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EL MILAGRO ESPAÑOL, llamado así por el Japón, fue producto de una inmejorable dirección de presente y futuro, junto a un pueblo trabajador

En la época más fructífera, jamás conocida en el mundo, la España del Régimen católico y patriótico de D. Francisco Franco, se construyeron Mega Estructuras, para uso, disfrute y beneficio de sus ciudadanos.

En la época más fructífera, jamás conocida en el mundo, la España del Régimen católico y patriótico de D. Francisco Franco, se construyeron Mega Estructuras, para uso, disfrute y beneficio de sus ciudadanos.

¡FRANCO SIEMPRE PENSABA EN TODO, PARA QUE SU PUEBLO SALIERA DE LA RUINA Y SE CONVIRTIERAN EN HOMBRES LIBRES, CATÓLICOS, CON EDUCACIÓN, ESTUDIOS Y CUBIERTAS TODAS SUS NECESIDADES!

Al parecer, nuestro Caudillo, según el rojerío nacional y los gusanos traidores, solo hizo esta fantástica obra, que la odian por su belleza, religiosidad, una Obra escultural, monumental y museística al aire libre,  única en el mundo, pero estas gentuzas, se olvidan deliberadamente de todas las Mega Estructuras que hizo, para el bien de todos los ciudadanos españoles, también para LOS ROJOS  perdedores, los de la Hoz y el Martillo que solo las usaron para asesinar a inocentes católicos.

Están empeñados en destruir el Templo y los monumentos que le rodean, así como la Cruz más alta del mundo, sin embargo, no quieren dinamitar los cientos de pantanos, millones de pisos, carreteras, redes de alta tensión, las Universidades,  la Seguridad Social, …. Y tantas excelsas Obras, que realizo en solo 36 años.

RECINTO Y CONSTRUCCIONES DE EL VALLE DE LOS CAÍDOS:

 

Ante tan ingente Obra, quizás la más importante del mundo durante siglos, me veo en la obligación de dividirla en varios episodios o capítulos, para mejor comprensión y poder explicar las grandiosas características del Recinto del Valle de los Caídos.

VALLE DE LOS CAÍDOS

LA BASÍLICA PONTIFICIA (2ª parte):

EL ACCESO AL CRUCERO

Una vez que se suben las escaleras de la nave dirigiéndose hacia el crucero, se observan a los lados ocho estatuas sobre sendas pilastras, obra de Antonio Martín y Luis Sanguino, con la cabeza inclinada y cubierta, invitando a una actitud de respeto y silencio, porque el visitante se encuentra en un espacio sagrado y concretamente en un gran cementerio de guerra. Representan a contendientes caídos en la guerra por tierra, mar y aire y como voluntarios.

 

 Al principio, a la izquierda, se halla una loseta por la que se desciende a un centro de detección de terremotos y de otros estudios científicos: el Laboratorio de Geodinámica y de Mareas Terrestres del Valle de los Caídos, dependiente de la Facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (C.S.I.C.), que cuenta también con otras instalaciones en el Poblado y en la base de la Cruz.

EL ALTAR

Al llegar al centro del crucero, sobresale el altar de granito, sobre el cual se alza un magnífico Cristo crucificado del escultor Julio Beovide y policromado por Ignacio Zuloaga, destacado pintor de la época. En la Santa Misa, durante la consagración, se apagan todas las luces de la Basílica y quedan iluminados únicamente el Cristo y el altar, favoreciendo el ambiente de misterio y recogimiento que busca la liturgia.

En los frontales del altar se observan relieves en metal de José Espinós: al frente, el Santo Entierro; en la parte posterior, la Última Cena. A sus lados, se ve el conjunto del “Tetramorfos” o símbolos de los cuatro evangelistas: el toro de San Lucas, el león de San Marcos, el ángel de San Mateo y el águila de San Juan.

EL ENTORNO DEL PRESBITERIO: LOS ARCÁNGELES

En torno al presbiterio descuellan las imágenes de cuatro grandes arcángeles de bronce, de 7 m. de altura, obra de Ávalos: tres cuyos nombres son conocidos por textos canónicos de la Sagrada Escritura y otro por ciertos libros apócrifos del Antiguo Testamento: San Rafael, San Miguel, San Gabriel y San Uriel (Yezrael o Azrael).

San Rafael es uno de los siete arcángeles y resulta conocido por el libro de Tobías o Tobit. Aparece representado conforme al papel que desempeñó en esta historia, con el bastón de peregrino como guía del personaje del libro y con el pez con cuya hiel curó su ceguera.

San Miguel aparece con la espada, como triunfador sobre la rebelión de Luzbel o Satanás, según se describe o se alude en relatos como el libro de Daniel, la carta del Apóstol Judas y el Apocalipsis.

San Gabriel sostiene una azucena, en referencia a su misión de haber anunciado a la Santísima Virgen que en su seno se encarnaría el Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo. También había anunciado previamente a Zacarías el nacimiento de San Juan Bautista, precursor del Redentor.

San Uriel, como fue conocido en la Edad Media cristiana sobre todo a partir de San Isidoro de Sevilla, es el Yezrael o Azrael de los judíos y está representado de la misma forma en que éstos lo hacen: con la cabeza inclinada y cubierta y las manos en alto en actitud orante. Es el arcángel que −según algunos relatos apócrifos del Antiguo Testamento no considerados como inspirados por Dios, si bien la Tradición judía y cristiana ha aceptado algunos elementos de ellos− presenta los difuntos ante Yahveh: de ahí también que es el que presenta las almas de los caídos ante Dios. De los cuatro arcángeles de la Basílica, es el que más llama la atención de los visitantes.

Delante del altar se halla situada la tumba de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, en representación de todos los caídos sepultados. En el lado opuesto, se encuentra la tumba de Francisco Franco, Jefe del Estado y fundador del monumento.

El crucero se ve completado por tres frentes: al final de la Basílica, el coro; en el lado derecho, la Capilla del Sepulcro; y a la izquierda del crucero, la Capilla del Santísimo.

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EL MOSAICO DE LA GRAN CÚPULA

 

Sobre el crucero se alza la magnífica cúpula con un mosaico de Santiago Padrós. De frente, se observa en el centro la imagen, típicamente bizantina y románica, del “Pantocrator”: Cristo todopoderoso, Rey y Juez, en majestad, con el libro de la Vida en el que aparece inscrita la frase “Ego sum lux mundi” (“Yo soy la luz del mundo”). La típica “mandorla o almendra mística” del arte románico que le rodea está conformada por alas de serafines y querubines. La presencia de los ángeles en el Cielo está claramente representada asimismo por otros más en el mosaico, con incensarios y espadas, según las descripciones simbólicas de algunos textos del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Por debajo de Cristo se observa el tema del triunfo o la exaltación de la Santa Cruz, titular del santuario. La “Vera Cruz”, la verdadera cruz de Nuestro Señor, está siendo ensalzada sobre el Monte Calvario, donde se descubren las de los dos ladrones que fueron crucificados a sus lados.

A la derecha de Jesucristo se sitúa un grupo amplio de santos españoles con Santiago el Mayor a la cabeza, y a la izquierda otro de mártires españoles presididos por San Pablo (es decir, los dos Apóstoles que, según la tradición, vinieron a predicar a España). Se encuentra aquí resumida toda la Historia de España como nación católica.

Desde el lado opuesto, en el centro se sitúa el grupo de la Asunción de la Virgen, elevada al cielo por ángeles desde una montaña que representa la de Montserrat. La representación de Montserrat se debe a los siguientes motivos: la Virgen de esta advocación es la Patrona de Cataluña, Padrós era catalán (concretamente de Tarrasa), además su esposa tenía ese nombre y en cierto momento estuvo a punto de venir una comunidad de monjes benedictinos de Montserrat a hacerse cargo del santuario, antes de que se tratara con la Abadía de Silos. Sobre la montaña se descubre la sierra de carpintero, de tal modo que está plasmado así el escudo de la Abadía de Montserrat. En la propia montaña, por otro lado, existe una vieira, venera o concha de Santiago, en alusión al nombre del artista, y la inscripción referente a su elaboración por él.

A los lados del grupo de la Asunción de la Virgen están los caídos civiles y religiosos y los caídos militares en la Guerra de 1936-39.

El mosaico, de más de cinco millones de teselas, fue elaborado en plano en el Teatro Real de Madrid, con la dificultad de tener que incorporarlo luego a un plano abovedado, de cúpula, lo cual se hizo por el denominado método indirecto. Por eso, una vez instalado, Padrós observó que entre la columna central de ángeles del grupo de la Asunción (la única columna diseñada originalmente) y los dos grupos de caídos, especialmente el de los contendientes, había un espacio muy grande. Para romper esa distancia, ya sobre el sitio decidió levantar otras dos columnas laterales de ángeles de tamaño más pequeño y juguetones.

El genio artístico de Padrós le llevó a realizar retratos reales de personajes, tanto históricos (algunos santos, por ejemplo San Ignacio y Santa Teresa), como otros que dibujaba en el Metro de Madrid para plasmarlos en el mosaico, y como su propio autorretrato y el de su esposa, o bien el de otros personajes notables de la época (entre ellos, Miguel de Unamuno en el papel de San Raimundo de Fitero).

Para salvar el mosaico de las humedades que se preveían y que de hecho se observan a simple vista en varias partes de la Basílica, Diego Méndez construyó una doble cúpula: sobre la del mosaico, que está recubierta por una capa de tela asfáltica que la impermeabiliza, existe un vano muy amplio y otra cúpula superior.

EL CORO

Detrás del presbiterio, en el coro, se sitúan los monjes y la Escolanía durante la Santa Misa. Cuenta con una sillería de nogal labrada por Ramón Lapayese con escenas de guerra medieval. Según el autor, el tema era libre. Desde luego, la referencia a las Cruzadas medievales parece evidente, sobre todo porque en algunos de los casetones se observan viviendas del estilo de las existentes en Tierra Santa, además de otros muchos detalles que apuntan en esa dirección.

En alabastro hay unas imágenes en relieve de santos benedictinos, unos de ellos con el hábito normal y otros con el coral o cogulla, y dos figuras de bulto redondo del mismo material: San Benito de Nursia con el libro de la Santa Regla que redactó para legislar la vida de sus monjes, y San Francisco de Asís con un crucifijo en sus manos.

 

LA CAPILLA DEL SEPULCRO

En el lado derecho del crucero se encuentra la Capilla del Sepulcro con tres esculturas de Lapayese: un magnífico Cristo yacente y las imágenes del Calvario, es decir, la Virgen María y San Juan Evangelista. En el techo se observa un mosaico de Santiago Padrós (el autor del gran mosaico de la cúpula), que representa el Santo Entierro.

LA CAPILLA DEL SANTÍSIMO

Por fin, a la izquierda del crucero está la Capilla del Santísimo, donde se halla el mayor tesoro de la Basílica: Jesús Sacramentado. Está custodiado en un sagrario de plata de Espinós, en el que se observan los relieves de los Apóstoles y otros motivos.

Detrás de él hay un retablo de estilo gótico flamenco del siglo XV (pero es del XX), en el que está representada la Santísima Trinidad en una escena de dolor: el Padre, con el Espíritu Santo en forma de paloma, sostiene al Hijo muerto en sus brazos, mostrando al mundo hasta dónde ha llegado el amor de Dios a los hombres. Se halla franqueado por las imágenes de seis apóstoles. Bajo el altar se descubren otras pinturas de santos de estilo semejante.

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La capilla está coronada en su techo por un mosaico de la Ascensión de Jesucristo, obra de Victoriano Pardo. De este modo, en las dos grandes capillas laterales nos encontramos con representaciones de la Pasión y Muerte y de la Gloria como misterios centrales del cristianismo, a la vez que guardan relación con la presencia de tantos caídos de la guerra en el lugar, que se convierte de este modo en un santuario de esperanza en la vida eterna.

Órgano de la Basílica del Valle de los Caídos. Año 1968

https://www.youtube.com/watch?v=uFJ8Snw1S8A&ab_channel=PabloLinares

ALTAR MAYOR DE LA BASÍLICA

El Altar Mayor en el centro del crucero es un enorme monolito de granito pulimentado de 8.000 kilos. En un lado se representa la Santa Cena y en el otro el Santo Entierro,y en el centro, la cruz de un madero de enebro, elegido por Franco en el bosque de Riofrío, la imagen de Jesucristo, tallado por Beovide y cromado por Zuloaga. A los lados cuatro arcángeles de bronce de Juan de Ávalos. La capilla del Entierro está a la derecha del crucero y la del Santísimo a la izquierda En el fondo el Coro con 70 sitiales de madera de nogal realizados por los hermanos Lapayesse.

La Basíllica tiene diez osarios, dos de ellos, en las capillas del cruceros albergan los restos de unas cincuenta mil personas de de los caídos en la Guerra Civil española de ambos bandos. Delante del Cristo, en lugar preferente están los restos de José Antonio Primo de Rivera y detrás los de Francisco Franco Bahamonde.

LA BÓVEDA

La Bóveda mide 40 metros de diámetro y 41 de altura tiene 1.500 m. cuadrados de mosaico y es de estilo bizantino. En el mosaico de la Bóveda, de bella policromía, el artista Santiago Padrós supo plasmar un grandioso cántico de resurrección y gloria. En la parte central la figura del Padre Eterno, orlado por una corona de ángeles. En ritmo ascendente llegan hasta la multitud de santos héroes y mártires. En la parte de la derecha Santiago Apóstol capitanea a cuarenta y dos santos héroes.En la izquierda, en ascensión San Pablo encabeza a treinta y cuatro santos mártires. A ambos lados, y siguiendo a los grupos, ascienden al Juicio de Dios composiciones de héroes y mártires españoles. Enfrente del Padre Eterno, y como Mediadora Universal, la Santísima Virgen, rodeada de una corte de serafines

Pero lo más llamativo es cuando el turista entra en la “cueva cósmica”, y llega al altar mayor y eleva los ojos al cielo y ve el gigantesco mosaico de Santiago Padrós, como magna quintaesencia del espíritu de «cueva cósmica» el gigantesco mosaico. No sólo es excelsa su calidad, sino también su dinámica en la reflexión de la luz y en la organización del espacio. Sin un mosaico reflejante de muy suaves y variadas intensidades cromáticas, textuales y angulaciones de las teselas, el ámbito de la basílica tendría una luz y una conformación espacial diferente de las que tiene. La época de máximo esplendor del mosaico no se dio en la antigüedad clásica sino en Bizancio, pero es posible que tras la caída de Constantinopla ningún musivario (autor de mosaicos) haya recuperado el temblor y la luz de los bizantinos con tanta sensibilidad como Santiago Padrós. Todo en él es sencillo, y los más de 1.500 metros cuadrados de la superficie de la cúpula se llenan con cuatro procesiones de mártires y de santos que ascienden con ponderada movilidad rítmica hasta la gloria de un Cristo sedente en majestad, que ha sido, acertadamente, considerado como una versión moderna del Pantocrátor medieval. Una quinta procesión asciende hasta la dulce imagen de la Virgen María. Todas las procesiones se hallan guiadas por ángeles o arcángeles de grandes alas. Entre las procesiones y las imágenes de Jesús y su Madre hay grandes espacios sin figuras que ocupan la mitad de la superficie de esta obra maestra. Son de teselas amarillas, el más luminoso de todos los colores y tiene tonalidades tan diversas y claras que intensifican de gran manera la refulgencia de su luz que envuelve el altar mayor con sus reflejos vibrantes. En las figuras predominan los dos colores casi únicos el blanco y el azul claro. Padrós recuperó, en la refulgencia de las teselas y en su luz aleteante, el mejor e imperecedero espíritu de Bizancio y realizó, al conseguirlo, el más alígero de todos los mosaicos de los tiempos modernos. Es una obra que nos transporta, que nos hace ver en ella un símbolo de la “sabiduría de Dios”, que nos permite intuir la plenitud de sentido de esa gran rotonda a la que transfigura con su luminosidad en una entrega, haciendo una dejación similar a la de los versos inefables de San Juan de la Cruz:
Quedéme y olvidéme
El rostro recliné sobre el amado
Cesó todo y dejéme
Entre las azucenas olvidado.

Vista del interior de la Basílica en construcción.

 

Vista de los andamiajes durante la construcción del mosaico de la Bóveda con casi 6 millones de teselas. Sin duda la joya de la Basílica. Representa la Resurrrección y la Gloria.

 

Bóveda de membrana de la cúpula por la parte superior donde está pegados cerca de 6 millones de teselas. Toda la Basílica esta cimbrada y la Bóveda de membrana está dos metros más abajo y aunque hay filtraciones de agua como está plastificada sale por las atarjeas, sino lo que hizo el artista Santiago Padrós en cuatro años se estropearia con una gotera.

Autor

REDACCIÓN