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«La medida de un hombre es lo que hace con el poder». Platón

En realidad tenía en la cabeza otro título para este artículo: “El Plan de los Incapaces”, pero me vino a la memora el título de la fantástica novela de John Kennedy Toole y, teniendo en cuenta que necio es también, según la RAE, “ignorante y que no sabe lo que podía o debía saber”, me pareció que éste encajaba a la perfección.

Hace mucho tiempo un tío mío, comunista y combatiente del lado republicano en la Guerra Civil, me dijo algo interesante. Me dijo que había que tomar la decisión de, o subirse al carro del capitalismo, o no hacerlo y dedicarse a ayudar a los demás y compartir.

Ciertamente él nunca supo en lo que me acabaría convirtiendo, políticamente hablando, ya que murió siendo yo aún muy joven. Ahora sé que estaba equivocado, que se puede ayudar y compartir desde encima del carro. Él era fiel a sus convicciones y ayudaba a su manera, enviando dinero a Cuba o trabajando por amor al arte en su sindicato.

Teníamos poco en común entonces, a lo que ideología se refiere y, menos aún hoy. Sin embargo era buena gente y creía, de verdad, que la manera correcta de pensar y actuar era la suya. Hablar con él era un placer, de la misma manera que me lo pareció el día que conocí al recientemente desaparecido Julio Anguita. Tenían una manera de pensar, pero no trataban de imponer su pensamiento y aceptaban al que no pensaba como ellos. Yo, desde luego, ni lo intento y, desde luego, respeto que otros puedan expresar pensamientos diferentes, lo que no implica que respete a quienes lo hacen.

El caso es, entrando en materia, que durante todas estas semanas y meses, se está hablando del gobierno, del Partido Socialista y de Podemos como si fueran gente normal, que no lo son.

Ellos tienen un plan, eso está claro, pero creo que traspasa la superficie y que va más allá de lo que vemos y de lo que nos cuentan unos y otros.

Por un lado están los medios subvencionados por ellos mismos que tratan de blanquear
constantemente la nefasta y negligente gestión del gobierno, tanto en la parte sanitaria como en la económica. Por otro están los que tratan de contar la verdad desde otra perspectiva diferente a la “oficial”.

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Unos, de manera evidente y otros, desde mi punto de vista, no están entrando en lo que
considero que es el Plan de los Incapaces, que no va de otra cosa que de dinero, de su bienestar y de poder vivir como ricos sin saber dar un palo al agua.

SI tenemos en cuenta que la fortuna de Nicolás Maduro es de 859 millones de euros o la de la hija de Hugo Chávez es de 851 millones (información de hace un año) o de la familia Castro, de más de 1.000 millones (información de hace 6 años), no es de extrañar que los necios incapaces que tenemos ahora en el gobierno, busquen la manera de asegurarse el futuro de manera vitalicia.

A esta gente le importa un bledo el bienestar de nadie que no sean ellos. Lo llevan demostrando desde el minuto cero con mansiones, aviones, dietas, sueldos y privilegios a los que no han renunciado, mientras nos conducen a la miseria. Que la palabra “Libertad” sea utilizada en la España de siglo XXI es, como mínimo, preocupante, pero teniendo en cuenta  que creo que serían capaces de llegar a provocar,  con sus mentiras reiteradas, una nueva guerra entre hermanos, como ya hicieron hace casi un siglo, con tal de seguir en el poder, queda todo dicho.

¿Qué mejor manera que vivir del cuento teniendo a una nación secuestrada que paga sus impuestos o que se convierte en dependiente del Estado? Eso es comunismo: lo más antidemocrático y alejado de la igualdad que te puedes echar a la cara.

Además sus consignas funcionan muy bien. Ayer mismo tuve una conversación con un votante de Podemos y la conclusión a la que había llegado era que “a ver si aprendemos de todo esto porque la contaminación ha bajado y nos estábamos cargando el planeta”. De las decenas de miles de muertos y los millones de parados, nada.

Incluso me invitó a que mirara cómo hacerme con la “paga vitalicia”. Otra amiga socialista me decía que qué mala suerte ha tenido el gobierno con la pandemia. Es inútil discutir, es como hablarle a una pared, así que, por higiene mental, prefiero no hacerlo. Prefiero escribir estos artículos y compartir mi opinión con quien me quiera leer, con la esperanza de hacer ver que hay otra manera de interpretar la realidad y que es posible que esta manera sea más real.

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Es evidente que mentir, manipular, esconder, tergiversar y estar entre los campeones del mundo en fallecidos, infectados en la sanidad, caída de la economía y millones de nuevos parados, se encaja dentro del plan y no pasa nada. Se sale en la tele y se le dice al rebaño que somos los mejores. Utilizar una situación de crisis para dictar nuevas leyes y restringir libertades, está dentro del plan y no pasa nada. Se paga a la prensa y se le dice al rebaño que salimos más fuertes. El plan es perpetuarse y pasar a formar parte de la gente rica del mundo, sin trabajar y viviendo de los demás y ¿no pasa nada?

Esperemos que sí pase y que pronto cambiemos la situación aquí. Vivimos en una civilización basada en la deuda, el poder financiero y el dinero, cosa que no me gusta nada, pero lo que está claro es que los países que se salen, son un desastre para sus ciudadanos aunque claro, no así para sus dirigentes y, precisamente por eso, estos incompetentes tratan de buscar la manera de quedarse para siempre.

Hace años se decía que si todos los chinos de China daban un salto a la vez, provocarían un gran terremoto. Yo decía que si China despertaba, el mundo cambiaría y vaya si ha cambiado.

Han encontrado la fórmula de seguir manteniendo al pueblo oprimido y sin respetar los
derechos humanos en una especie de súper-capitalismo comunista que ha encajado en el mundo de la economía de consumo y nadie habla de todo lo malo para poder comprar más barato allí sin sentirse culpables.

En definitiva, debemos tener cuidado con La Conjura de los Necios o El Plan de los Incapaces, que sólo piensan en su poder, sus privilegios y su estatus, sabiendo que a los demás nos van a dar pomada.

Autor

REDACCIÓN