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GRA020 MADRID, 26/06/2016.- Varios votantes eligen las papeletas de su opción en el colegio Bernadette de Aravaca, Madrid, en la jornada de elecciones generales que vive hoy nuestro país. Los colegios electorales han abierto sus puertas a las 09:00 horas para recoger el voto de los más de 36,5 millones de votantes que decidirán hoy el reparto de los 350 escaños del Congreso de los Diputados y los 208 del Senado durante la próxima legislatura. EFE/Angel Díaz

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Esta es la segunda vez que escribo sobre la denominada democracia. Lo hago en la misma jornada electoral del veintiocho de mayo para ayuntamientos y comunidades autonómicas. Jornada para reflexionar sobre el sistema de partidos políticos y esto de introducir una papeleta en la urna. De manera especial cuando se ha revelado la realidad de compra de votos, lo que hace desvirtuar el resultado y, sobremanera, la confianza en el sistema, y que volvamos a repetir lo que algunos intelectuales de la Segunda República: no es esto, no es esto.

No es que no gobierne el partido más votado de manera directa, esto es, por mayoría simple. Porque si el ciudadano da con su voto a un partido determinado su confianza, no puede este luego acudir a pactos con otros partidos a los que ese mismo ciudadano jamás hubiese votado. El partido mayoritario ha de gobernar a resultas del apoyo obtenido, lo que hará que no traicione a su electorado con concesiones a partidos, en su mayor parte minoritarios, que perjudican la decisión de quienes lo apoyaron. Además de resultar un verdadero control para los partidos que no gobiernan.

Si se confiere el voto a un partido determinado no es para que luego este haga uso del mismo de forma contraria a las promesas que se hicieron a su votante. No se puede decir que no se pactará con Podemos para luego ir de la mano con él al gobierno, por ejemplo. Porque esta conducta no solo representa la ruptura unilateral de un evidente contrato -como es toda promesa- entre un partido político y quien lo vota, sino una evidente corruptela por la que el voto no sirve absolutamente para nada.

No es esto cuando tenemos listas cerradas en las que no se puedan eliminar los integrantes que el votante interese. Porque por mucho que se diga que el escaño es del diputado y no del partido que lo lleva al mismo, la realidad es que el diputado obedece al partido y no al votante, con lo que la elección, en lugar de ser una garantía, se convierte en una opresión arbitraria del partido político que llega al gobierno, con lo que aquella idea de Montesquieu, de dividir el Poder para evitar la tiranía, en los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, hace que se reúnan en uno solo: el ejecutivo, con lo que la presunta democracia queda convertida, literalmente, en tiranía.

No es esto, porque como detectó Wilson, este sistema arbitrario evapora la responsabilidad, además de quedarse en mera fuerza que manda, coacciona, obliga y sanciona, y no una razón, una justicia y un deber.

Cuando el escándalo salta con la compra de votos hemos de pensar no solo en la culpa de quien los compra, sino también de quien los vende. Esto nos lleva a que hay individuos que no merecen la posibilidad de otorgar el voto, que solo los diligentes tienen derecho al mismo, y no los que se abandonan por un lucro personal y miserable.

Esta ausencia de responsabilidad y de dignidad, debe hacer que el sistema varíe a otro totalmente distinto, en la idea de que votar es una acción personalísima que conlleva una convicción intransferible, con una responsabilidad superlativa de la persona consigo misma y con respecto de la comunidad nacional a la que pertenece. Por eso, solo quien permanece activo en y para la sociedad, merecería el derecho al voto. No puede tenerlo un joven de dieciocho o veinte años que no se ha responsabilizado con la sociedad mediante un compromiso primordial como es el cumplimiento del servicio militar. Como no puede ser de la misma calidad el voto de este joven, aun cumplido dicho servicio, con aquél que ha contraído matrimonio y formado una familia. Como no puede ser de la misma calidad el voto de la persona que ha entrado en la jubilación respecto de quien aún continúa activo para la comunidad.

Hoy día el voto es igualitario, presenta una validez universal que conduce a una sociedad fantasma donde los más débiles pueden ser, y de facto lo son, coaccionados para condicionar su voto, de manera clara a través de la promesa publicitada a través de los medios divulgativos plenamente controlados.

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Los vicios y defectos de esta denominada democracia solo podrían ser superados mediante el voto de calidad. Al igual que no todos podemos escalar la pared de una montaña, no todos están capacitados para ser elegidos ni para ser electores. Claro está que, si todos valen, la influencia será más fácil, y el manejo de las voluntades y su orientación a los intereses de partido y no de la sociedad nacional a la que pertenecemos, más asequible y, en definitiva, más corruptible.

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Hakenkreuz

Triunfo aplastante del desprecio y rechazo a la puta democracia y sus urnas. Ni un solo medio de manipulación se atreve a publicar, como siempre hacían antaño, el gracias a Dios decreciente porcentaje de participación engañada y manipulada en el acto de anticristos de la votación o apostasía de los que adoran la mentira, el engaño y la hipocresía de la Gran Ramera democrática, cual traidores apóstatas quemando incienso en la Roma idolátrica al emperador anticristo de turno perseguidor de cristianos fieles verdaderos. Afirman, como siempre, que España es ahora, por vuelco de «terremoto», del abortista, pro lgtbi y agenda 2030 Partido Progresista de derechas, ignorando que más son los que han despreciado las urnas que los que han votado a cualquier partido tomado de modo individual, es decir, respaldado a satanás. Hoy, más que nunca, se desprecia a los que desprecian la democracia, sistema de prostitución de población y de corrupción interminable mientras Dios no lo extermine junto a sus valedores como promete Ap 19 para gozo y gloria de santos y mártires en Cielo y tierra.

Enhorabuena a los valientemente que han despreciado la mentira no acudiendo al colegio electoral de la satánica apostasía, quemando incienso a los líderes políticos con su voto, envenenados con el diluvio de mentiras y propaganda hipócrita de la demencial democracia y sus poderosos medios, que suena a campanas celestiales, pero que trae, en realidad, la destrucción en cuerpo, y lo que es peor, en alma, de todo el que refrenda a los anticristos políticos sean del signo que sean y que son máximos responsables de lo que llevan perpetrando casi cinco décadas. Al árbol se le conoce por sus frutos. No se puede haber servido mejor a la Verdad, que no es otra que Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero, en el que hay que confiar por encima de todos y todo, aunque nos cueste un calvario. De hecho, con total seguridad, Jesucristo jamás hubiese ido a votar, porque el Señor nos enseñó a guardarnos del mundo, de los falsos profetas (políticos), del pecado (que en la Gran Ramera democracia fluye a borbotones), del demonio (padre de la democracia, el marxismo, la masonería y el judaísmo, padre de la mentira), de los anticristos políticos (viva imagen de la bestia que seduce a los que menos fe o ninguna fe tienen en Dios) y a romper con el pecado (y no hay mayor pecado que desconfiar de Dios anteponiendo la política a la Palabra de Dios), con lo que todo el que quiera parecérsele, ha hecho muy bien no votando, no respaldando el engaño, la mentira y la hipocresía farisea sea del signo que sea, el crimen, la corrupción y todo tipo de males que ha traído y trae, aunque le cueste la vida como a nuestros compatriotas en los años treinta del siglo pasado, que prefirieron morir asesinados a apostatar. Mejor perder la vida que el alma con su voto. Solo Dios nos puede ayudar frente a los anticristos políticos y sus fanáticos integristas votantes, cada vez más contumaces en apoyar la corrupción y la mentira sin límite, y sus vanos argumentos, que lo único que hacen es añadir más gasolina y combustible a las llamas del infierno que llevan propagando décadas y del que no se arrepienten ni por asomo, ensoberbecidos hasta el final.

Dios quiera que el rechazo a las urnas del próximo día 23 de julio (mucha prisa por acelerar la condenación de las almas le ha entrado ahora a los siervos de Lucifer de ese sandedrin infernal que llaman parlamento democrático) supere con mucho y cuanto más mejor el 50%, para que no se lleven más almas al infierno con ellos, vendidos ya a satanás, por refrendar la mentira de la que es padre satanás, en el que no creen por estar profundamente enfermos y enloquecidos.

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