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Como era fácil predecir[1], mentir sobre la viruela del mono para “proteger” al “colectivo homosexual” ha tenido como consecuencia la propagación de la enfermedad. Tanto empeño por esconder que es una enfermedad de transmisión sexual, y más concretamente, homosexual; todo ese afán por evitar “la estigmatización del colectivo gay”, al final, ha conducido a que los principales difusores y afectados hayan menospreciado el peligro y, como era previsible, se haya disparado el número de contagios: 4.298 casos reconocidos sólo en España a 29 de julio de 2022.
Ya expusimos en su momento la siniestra complicidad de la Administración central y autonómica madrileña en engañar a la ciudadanía negando cualquier vinculación entre la enfermedad y determinas prácticas sexuales; a pesar de que fue en una sauna gay de Madrid donde se originó el primer gran brote de viruela del mono en España. Ahora bien, si desde los organismos sanitarios españoles se mentía descaradamente declarando que la viruela del mono “no es una enfermedad de transmisión sexual”, debe añadirse que no eran los únicos. Más bien, nuestras instituciones parecían seguir a pie juntillas las directrices de instancias superiores en un marco global.
Como puede comprobar cualquiera sin esfuerzo en internet, la propia Organización Mundial de la Salud envuelve en eufemismos engañosos la información relativa a la viruela del mono en su página web, por ejemplo, en la misma formulación de la pregunta: “¿Cómo se propaga la viruela símica de persona a persona?”
Valga aclarar que según la doctrina de lo políticamente correcto, ya no se puede decir “hombre homosexual”, sino “persona homosexual”; y dado que esa persona puede sentirse mujer o transexual, o declararse “queer”, bisexual o intersexual, y además está prohibido vincular al colectivo LGBTI con enfermedades o cualquier cosa negativa por las que puedan sentirse “agredidos”… Pues mejor lo dejamos en “persona” y que cada cual se haga su idea. No es mentir, claro, “sólo” ocultar la verdad, pero si hay que elegir entre informar a la ciudadanía de un problema de salud pública y no ofender al “colectivo”, no cabe la menor duda de que para algunos, incluido el organismo internacional citado, prima lo segundo.
Dicho lo anterior, la respuesta de la OMS a la cuestión de “¿cómo se propaga la enfermedad?” es absolutamente espectacular: “La viruela símica se propaga de persona a persona mediante contacto directo con alguien que tiene una erupción cutánea de viruela símica, en particular mediante contacto cara con cara, piel con piel, boca con boca o boca con piel, incluido el contacto sexual”[2]. Es decir, por contacto físico ligado a escarceos o prácticas sexuales, aunque esta vía, el sexo, figure casi por accidente al final de la enumeración… ¡Como si no fuera la primera fuente de contagio!
La complicidad de las instituciones internacionales, estatales y autonómicas en ocultar la realidad no puede sorprendernos. Del mismo modo en que nos imponen la Agenda 2030 sin preguntar, o nos asustan con alertas climáticas, ellos deciden con qué debemos alarmarnos y con qué no. Mienten descaradamente a todas horas y sus mentiras son ridículas, pero sus trolas se difunden masiva y eficazmente merced a los medios de comunicación. Y aun así, resulta patético el empeño de estos medios por construir una realidad paralela. Por poner sólo un ejemplo, el recientísimo 28 de julio, en Televisión Española se daba voz a una “persona”, naturalmente representante y portavoz de todo “el colectivo”, para victimizarlo todavía un poquito más y vender la burra coja de que a los homosexuales “se” los maltrata “también” a propósito de la viruela del mono: “No se puede estigmatizar a las personas homosexuales como se está haciendo (con la viruela del mono) […] Nos recuerda otros tiempos, cuando pasó lo mismo con el SIDA”. Efectivamente, pasó lo mismo con el VIH, que se propagó sin control en los locales “de ambiente” de San Francisco. Y hoy en día, perdido el miedo a la enfermedad merced a tratamientos que permiten una vida normal, sigue propagándose en Occidente[3]. Aunque el rollo de la discriminación ya no funcione exactamente así, como cuenta esta “persona”. Más bien, es al revés: se margina al que denuncia, por ejemplo, que la Ley de protección de datos propicia la promiscuidad, las prácticas de riesgo y, en consecuencia, la extensión de los contagios. Así mismo, es anatema decir que el Ministerio de Sanidad y las consejerías autonómicas de Salud incentivan los comportamientos sexuales negligentes sufragando con dinero público miles de tratamientos de VIH pre y post exposición. Y no hay periódico, radio, “bloguero”, “influencer”, ni nadie en las redes que se atreva a señalar el incremento disparatado de contagios y del gasto sanitario en relación con la “semana del orgullo”. Nunca verán en ningún medio un artículo o un reportaje sobre esta realidad en los hospitales; ni jamás una entrevista a algún médico respecto este asunto; ni encontrarán el más mínimo interés en ningún periodista por desvelar la cruda realidad registrada por los departamentos de enfermedades infecciosas en lo tocante a prácticas sexuales de riesgo. Por cierto, que en todo esto del fomento del turismo sexual y prácticas de riesgo también tienen su parte alícuota las consejerías de Turismo y Cultura, aunque suele olvidarse mencionarlas.
Por otra parte, aunque sin salirnos del tema, ya se han dado casos de niños infectados por viruela del mono[4]. Sin embargo, es tabú vincular homosexualidad y pederastia. Algo tan obvio y repugnante como antiguo: el mismo Platón trató el tema en “El banquete”, “Fedro” o “Las leyes”.
Tampoco se habla de la irresponsabilidad de hombres casados con hijos que tienen relaciones homosexuales fuera del matrimonio; y al parecer resulta muy incómodo plantear que en parejas homosexuales que adoptan niños también se dan “infidelidades” y que así se contagian enfermedades.
Desde luego, hay que ser un verdadero “artista” para escribir sobre cualquier tema sorteando la censura de lo políticamente correcto. De hecho, es imposible, a menos que seas cómplice activo de tal censura y un hábil mentiroso.
[1] https://elcorreodeespana.com/politica/675137461/Maricones-y-mentirosos-Por-Filipides.html
[2] https://www.who.int/es/news-room/questions-and-answers/item/monkeypox
[3] El problema de las enfermedades infecciosas de transmisión sexual es tan evidente y grave que hoy mismo, en 2022, una importante clínica madrileña anuncia ¡en la radio! test para VIH, sífilis y gonorrea. La estadística es elocuente: https://www.epdata.es/datos/enfermedades-transmision-sexual-espana-graficos/666
[4] https://elpais.com/sociedad/2022-07-01/los-primeros-diagnosticos-del-brote-de-viruela-del-mono-en-ninos-preocupan-a-la-oms.html
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