22/11/2024 00:34
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El lector me permitirá que me centre en el criterio que Malefakis establece para definir el fascismo, criterio que elabora a partir de las características de los regímenes políticos que son ampliamente reconocidos como fascistas, a saber, el nazismo de Alemania y el fascismo de Italia. Según él, tales regímenes dictatoriales se caracterizan por los rasgos definitorios del fascismo que citaré verbatim, es decir, citando textualmente los criterios que Malefakis define como característicos de aquellos regímenes fascistas a los que se puede unir todos aquellos de claro matiz soviético o prosovietico y maoísta:

1º.- Buscaron no solo tomar el poder sino crear una nueva clase de hombre y, añadiría yo, una nueva clase de mujer y de sociedad, a través de una ideología que glorificaba la jerarquía, el nacionalismo y la guerra y, añadiría, la fuerza física.

2º.- Tal voluntad de cambio se centraba en un solo líder con cualidades supuestamente sobrehumanas al que no deberían imponerse restricciones de ningún tipo.

3º.- El líder nació de, y a su vez dió a luz a, un poderoso partido que le ayudó a conseguir sus objetivos (…) el partido fue creado antes, y no después, de la toma de poder por el fascismo y era un elemento indispensable en esa lucha.

4º.- Con objeto de glorificar a su líder, su partido y sus objetivos, pone un empeño extraordinario en la propaganda (…) que tenía por misión crear un lazo místico con el dictador. Las nuevas tecnologías, especialmente la radio y, ahora, las redes sociales, el cine y el periodismo gráfico, se utilizan en una medida sin precedentes.

5º.- Inherente al fascismo, e incesantemente reiterada como un objetivo en su propaganda, existía una forma extrema de nacionalismo como el que se da en Cataluña y Vasconia..

6º.- Otro objetivo político fundamental del fascismo era la consecución de una prosperidad material sin precedentes (…). Tal proceso tenía un carácter místico. Quizás ejemplo sea el sueño de Hitler de construir una red de autopistas entrecruzando el País por todos los alemanes para que pudieran conducir su Volkswagen, el coche del pueblo.

7º.- Para asegurarse el apoyo entusiasta del pueblo en la lucha por estos y otros objetivos, había que organizar la sociedad más concienzudamente que nunca. De ahí la necesidad de crear nuevas organizaciones. Se trataba de organizar toda la sociedad según una visión nueva que rompía con el sistema anterior, exigiendo una subordinación de todas las organizaciones sociales, económicas y políticas…

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8º.- Además de la Iglesia, había otros grupos sociales subordinados al nuevo orden fascista, especialmente en Alemania, donde el poder de Hitler era mayor (…). Y se formó una alianza fáustica con grandes empresas que fue ventajosa para ambas partes, pero no había duda alguna sobre quién estaba al mando en última instancia, sobre todo después de que se declarase la guerra. Las instituciones culturales fueron fascistizadas, igual que los clubes deportivos a semejanza de lo que ocurre en Vascongadas y Cataluña. El grupo que estuvo más cerca de mantener su antigua autonomía fue el militar, dado que era esencial para la consecución de los objetivos en política exterior. En Italia, había un obstáculo adicional: la monarquía, poseedora de una vaga legitimidad residual, que en 1943 propiciaría la caída de Mussolini.

Éstas son las ocho características que definieron aquellos regímenes y que Malefakis considera indispensables para calificar a un régimen fascista; con ellas podemos identificar si Cataluña y Vascongadas se rigen por regímenes fascistas. Quisiera subrayar que aun cuando estoy de acuerdo en que estas características han estado presentes en gran parte en las Comunidades históricas desde hace 40 años, creo que en algunos aspectos como el militar se encuentra en ciernes como ha quedado demostrado con las «Divisiones» de Mosos en Cataluña y la Policía autónoma vasca en los distintos procesos de independizarse. Malefakis está en lo cierto al considerar el nacionalismo extremo y el imperialismo, que se ve en estos casos con la anexión de Navarra para unos y los Países catalanes para otros, como características de la ideología fascista.

No puede negarse que tanto en Vascongadas como en Cataluña existe una estrategia guiada por los naturales del lugar, que fueron racistas en sus orígenes como queda demostrado en sus declaraciones contra el pueblo andaluz y extremeño, por ejemplo; aún más profunda en Vascongadas contra la «maketización» de su sociedad. En todas estas comunidades el concepto de Patria, nación y pueblo, estaba basada en un criterio de raza o de diferencia sustancial en las características de «pueblo más inteligente y trabajador» que el resto de los españoles.

Además, y tal y como señala Hobsbawn, el apoyo de las clases empresariales a estos movimientos fascistas es en ambas Comunidades es mayor cuanto mayor es la amenaza de un proceso auténticamente revolucionario como el que estamos sufriendo.

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Podrían decir los gobernantes de estas Comunidades que con Franco se daban las características de estos movimientos; nada más lejos de la realidad. Malefakis se limita a afirmar que no las cumplió. Me permito referirme al texto:

» Carezco del espacio necesario para analizar con el mismo detalle por qué el régimen de Franco no respondía a todos los criterios o parte de ellos. No había nada mesiánico en el sistema autoritario de Franco. No buscaba crear una nueva clase de hombre y de sociedad ni inaugurar una era histórica para toda la humanidad (…) no compartía los sueños de extraordinaria abundancia material (…) era demasiado realista como para creer que podía restaurar el Imperio español de antaño (…) en lugar de movilizar a la población, Franco buscaba desmovilizarla (…) no había un arte franquista ni una escultura de tipo fascista y el estilo arquitectónico adoptado no era moderno sino que se derivaba de modelos del siglo XVI (…) y no buscó la subordinación de los grupos sociales».

Antes Malefakis también había subrayado que la época de Franco y su Sistema no había sido ni corrupto ni monumentalista, indicando que:

«Durante la mayor parte de la época franquista, la corrupción oficial no parece haber sido un problema más grave de lo que lo es en la mayoría de los regímenes dictatoriales y democráticos (…), Franco no apadrinó proyectos grotescos de grandes obras, a pesar de lo que pueden opinar algunos antifranquistas respecto al Valle de los Caídos».

Por tanto, a pesar de estar limitado por el espacio que deja un artículo periodístico, podemos afirmar que el fascismo en España está representado por los Gobiernos de Cataluña y Vasconia por ajustarse a los criterios objetivos y rigurosos de Malefakis a los que les dora la píldora, vaya a usted saber por qué, el Gobierno del PSOE/PODEMOS.

Autor

REDACCIÓN