incrementada por culpa de la fanatizada agenda ideológica del malgobierno socialcomunista y su gestión criminal de la crisis. Pero aún hay más el ignomnioso silencio respecto del nombre de las víctimas, o sobre la ausencia de imágenes, en forma de féretros, de esta tragedia ¿Cómo se puede permitir RTVE retransmitir el funeral del George Floyd y no el de 50.000 compatriotas? ¿Y cómo retransmite, con gran despliegue de medios, un acto civil cutre y ofensivo al no contemplar su totalidad? ¿Dónde están las reclamaciones internacionales por la brutalidad policial ejercida en Cuba? ¿Nadie se acuerda del asunto Delcy Rodríguez que no estaba autorizada a pisar suelo español y sus famosas maletas? ¿A quién hay que responsabilizar por la inmigración ilegal o los malnacidos de los okupas ambas alentadas y apoyadas legalmente por el propio Gobierno? ¿Y todos los nombramientos a amiguetes de este gobierno y sus satélites autonómicos? ¿Y el intento descarado y nauseabundo de adoctrinar a nuestros Hijos? ¿Y la próxima mesa de diálogo con los pancatalanistas? ¿Y los privilegios carcelarios concedidos a los condenados por sedición en Cataluña (unos privilegios que ya quisieran para sí el resto de la población reclusa)? ¿Y cómo sigue regando, con millones de euros, a sus medios de comunicación pastueños así como a los separatistas vasco-catalanes? ¿Y quién cuestiona la ruina a la que han abocado a millones españoles este mal gobierno mientras sigue malfurniendo (malgastando) el dinero público en su podrida agenda globalista y socialcomunista? Este asunto del rey honorario no deja de ser una enorme cortina de humo para tapar las infinitas felonías de estos satrapas advenedizos.
Moralmente, existe un reproche ciudadano por la falta de ejemplaridad en la conducta de Juan Carlos I, personalmente creo que esa valoración ciudadana está ya amortizada al haber laminado, con este y otros asuntos, el prestigio labrado en sus primeros años de reinado. Creo que a Juan Carlos todo se le volvió demasiado fácil tras el 23-F (con la mitad de la presión y la hostilidad que está padeciendo don Felipe seguro que se hubiese contenido mucho más en estas prácticas), y al estar rodeado de un magma de corruptelas se maleo.
Existe otro reproche moral, más íntimo, por parte de su esposa e hijos en cuanto al hecho de haber mantenido una relación extramarital, pero esa cuestión no deja de ser un asunto familiar en el que el resto de mortales no debemos inmiscuirnos (creo que su hija Cristina, la del duque empalmado, no tendrá excesivos motivos de reproche, en cuanto al tema de las comisiones, porque junto a su consorte ya apuntaban maneras).
En fin, un asunto nada edificante cuyo daño mayor es el perjuicio hacia la institución de la Corona y siendo el principal perjudicado el Rey Felipe VI. ¡Cómo van a instrumentalizar éste asunto los socialcomunistas y separatistas para minar la última institución garante de la unidad de España!
¡Con su comportamiento, ojo la herencia envenenada que le ha dejado a su hijo, el Rey Felipe VI! ¡Y que asuntos más complejos le está tocando lidiar en su reinado (declaración de la republiqueta en Cataluña ante la inacción de Rajoy, podemitas en el Gobierno, un presidente del gobierno abiertamente antimonarquico que trata de usurpar sus funciones cada vez que puede, secesionismo rabiosamente antiespañol y antimonarquico, etc., etc.)!
Ante este estado de cosas solo me queda afirmar como dice el gran Paco Linares (colaborador del programa Sin complejos de don Luis del Pino):
¡Viva el Rey Felipe VI! y ¡VIVA ESPAÑA!
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