22/11/2024 07:35
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El pasado domingo se celebraron elecciones presidenciales en Portugal marcadas por la crisis del coronavirus. Las elecciones han batido un récord de abstención, casi un 61% del electorado no ha acudido a las urnas (diez puntos más que en las presidenciales de 2016), y han resultado en la victoria aplastante del candidato conservador y actual presidente Marcelo Rebelo de Sousa, que con un 60% de los votos ha revalidado su mandato y no necesita presentarse a una segunda vuelta. Muy por detrás, la candidata socialista Ana Gomes alcanzaba un 12,9% con el apoyo de los partidos ecologistas PAN y LIVRE. La tercera posición, y la gran sorpresa de estas elecciones, fue para el candidato André Ventura del partido Chega (Basta) con un 11,9%.

Antes de las elecciones, André Ventura se manifestaba con cierta prudencia a pesar de que los sondeos situaban a Chega en un empate técnico con los socialistas: “Chega podría convertirse en un éxito político tanto como podría fracasar. Podría tener un rápido aumento y luego caer en picado. Lo sabemos y no queremos que suceda”. Pero la verdad es que nadie esperaba los cerca de 500.000 votos obtenidos, sobre todo teniendo en cuenta que en las elecciones parlamentarias de octubre de 2019 Chega conseguía su único diputado por Lisboa, el propio André Ventura, con 67.000 votos, un 1,2%. 

“Esta es una noche histórica en que la derecha en Portugal se reconfiguró completamente”, manifestaba Ventura en la rueda de prensa celebrada tras conocer sus excelentes resultados. “Por primera vez, un partido declarado antisistema rompió el espectro de la derecha tradicional con casi medio millón de votos”. El candidato no solo dedicó palabras a la derecha y también señaló los malos resultados de la izquierda radical (los candidatos del Bloque de Izquierdas y del Partido Comunista obtuvieron un 3,9% y 4,2% respectivamente), “aplastamos a la extrema izquierda en Portugal”, afirmó. 

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Marine Le Pen, que acudió a Lisboa como invitada de honor de Ventura durante la campaña electoral, fue la primera dirigente europea en felicitar a sus correligionarios portugueses, miembros del grupo europeo Identidad y Democracia liderado por el RN francés. “¡Chega tercera fuerza política de Portugal después de unos meses de existencia! Felicitaciones a André Ventura por la notable campaña presidencial que ha realizado. ¡Tenemos muchas cosas hermosas que construir juntos con nuestros aliados europeos!” Según Ventura no fue la única felicitación recibida, “todos en unísono me dijeron que decían que Portugal estaba dormida, que la verdadera derecha nunca tendría lugar en Portugal, pero hoy, de España, de Alemania, pasando por Italia y Francia todos estos líderes se regocijaron de nuestra fuerza”. Como en el caso de España hasta la irrupción de VOX, Portugal se había caracterizado por carecer de una fuerza política patriota (populista o de extrema derecha como les gusta recalcar a los medios) con representación en el parlamento. La llegada de André Ventura supuso el fin de la excepcionalidad portuguesa y este resultado confirma lo que muchos temían, que Chega ha venido para quedarse.

Marine Le Pen y André Ventura depositan una corona de flores en el Monumento a los Héroes de la Gran Guerra en Lisboa.

Lo cierto es que Chega ha llevado al parlamento portugués asuntos como la lucha contra la inmigración ilegal, el endurecimiento de las penas contra los delincuentes o la reducción del número de diputados. Temas no considerados relevantes por la “élite política”, pero que preocupan a muchos portugueses. Por supuesto, esto ha provocado que Chega reciba los consabidos sambenitos de “extrema derecha”, “xenófobo” y “racista”, sobre todo por su postura contraria a la inmigración ilegal, pero ni los insultos ni los ataques de grupos de extrema izquierda, como las pedradas que recibió en un acto de campaña en Setúbal, han hecho mella en sus posiciones. En junio, cuando el Black Live Matters se manifestaba en Portugal, Chega convocó una manifestación en Lisboa con el lema “Portugal no es racista”. “Queremos combatir la idea según la cual los portugueses son racistas y las fuerzas policiales criminales”, señaló Ventura. “La discriminación real es permitir que algunos infrinjan la ley en detrimento de quienes viven bajo el imperio de la ley”.

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Manifestación de Chega contra el BLM: «Portugal no es racista»

En opinión del periodista José Almeida  el éxito de Chega reside en el hartazgo de los portugueses por los partidos tradicionales y en que ha recibido votos procedentes de la derecha conservadora y de la izquierda. “Chega ha ganado a la izquierda en zonas tradicionalmente ‘rojas’. El Partido Comunista, por ejemplo, ha ido perdiendo votantes desde que empezó a hacer viables los presupuestos de los socialistas”. El hecho de que la izquierda portuguesa se haya alejado cada vez más de los trabajadores y del Portugal real es la clave de este trasvase de votos hacia Chega. Portugal, como el resto de Europa, empieza a decir basta. 

Autor

Álvaro Peñas