22/11/2024 04:35
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Ignoro si en las colaboraciones de quienes  publicamos nuestra opinión, la Dirección del Diario CORREO DE ESPAÑA admite  la inclusión del AVISO que, con motivo o del 84º Aniversario de los asesinatos del genocida Carrillo y sus comunistas, me ha llegado por Internet.  Lo incluyo por  si fuese correcto,  pues me sirve de todos modos para reforzar  mis afirmaciones en este artículo  que,  como verán,  deseo dejar muy claro que lo envío desde “zona roja”.

Considero absolutamente necesario incluir esta aclaración en vista de que el “Pueblo soberano” se ha  travestido de “Pueblo bobo” y, como tal,  da pena a primera vista.

¿Qué queda de aquel Pueblo que fue capaz de crear el mayor y mejor de los Imperios civilizadores? Si no fuera por los documentos históricos irrefutables e  infinitos en número,  parecería mentira todo lo que los españoles fueron capaces realizar hace solo medio milenio… y, desgraciadamente, hoy,  a ese mismo Pueblo,  solo le falta –como dicen en Tierra de Campos–  “sorberse los mocos” para dar la perfecta imagen de lo que es la España 2020.

Salí definitivamente de la “zona roja” –liberado por el Ejército Nacional–, el 26 de agosto de 1937, ¡hace 83 años! y  tras ese período de LIBERTAD,   he de reconocer que vivo nuevamente en “zona  roja”  desde has unos meses. Pero no solo yo, los cuarenta y pico millones de españoles que habitamos la Península y las Islas controlados por dos mil canallas miserables.  Pero reconozcamos que han sido unos genios, nos han encerrado sin que el Pueblo reaccionara. Y no se trata  ya de media España  bajo el terror de la  “zona roja” –como en los años treinta–,  ahora está en sus garras la totalidad del suelo patrio.

Eso sí, con inteligencia luciferina, lo  han logrado estamos con  un estilo nuevo,  sin provocar sustos  en la primera fase, de su dictadura,  para que nadie despierte. Ya vendrán los tiros en la nuca, las checas, los gulag…y los “paseos al amanecer” en el momento oportuno pero tampoco muy lejano, y que las nuevas generaciones han  olvidado (quienes las vivimos, no),

He sido un optimista al titular mi colaboración “EL ÚLTIMO TREN”. Ojalá tenga tiempo de pasar antes de que se cierren las estaciones. Yo le llamo el tren “MÓSTOLES”, ¡el último tren que nos permitirá a los españoles mantener la LIBERTAD! Si no pasa y falla en su salida,  el destino infalible de ese pueblo atontado es Paracuellos… ¡Muchos nuevos Paracuellos  con otros nombres más o menos sonoros!

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¿Qué cómo lo veo yo? Pues, sin duda, muy negro…

La cosa cambiaría si tuviéramos noticias de que los Almirantes, los Generales –todos ,desde los  Capitanes Generales al último ascendido al generalato–, los coroneles y tenientes coroneles, junto al resto de Jefes, estuviesen preparando los uniformes de campaña, olvidando los trajes de gala, con sus entorchados deslumbrantes. . Me sentiría optimista, — y lo sería, ciertamente–   si  se percibiese el olor del engrasado las armas que la Nación puso en sus manos para aplastar a los enemigos de España, cumpliendo los compromisos  adquiridos al prestar juramento en las Academias, antes de recoger sus galones y fajines.

Mi ánimo cambiaría igualmente si el Pueblo supiera que tres millones de españoles en las calles de Madrid, todos a la misma hora,  camino de la Moncloa, con cacerolas u otros  instrumentos “musicales”,  son invencible y limpiarían   de estiércol “rojo y letal”, las instalaciones de la Moncloa mucha facilidad.

A la libertad de los españoles  y la supervivencia de España aún le quedaría ese último tren salvador, si mis palabras pudieran llegar a todos los españoles y lograsen hacerles ver lo que para mí es una verdad evidente y una solución segura.

Desgraciadamente,  la Jerarquía católica española, tampoco ha decretado las clásicas  “rogativas por las calles y los campos” ni oraciones públicas – como yo vi hacer siempre en estos casos, en mi adolescencia -pidiendo a Dios, a nuestra Madre, María  y  a los Santos Patronos de las  ciudades, la ayuda que nunca falla cuando se reza con fe,  . O, quizás, ¿se está cumpliendo ya la duda de Jesús: “Quedará Fe en la Tierra cuando vuelva yo?”

Ojalá podamos ver ese tren “Móstoles”, o a quienes deben salvara la Unidad y existencia de la Paria cumplir sus Juramentos. Y a la Iglesia recordando su misión y el ejemplo de sus mayores.

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.