25/11/2024 00:59
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Información: soy Simpatizante de VOX, desde hace medio lustro, más o menos.
 
La degeneración va indisolublemente ligada a procesos de involución, o de regresión, sea ésta personal o social. En España llevamos degenerando desde hace nueve lustros, veamos algunos casos actuales: 
 
Recientemente, he sido privilegiado con la inclusión de un texto mio en la revista cuatrimestral que edita VOX Las Palmas. «Cómo el interés tiene pies» leí, avidamente, las otras dos aportaciones a la sección de la voz del Afiliado y, especialmente, la escrita por el presidente de VOX, en dicha provincia, que recogía una serie de «lances amorosos» (creo que es la más atinada definición posible) entre un tal Marrero, un desorejado diputado podemita del Parlamento y socio de malgobierno de Canarias, y el vicepresidente del mismo, un tal Román Rodríguez, que imagino formara parte de uno de esos partidos socialcomunistas, buenos para nada, que conforman el Gobierno de nuestras islas. He de confesarles que, a pesar de llevar residiendo tres lustros en las islas afortunadas, jamás he estado familiarizado con la fauna política autonómica, o regional (como prefieran), desconociendo, a día de hoy, nombres y filiaciones. 
 
El asunto que trataban era la grave preocupación, de ambos, por la presencia de VOX, ese partido de super – ultra – extrema – derecha – fascista – franquista y todo lo que quieran añadir, en Canarias. Alarmado fui a ver la representación que VOX tiene en dicho Parlamento y me encuentro que, de los 70 inútiles que cobran de nuestros impuestos, no tenemos ningún representante. Automáticamente consideré que, en una Comunidad con la peor ratio de España en fracaso escolar, con un 30 % de paro, y ¡del 60 % de paro juvenil!, con una inmigración / invasión desaforada especialmente marroquí, con los problemas de seguridad que generan esos flujos migratorios, con un expolio tributario inmisericorde, con una cleptocracia de politicastros nauseabunda, y, en fin, tantas cosas más, resultaba esperpentico asignar a la presencia de VOX en las calles de las islas (porque en las instituciones estamos, hasta ahora, ineditos) el origen del desasosiego de los parlamentarios canarios.
 
Después de salir del aturdimiento, sólo albergue tres pensamientos, el primero que desde VOX Las Palmas tenemos que hacer algo para que empiece a haber alguien útil en dicha sede del poder autonómico; el segundo que los tiparracos antes nombrados son unos sectarios y unos malnacidos; y el tercero que ya está bien de tolerar las mentiras, y miserias, de estos satrapas de alcantarilla. 
 
Justo al día siguiente de leer el boletín antes mencionado, y, todavía, impactado porque ciertos Ayuntamientos totalitarios isleños (¡sí, existen!, a pesar de su falsedad y soberbia en autoproclamarse superdemocraticos y superprogres) denegaran la autorización para presentar mesas informátivas de VOX en «sus» calles (hubo en el primer cuatrimestre tantas mesas denegadas como autorizadas), me encuentro con la noticia de que, el 26 de mayo del 2021, el Parlamento de Canarias había aprobado una ley trasnochada sobre la transexualidad, el «solo si es si» y chorradas de esas, y ¡por unanimidad!. No me sorprendió la habitual sumisión genupectoral del PP, Coalición Canaria y Ciudadanos, pero ello no minimizó el profundo sentimiento de repugnancia ante una norma desquiciada, y hacia quienes la aprobaron. 
 
Les adjunto el enlace donde pueden leer dicha noticia en un medio, otrora noble y nada sospechoso en estas cuestiones, como el ABC, y hoy echado a perder por su soez sumisión al malgobierno de España y al globalismo. 
 
 
Ahora resulta que Irene Montero esa comunista, más mala que un dolor, ministre de Igual-da por ser ella una «mujer empoderada y haber obtenido el puesto que ocupa por los méritos que toda España conoce» quiere exportar esas leyes, que, ¡asombrensen!, ya han sido aprobadas en trece comunidades autónomas (siendo la de Canarias la más «progresista» ¡faltaría más!), a una norma de rango estatal. 
 
Pues les diré mi opinión sobre este tipo de cuestiones: nada me importa la vida privada de cada quien y considero inobjetable la unión civil de dos personas del mismo sexo porque como personas tienen derechos que les amparan y protegen para vivir cómo, y con quien, quieran, siempre que cumplan las obligaciones que todos tenemos. Pero rechazo absolutamente que quienes realizan ese tipo de uniones, y mucho menos el ganado éste transexual, se arroguen la semántica del Matrimonio, y mucho menos derechos familiares como la adopción de niños. Esas uniones además de atentar contra la gramática, en sus autodefiniciones, van en contra de la moral, no ya la católica es que cualquier pueblo primitivo, del Amazonas o del África profunda, abominaria de semejantes delirios antinaturales. 
 
Me da grima cuando un «tío» habla de su «marido», o una «tía»  de su «esposa» y no puedo llegar a pensar en los atascos léxico-conyugales que se generarán con los transexuales. Más les valdría a esos colectivos pensar en formas de llamarse entre los integrantes de las parejas. Para que no digan que soy un holgazán, les propongo las siguientes: «pareja», «compañera/o», «mi-cielo», «mi-amor», «mi-vida», «mi-percutor», «mi-Lesbi», yo que hostias sé, pero que no vampiricen Marido y Mujer, o mi preferido Esposa/o, que ya da mala gana, e hiede, tanta estupidez. Puedo admitir que no todos los matrimonios «tradicionales» sean perfectos, ¿pero quién, o qué, lo es?, si hasta a Dios le toca, a veces, escribir recto con renglones torcidos, pero es intolerable la pasividad, no ya de unos políticos emasculados mentales y morales, sino de los siervos (en España hace lustros que no hay ciudadanos, sólo somos siervos con el único derecho de contribuir al fisco para el sostenimiento de un Estado fallido y una partitocracia esquilmadora) que están tragando, cual faquires, con toda esta delirante neolengua globalista. 
 
Pero si hasta la Federación francesa de Rugby permitirá a transexuales hombres, sin necesidad de realizarse cirugía genital, competir en equipos de mujeres, imagino que compartiendo vestuarios y baños femeninos. Ante este estado de cosas, las feministas de toda la vida deben estar groguis, porque los «avances progresistas» trans, queer y LGBTI las han dejado, completamente, colgadas de la brocha. En fin, lo que se avecina resultaría cómico sino fuese una tragedia. 
 
Porque, para más escarnio, resulta que a esos colectivos todos los costes de las cirugías, procesos de hormonacion, inscripciones registrales y un sinfín de gabelas más serán sufragados con dinero público de nuestros impuestos, mientras se desatiende la emergencia social, y las colas del hambre, que han generando las criminales políticas malgubernamentales.
 
Los 70 carnuzos que han votado a favor de la ley de marras, al igual que los que votaron, a nivel nacional, la ley He-Rodhes, que legítima el brutal adoctrinamiento a los niños en todas estas porquerías LGTBI, que les cuenten a sus Abuelos (si los tienen), a sus Padres, Hermanos e Hijos que han aprobado unas leyes cojonudas y que ahora uno puede ser lo que quiere ser, también, ¿porque no?, «bifasico» o «trifasico» y que hay que admitir esas uniones, y «educar» a los niños en la «diversidad» sexual, y ser inclusivo porque no hay que dejar a nadie atrás. Sólo tengo un pero al anterior enunciado, he hablado de Padres con mayúscula, pero viendo, los desquiciados engendros antropomorfos que tuvieron, debería haberlo escrito en minúscula, porque para esa prole luciferina más les valdría haberse aguantado las ganas. 
 
En fin, estamos rodeados pero como arengó un general estadounidense a sus, zaheridas y cuasi desmoralizadas, tropas, durante la II Guerra Mundial: «Tenemos al enemigo al norte, al sur, y también al este y al oeste. ¡SOLDADOS, AHORA YA NO SE NOS PUEDEN ESCAPAR!» 

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REDACCIÓN
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