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Con la segunda vuelta de las elecciones francesas, la pugna entre la soberanista Marine Le Pen y el globalista Emmanuel Macron, otras elecciones que también revisten su importancia han pasado desapercibidas. Es el caso de las elecciones generales de Eslovenia que se celebran hoy domingo. Las elecciones enfrentan al actual primer ministro, el conservador Janez Janša, y al opositor “ecologista-liberal” Robert Golob, y 1,7 millones de eslovenos elegirán a 88 diputados del Parlamento, más dos representantes de las minorías italiana y húngara.

Para satisfacción de Bruselas, que condenó a Eslovenia por sus supuestas carencias de Estado de Derecho, estas elecciones podrían significar la derrota del primer ministro conservador y su partido, el SDS. Una derrota que, según Europa Press, será un duro golpe para el populismo centroeuropeo. La buena relación política y personal con Viktor Orbán, ambos fueron comprometidos militantes anticomunistas, y el apoyo al grupo de Visegrado han situado a Janša en el foco de los medios y los “progresistas” europeos, convirtiéndolo en un dirigente “autoritario” y “populista”. No obstante, y a diferencia de Orbán, el SDS sigue siendo miembro del Partido Popular Europeo.

Ante la invasión de Ucrania, Janša ha apostado por las sanciones contra Rusia y, junto con los primeros ministros de Polonia, Mateusz Morawiecki, y de la República Checa, Peter Fiala, viajó en tren hasta la capital ucraniana para reunirse con Zelensky mientras las tropas rusas estaban intentando cercarla. Todo un símbolo de su inequívoco apoyo a la causa ucraniana. A finales de febrero, Janša advirtió en una rueda de prensa de que la caída de Ucrania produciría un efecto dominó: “Moldavia y Georgia serán los siguientes, con los países bálticos probablemente en la línea y cosas que se están cocinando en los Balcanes”. El primer ministro esloveno no especificó a qué se refería, aunque cada vez más voces alertan de los problemas en Bosnia Herzegovina.

El candidato opositor, Robert Golob, también ha condenado la invasión, aunque su vicepresidenta, Marta Kos, se opone rotundamente al envío de armas a Ucrania y promueve en cambio el diálogo con Moscú. Golob fue director de la empresa energética eslovena GEN-I durante 16 años, pero cuenta con experiencia política porque fue vicepresidente del extinto partido político Eslovenia Positiva, que estaba dirigido por el actual alcalde de Liubliana, Zoran Jankovic.  Jankovic recibió de Vladimir Putin la Orden de la Amistad por sus esfuerzos para conmemorar a los soldados soviéticos caídos Eslovenia.

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El partido de Golob, Gibanje Svoboda (Movimiento Libertad), fue fundado en enero de este año y promete “restablecer los valores europeos occidentales y el Estado de Derecho”, el mismo discurso de la fallida oposición húngara, y se define como “un partido verde y liberal”. Como era de esperar ha contado con el apoyo entusiasta de los medios y de Bruselas. Los sondeos publicados indican un empate técnico entre Janša y Golob en intención de voto, por lo que todo parece en manos de los indecisos.

Por ese motivo, Golob está animando a una mayor participación que, sin duda, le favorecería. En este sentido, Sara Kovač, del canal Nova24tv, denunciaba ayer que una ONG vinculada al partido de Golob está ofreciendo viajes gratuitos en taxi con el objetivo de movilizar a los votantes del partido en su bastión de Liubliana. Dejan Jefim, un empresario con estrechos vínculos con Serbia, Rusia y Jankovic, es el financiador de estos viajes gratuitos en taxi. Jefim ha sido director regional de la multinacional rusa Yandex, pero, según sus propias palabras, ya no trabaja para Yandex, aunque esta afirmación no puede ser verificada de forma independiente. Jefim es también propietario de una empresa de informática que posee el 80% de la cuota de mercado de los equipos informáticos para los servicios de taxi en Eslovenia. Curiosamente, al mismo tiempo, es también el presidente del sindicato de taxistas eslovenos.

Después de la caída de Bajbis en la República Checa, Janša podría ser el siguiente “populista” en caer. Su caso es un buen ejemplo de cómo diferentes poderes pueden converger en un mismo objetivo. Un gobierno “verde-liberal” llevará a Eslovenia a los pies de Bruselas, mientras que si Janša obtiene su cuarto mandato, el bloque patriótico en Europa Central saldrá muy reforzado.

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REDACCIÓN