24/11/2024 08:28
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Ocurrió hace pocos días, en plena conversación alrededor de unos torreznos, anchoas y otras tres o cuatro entradas, en uno de los restaurantes de moda de Madrid. 

Mira Juanan, se han juntado todos los tontos en el mismo momento. Emmanuel Macron en Francia, Scholz en Alemania y Draghi en Italia, todos ellos amparados por el gagá americano. 

No me sorprendió el comentario que, en relación a la actualidad bélica del momento y sus consecuencias, me hizo uno de los contemporáneos ilustres de este país, ejemplo a seguir para cualquier hombre que se precie y quizás escritor por encima de todas las cosas. 

¡Ni yo, con mi gran capacidad intelectual habría sido capaz de describir mejor la situación geopolítica mundial! Ni qué decir tiene, que para nada eché de menos el nombre de Antonio, en ese recorrido por los presidentes más significativos de La Vieja Europa. ¡Simple aclaración! 

¿Qué significa estar gobernados por tontos? Podríamos describir esta situación, como la típica pescadilla que se muerde la cola. Tener un conjunto de tontos como primeros espadas, implica indirectamente, vivir un derecho de pernada siempre vigente en cuanto a la información que recibe la ciudadanía y por tanto, la absoluta manipulación a través de ella. ¡Creo que es fácil de entender! 

Un dirigente tonto no sabe aplicar los términos, lógica, serenidad, pausa o empatía, mesura, prudencia o sensibilidad, ni sabe o mejor dicho, desconoce en su totalidad la milenaria técnica oratoria con la que se llega a diferentes acuerdos entre tontos y segundos, para el bien de terceros. 

La clase política actual y salvo excepciones, ha confirmado la exagerada y probada ineptitud que muchos ya teníamos claro profesaban, a través de negligencia tras negligencia en cualquier cuestión a plantear y desde cualquier lugar del planeta. 

Uno de los ejemplos más severos, por las víctimas que arrastra la situación, es el conflicto bélico por algunos llamado guerra e invasión por otros, que se está produciendo en Ucrania, aunque también podríamos tomar y hacer seguimiento a cualquier problema doméstico, que en España podría ser la reciente huelga de transporte; o en América, el bofetón que del señor Smith recibe sin importar el porqué, un payaso de color negro y pagado para hacer más absurda todavía, una ceremonia de entrega de premios concertados y politizados. 

Recurro a Hollywood, porque los políticos son como los actores, sean estos blancos o negros, pero con una diferencia y es que de unos solo elegimos ver sus películas. A cuántos de estos catedráticos recordamos interpretando la propia autoproclamación de abanderados de la paz en el mundo, sin saber nada de geopolítica internacional, macroeconomía por ponerlo más fácil, antropología, religión, terrorismo, derecho o cualquiera de esas ciencias que, como conjunto de factores, influyen a tal efecto en las típicas escaladas de violencia, ya sean estas entre países, vengan de asesinos vascos, yihadistas o zombis desesperados. ¡Paletos! 

Volviendo a interpretar el momento que vivimos y si tuviéramos que seleccionar de entre todos el más tonto de los actuales dirigentes, por olvidarnos de los actores y sacando a Antonio del concurso para no perder el espíritu competitivo, seguiría quedándome con el líder ucraniano y eso que según parece, podría haber evolucionado un poquito en lo que a cociente intelectual se refiere y estar pensando en parar los crímenes de Putin, el sátrapa comunista. 

En definitiva: No nos pasan más cosas porque algo ahí fuera se debe de dedicar a protegernos. Pero no me digáis que la humanidad no merece la extinción, después de pasarse una temporadita en el rincón de pensar. Por cierto, ni qué decir tiene que me siento totalmente ajeno a esta bendita humanidad. 

Autor

REDACCIÓN