20/09/2024 04:59
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Todos mis trabajos literarios han sido escritos  en español,  salvo –si mal no recuerdo–el “prólogo” de un libro en francés, sin embargo vivo con la impresión de haber publicado más bien  en “chino” o “en blanco”…  Es una sensación que no logro quitarme de encima. Me resulta decepcionante,  pero ya lo tengo asumido.  Escribo y escribo,  pero son campanas que no  retiñen o parecen cuadernos sin empezar.

De todos modos, “¡yo sigo!”, como decía “cierto cómico de la tele”  o,  como repetía insistentemente,  un bromista compañero de estudios: “la repetición es la madre del éxito”. Y continuo  insistiendo  en el  tema del control absoluto por parte de la Sinagoga de Satanás”  de todos los campos de la Sociedad, con este único objetivo: “¡volar todos los cimientos!” de la civilización cristiana-occidental, nacida del maridaje de la cultura clásica y la cristiana.

La Cristiandad  — Europa y los pueblos civilizados por ella y, sobre todo España–, cimentaron su solidez sobre tres principios  rocosos: RESPETO, JERARQUÍA y AUTORIDAD. Satanás y sus hijos — enrolados en su Sinagoga  y  genialmente dirigidos–  por pura lógica,  están  empeñados y emperrados, en hacerlos volar por los aires a las tres. 

Conozco,  por experiencia propia, lo que es el respeto – y “personalizo”  para ayudar a pisar tierra firme olvidando  las ideas ilusas –; les puedo garantizar que,  a mí,  siempre me han respetado;  desde adolescente. Pero el respeto se gana de diversas formas –imposible de explicar en un artículo breve–. Una consiste en “escarmentar” a quien se pase…Y, en esto,  también hay muchas maneras. Una es  la “fuerza”, que no es la principal  pero,  en ocasiones, también resulta útil y hasta necesaria. La primera y  única, utilizada por mí –recuerdo–, tendría unos once años  cuando la apliqué y muchos primos-hermanos –docena y media—y,  entre ellos,  uno de un coeficiente intelectual bajo, pero  normal. Era “bueno como el pan” y querido: el día que murió –en edad adulta avanzada–  acudió a su entierro toda la comarca. Tenía dos años  más que yo.

Unos chicos del pueblo –malas personas—solían molestarle abusando de su bondad. Un día se pasaron,  pero yo estaba cerca. Les  pedí que rectificara y uno quiso chulearme, y pasó a las amenazas,  pues era algo mayor que yo, ¡y “se le soltaron varios dientes”! Nunca más le faltaron al respeto a mi primo.

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Luego, como profesor,  en aulas consideradas “ingobernables”,  se calmaban y eran balsas de aceite,  cuando entraba. Y es que a esos “dones natos”,  conviene ayudarlos. Soy persona abierta y comunicativa  y,  eso, fácilmente, confunde a los alumnos. A veces,  al llegar nuevo a un Colegio, algunos no captaban los matices  pero lo aprendían pronto,  con un “escarmiento que no olvidaban” y que corría como la pólvora.

 Hay un refrán que oí por primera vez a una prima cuando conoció a mi mujer y la trató mucho: “Parece ermita, pero es catedral…”  Los alumnos inteligentes — que “marcan el paso de las clases”– pronto difunden la noticia: “Con este no se juega…”

El respeto tiene, en esa frase, su fundamento: “Con esté no se juega”. Los antifranquistas tenían respeto sagrado a Franco, porque tenían muy claro  esa “ley”. A Don Gabriel García Moreno le “respetaban”,  por lo mismo.

La Sinagoga de Satanás ha conseguido ya que, a la Autoridad no la respete nadie. Cualquier mequetrefe “juega con ella”. He dicho siempre y lo repito que a mí –Jefe de Gobierno– la ETA  me habría durado como mucho seis meses. Hay muchas maneras de “matar pulgas” pero la más eficaz para acabar con las cobras, es volarles la cabeza, y el Gobierno tiene “todos los instrumentos”  para volar las cabezas de las peores serpientes.

Ciertamente lo  primero impuesto a los Estados por la Sinagoga de Satanás, ha sido proclamar “leyes que inutilicen la Autoridad y protejan  a los canallas”. Isabel la Católica liquidó la rebelión de los nobles en un santiamén. Pero tenía las manos libres, las ideas claras  y no le temblaba el pulso. Hasta al propio Don Fernando, rey de Aragón,  le echó una bronca seria por un fallo de bulto en una batalla.

La Autoridad se fundamenta en el respeto que inspira. Ahora bien,  ese respeto es más sólido cuanto se ve ayudado por la Jerarquía. El divino Maestro,– como autor de toda Ley–  nos dejó una Iglesia “jerárquica”,  ¡será por algo!

Satanás entendió que su mejor forma de guerrear contra la Obra de Cristo sería  la creación de la “Democracia” – ¡invento genial y eficaz!– para logar el objetivo fijado: acabar con las sociedad humana. (Lo tengo demostrado en mi conferencia en Gerona sobre el tema).

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La mejor demostración del valor de la Jerarquía nos la ofrece la organización del Ejército,  única cosa que en España aún funciona. Con la Jerarquía — en las fuerzas armadas de cualquier nación–  “no se juega”.  En todas, si  por cobardía o descuido o  “pones en peligro la vida de los otros militares” – sean jefes o soldados rasos–, te “fusilan al amanecer sin contemplaciones” porque hay cosas que deben tomarse en serio y “no jugar”. El jueguecito, aquí,  cuesta caro.

La antigua guardia civil, daba el alto, el suficiente número de veces,  si no hacías caso, la consecuencia era sabida: ¡tenían muy buena puntería! Y como todos lo sabían, nunca usaban el fusil, bastaba una palabra muy corta: “¡Alto!”. Y, la consecuencia era ésta: Una “pareja” bastaba para librar de maleantes una zona de treinta kilómetros a la redonda. Hoy, no solo no respetan a las fuerzas de orden, sino que los cretinos podemitas, les dan patadas y los imbéciles de la prensa y demás medios, los defienden y nos los presentan como “víctimas” de la fuerza bruta. Lo escribo en español puro,  de Castilla, espero no lo consideren chino.

 

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.