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«José Sainz Nothnagel», montañés de origen e hijo de madre alemana, ya de muy pequeño se trasladó a vivir a Estados Unidos (Nueva York), donde su padre abrió un negocio de garaje con autoescuela.
A principios de 1922, la familia regresa a España y nuevamente Pepe se desplaza a Berlín para conocer a su familia materna, ciudad en la que estudia hasta la mayoría de edad.
De vuelta a España saca las oposiciones de Técnico del Patronato Nacional de Turismo, siendo destinado a Toledo.
Allí le llegan noticias de un nuevo movimiento político, el MES (Movimiento Español Sindicalista), ideario que comparte plenamente, trasladándose de inmediato a Madrid para conocer personalmente a «José Antonio», iniciando una amistad personal y una camaradería política hasta el final de sus días.
El 29 de octubre de 1933, junto con otros camaradas toledanos, asiste al mitin del Teatro de la Comedia, a partir de ese momento el compromiso de Pepe Sainz con la Falange es indestructible, por ello es nombrado Jefe Provincial de la Falange toledana, cuya sede se encontraba en la misma Plaza de Zocodover.
Desde el principio de la andadura de la Falange toledana, se producen varios enfrentamientos con militantes izquierdistas, tanto en la capital como en diversos pueblos de la provincia, en uno de ellos Pepe es herido de un navajazo.
En el mes de febrero de 1935, la Falange hace su presentación oficial en el Cine Moderno de Toledo, donde hablan entre otros Pepe Sainz y José Antonio, el aforo del cine estaba totalmente completo, lleno de camaradas en su mayoría de los pueblos toledanos.
José Antonio nombra a Pepe Sainz «Consejero Nacional de la Falange» y miembro de su Junta Política, Pepe ya es uno de los principales dirigentes nacionales de la Falange, y por ello sufre diversas detenciones y persecuciones, a pesar de lo cual la Falange toledana siguió creciendo.
Cuando se produce el levantamiento armado de la Falange y el Ejército contra el Gobierno del Frente Popular, Pepe Sainz estaba preso en la cárcel de Alcañiz, siendo liberado de inmediato por la Falange local y partiendo hacia Zaragoza para organizar las milicias falangistas.
Se trasladó a Burgos, y después de formar una Centuria de Falange, inició el combate.
Pero para Pepe Sainz su mayor y principal objetivo era entrar en Toledo y liberar a su Alcázar del asedio marxista, para ello se unió a una de las columnas que avanzaban desde el sur, ocupando Navalmoral de la Mata a finales de agosto, pero a principios de septiembre su alto cargo en la Falange le obligó a desplazarse a Valladolid para celebrar la primera reunión de mandos falangistas durante la guerra, aunque finalizado el Consejo no perdió ni un minuto para volver al combate.
En la toma de Talavera, Pepe es herido de metralla en la mano derecha y en la pierna, y se le amputó un dedo.
Sin curar prácticamente la herida, se unió a la columna que avanzaba hacia Toledo y el 27 de septiembre participa al mando de una Centuria de Falange en la liberación del Alcázar.
A partir de ese momento, y teniendo en cuenta que Pepe Sainz posiblemente era el dirigente falangista con más alto cargo dentro de la zona nacional, a Pepe se le encomiendan labores de tipo político para reorganizar la Falange en Estado de Guerra, y se desplaza a Berlín donde crea la Falange Española en Alemania.
De vuelta a España reorganiza la Falange toledana, y las Centurias que siguen partiendo hacia el frente.
En los graves incidentes de Salamanca de abril de 1937, ante la unificación de la Falange decretada por el General Franco, Pepe Sainz apoya sin fisuras a Manuel Hedilla como nuevo Jefe Nacional de la Falange e incluso es él mismo quien personalmente manda el famoso telegrama a todas las Jefaturas Provinciales de la Falange (telegrama que posteriormente fue la principal prueba de cargo para condenar a muerte a Manuel Hedilla).
A pesar de su apoyo incondicional a los rebeldes al decreto de unificación y por tanto, a la nueva Falange franquista, Pepe Sainz logró esquivar la represión dentro de los mandos falangistas, y ni fue detenido ni sometido a Consejo de Guerra.
Al finalizar la guerra, Pepe Sainz no aceptó ningún cargo de tipo político dentro del nuevo «Movimiento», y ello a pesar de que como hemos dicho, era uno de los máximos dirigentes de la Falange que lograron sobrevivir, y durante un corto espacio de tiempo, únicamente colaboró en labores sociales de asistencia en la recién creada «Educación y Descanso».
Al poco tiempo, abandona toda actividad política en el Régimen y se dedica a sus negocios personales, hasta que en 1948, un viejo camarada le avisa de que su apoyo a Hedilla y su negativa a aceptar la nueva «francofalange», no se había olvidado en las altas esferas, y que le estaban preparando una encerrona, ya que parece ser que había aparecido un alijo de armas en un terreno de su propiedad, armas supuestamente relacionadas con un robo.
Pepe Sainz de inmediato comprendió la gravedad de su situación, y siendo conocedor de que su incasable lucha en la Falange no le iba a valer para nada, sino muy al contrario, molestaba en el nuevo estado, sin pensárselo dos veces huye de España y se exilia en Méjico.
Allí inicia una nueva vida trabajando para las líneas aéreas mejicanas en las que llega a ocupar un puesto de alta dirección, forma una nueva familia, y en 1960 se traslada a Estados Unidos donde sigue trabajando en varias aerolíneas norteamericanas, jubilándose en Dallas, donde falleció el 26 de junio de 1984.
Pepe Sainz fue siempre un ejemplo y referente para los falangistas que no aceptaron el régimen del General Franco, su negativa a figurar como alto cargo de la nueva «francofalange» y su posterior exilio para evitar una más que segura e injusta grave condena de cárcel, le sirvió para mantener viva, aunque lejos de España, la imagen de la Falange revolucionaria de José Antonio.
Existe publicado un libro sobre la figura de Pepe Sainz titulado «Una vida al servicio de la Falange», efectivamente no encuentro ninguna otra frase más apropiada para recordar al gran luchador de la Falange.
 
 
(Foto inédita de Pepe Sainz, en plena Guerra Civil, mostrando el guion de Mando de una Centuria de Falange en un vehículo de una columna militar. Como se observa en la fotografía, Pepe Sainz solo ostenta como emblema de su jerarquía los cordones rojinegros que José Antonio en persona le regalara en prueba de su cargo de Consejero Nacional y Jefe Provincial de la Falange de Toledo. Foto del Archivo de los Guardianes de la Memoria Azul).

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REDACCIÓN
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