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Señores, desde que el verano del año 1964 me incorporé al periodismo activo raro habrá sido el 13 de julio de cada año  que no haya escrito algo sobre la muerte y el asesinato de Calvo Sotelo. Lo que quiere decir que en tantos años transcurridos (84) he leído casi todo lo que se ha escrito sobre el llamado por los nacionales «protomártir» (libros, «La noche que mataron a Calvo Sotelo», de Ian Gibson, «Por qué y cómo mataron a Calvo Sotelo de Luis Romero, «José Calvo Sotelo» de Alfonso Bullón» entre otros, novelas, ensayos, artículos, entrevistas, reportajes, editoriales y memorias). Por eso, este año, esta vez, me he propuesto centrarme en algo que casi siempre ha estado precedido o marginado por la política y la importancia del trágico acontecimiento: la detención aquella madrugada del 12 al 13 de julio de 1936, los asesinos y sus ideologías, el cruel asesinato en la camioneta número 17 y el entierro del día 14 en el cementerio del Este. Es decir, los hechos y los autores. Porque no vale decir, y ya es bastante decir, que fueron las Fuerzas de Orden Público, porque más importante que eso era saber qué ideologías había detrás de los uniformes… y ahí está lo más transcendente, que casi todos los participantes en el crimen eran socialistas (afiliados a la «JS», al PSOE o a la UGT) como puede comprobarse repasando las biografías de los sujetos.

Por tanto, que nadie se sorprenda de que no cite siquiera ni recuerde todo lo que llevó al terrible asesinato, ni la política de la II República, ni la quema de Iglesias y conventos, ni la actividad parlamentaria, ni discursos, ni pastorales, ni Gobiernos, ni luchas entre Partidos ni siquiera la «guerra civil» que se vivió en las capitales españolas entre el 16 de febrero y el 18 de julio… De todo ello he hablado y he escrito en profundidad, incluso en varios libros («Todos contra la Monarquía», «Los socialistas rompen las urnas», «Las Cortes condenan al Rey», «La tragedia de los generales españoles», «El viacrucis de los escritores españoles durante la Republica, la Guerra Civil y el exilio», «La agonía de las dos Españas», «Las dos muertes de Serrano Suñer», «La huida del Gobierno Largo Caballero», «El golpe del coronel Casado», «Las revelaciones del general Miaja» y otros), pero nunca vi tan claro ni nunca se ha dicho que, en realidad, los asesinos de Calvo Sotelo en su mayor parte fueron socialistas y socialistas muy bien relacionados con la cúspide del PSOE, desde Indalecio Prieto a Margarita Nelken, pasando por Largo Caballero, Zugazagoitia, Vidarte y otros. Por tanto, que nadie se llame a engaño ni critique el titular que he puesto a este escrito: LOS SOCIALISTAS ASESINARON A CALVO SOTELO…porque, de las 16  personas que van en la famosa camioneta número 17, 15 eran socialistas, unos miembros de las juventudes socialistas Unificadas (JSU) y otros del propio PSOE.

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Lo siento, los hechos son sagrados y la verdad debe imperar por encima de los intereses de Partido.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.